El viento soplaba con fuerza esa tarde cuando Althea llegó a su nuevo hogar. La pequeña ciudad se extendía ante ella, envuelta en un aura de misterio y tranquilidad. Habían pasado semanas desde que su madre tomó la decisión de mudarse, dejando atrás la bulliciosa vida en la ciudad por un cambio radical en un lugar remoto y desconocido. Althea miró por la ventana del automóvil, observando cómo los altos pinos y los imponentes picos de montaña se alzaban en el horizonte.
Finalmente, el automóvil se detuvo frente a una casa de campo encantadora, con un jardín repleto de flores y un frente acogedor. Althea salió del automóvil, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Este sería su nuevo comienzo, un cambio que había esperado con ansias pero que también la llenaba de incertidumbre.
Mientras ayudaba a su madre a descargar las maletas, Althea echó un vistazo a su alrededor, tomando nota de los detalles que harían de este lugar su hogar. El aire fresco y limpio era un cambio bienvenido del humo y el ruido de la ciudad. La tranquilidad del entorno la envolvía, y por un momento, Althea se permitió imaginar las aventuras que le esperaban en su nueva vida.
Después de desempacar, madre e hija se sentaron en el porche, disfrutando del suave murmullo del viento y el canto de los pájaros en los árboles cercanos. Hablaron sobre sus esperanzas y sueños para el futuro, compartiendo la emoción de comenzar de nuevo en un lugar donde cada día prometía nuevas posibilidades.
La noche cayó lentamente sobre la ciudad, y Althea se acostó en su nueva cama, sintiendo una mezcla de emociones mientras contemplaba el techo oscuro. La oscuridad de la habitación era reconfortante, y poco a poco se dejó llevar por el sueño, ansiosa por descubrir lo que el mañana traería.
Los días siguientes fueron un torbellino de actividad mientras Althea y su madre se establecían en su nuevo hogar. Exploraron la ciudad juntas, encontrando tiendas pintorescas y cafeterías acogedoras. Conocieron a los vecinos, quienes les dieron la bienvenida con los brazos abiertos y les contaron historias sobre la historia intrigante de la ciudad.
Pero a medida que Althea se familiarizaba con su entorno, comenzó a notar algo extraño en el aire. Había rumores de sucesos inexplicables, de sombras que se movían en la oscuridad y de susurros que flotaban en el viento. Al principio, Althea los descartó como simples supersticiones, pero a medida que los días pasaban, comenzó a preguntarse si había algo más en juego.
Una tarde, mientras caminaba por las calles adoquinadas de la ciudad, Althea se detuvo frente a una tienda antigua. La fachada estaba cubierta de enredaderas retorcidas, y una sensación de inquietud se apoderó de ella mientras observaba las sombras danzar en las ventanas.
Decidió entrar, curiosa por descubrir el misterio que se escondía dentro. La campanilla sobre la puerta tintineó suavemente cuando Althea cruzó el umbral, sumergiéndose en la penumbra de la tienda. Estanterías llenas de libros antiguos se alineaban a lo largo de las paredes, y el olor a polvo y tinta llenaba el aire.
Althea se acercó a una mesa cubierta de pergaminos y manuscritos, examinando los títulos con interés. Uno en particular llamó su atención: "Secretos de la Ciudad: Mitos y Leyendas". Con manos temblorosas, abrió el libro y comenzó a hojearlo, leyendo historias sobre criaturas sobrenaturales que vagaban por la ciudad y las batallas épicas entre el bien y el mal.
Mientras leía, una sensación de inquietud se apoderó de ella. ¿Podrían ser ciertas estas historias? ¿Existían realmente ángeles y demonios entre ellos, luchando por el destino de la humanidad? Althea no estaba segura de qué creer, pero una cosa era segura: había algo extraño en la ciudad, y estaba decidida a descubrir la verdad.
Con el corazón latiendo con fuerza, Althea cerró el libro y se dirigió hacia la puerta. La noche caía sobre la ciudad, y en la oscuridad, algo parecía acechar en las sombras. Determinada a desentrañar el misterio que rodeaba a su nuevo hogar, se adentró en la noche, lista para enfrentar lo que sea que encontrara en su camino.
Althea caminaba por las calles de la ciudad, con la luz de la luna iluminando su camino. Las sombras se alargaban a su alrededor, creando figuras extrañas y misteriosas. A pesar de la calma aparente, sentía una inquietud en el aire, como si algo la estuviera observando desde las sombras.Las palabras del libro que había leído en la tienda antigua resonaban en su mente. Historias de ángeles y demonios, de batallas entre el bien y el mal, y de seres sobrenaturales que vagaban por la tierra. Aunque parecían fantasías, algo en su interior le decía que había más verdad en esas páginas de lo que estaba dispuesta a admitir.Perdida en sus pensamientos, Althea no se dio cuenta de que había llegado a un claro en el bosque, un lugar apartado y tranquilo, donde la ciudad parecía un recuerdo lejano. Se detuvo y miró a su alrededor, disfrutando del silencio y la serenidad del lugar. De repente, un crujido la sacó de su ensueño."¿Quién anda ahí?" preguntó, tratando de mantener la calma. La respues
Los días siguientes transcurrieron en una extraña calma. Althea intentó llevar una vida normal, pero su mente volvía constantemente a la noche en el claro y a las revelaciones de Gabriel y Lucian. Cada vez que se encontraba sola, sus pensamientos la llevaban de regreso a esos momentos, y la sensación de que algo importante estaba a punto de suceder nunca la abandonaba.En la escuela, Althea intentaba concentrarse en sus clases, pero sus pensamientos siempre divagaban. Se preguntaba si alguno de sus compañeros de clase tenía alguna idea de lo que realmente sucedía en la ciudad, si alguna vez habían notado algo extraño. Pero no se atrevía a preguntar. Temía que la tomaran por loca.Un día, mientras caminaba por el pasillo entre clases, se encontró con una chica de su edad que parecía diferente a los demás. Tenía el cabello oscuro y los ojos penetrantes, y había algo en su aura que captó la atención de Althea. Decidió hablar con ella."Hola, soy Althea," dijo, sonriendo.La chica la miró
Los días siguientes, Althea y Lina se dedicaron a explorar la ciudad, buscando pistas sobre la historia sobrenatural del lugar. Visitaban bibliotecas antiguas, hablaban con ancianos que parecían saber más de lo que decían y exploraban lugares que eran mencionados en los viejos libros y pergaminos.Una tarde, mientras caminaban por un sendero poco transitado en el bosque, Lina se detuvo de repente. "Aquí," dijo, señalando un claro oculto por la densa vegetación. "Este lugar solía ser un sitio sagrado, según los registros antiguos. Los lugareños lo llamaban 'El Círculo de los Eternos'."Althea miró a su alrededor, sintiendo una extraña energía en el aire. "¿Qué ocurrió aquí?"Lina se agachó y apartó algunas hojas del suelo, revelando un círculo de piedras talladas con símbolos antiguos. "Se dice que este lugar fue testigo de encuentros entre fuerzas celestiales y oscuras. Las historias hablan de pactos y batallas, de alianzas y traiciones."Althea se arrodilló junto a Lina, examinando l
Esa noche, Althea y Lina se dirigieron de nuevo al claro en el bosque, llevando consigo una copia de las instrucciones del ritual y los materiales necesarios. La luna llena iluminaba el lugar, dándole un aire místico y sobrenatural."Lina, ¿estás segura de que esto funcionará?" preguntó Althea mientras colocaban las piedras en el suelo siguiendo las instrucciones del grimorio."No puedo asegurarlo, pero es nuestra mejor opción," respondió Lina con firmeza. "Solo necesitamos creer en el poder del ritual y en nuestra capacidad para llevarlo a cabo."Con las piedras en su lugar, Althea se paró en el centro del círculo mientras Lina comenzaba a recitar las palabras del antiguo ritual. El aire alrededor de ellas comenzó a vibrar, y una luz suave emergió de las piedras, envolviendo a Althea en un resplandor cálido y protector.De repente, una ráfaga de viento frío sopló a través del claro, apagando la luz momentáneamente. Althea miró a su alrededor con el corazón latiendo rápidamente, y ent
Con la luz del amanecer filtrándose a través de los árboles, Althea sintió una mezcla de anticipación y determinación. Mientras caminaban de regreso a la ciudad, la atmósfera era más tranquila, aunque todos sabían que la paz sería temporal. Lina caminaba al lado de Althea, ofreciéndole un apoyo silencioso, mientras Gabriel y Lucian permanecían cerca, vigilantes.De vuelta en la casa de Althea, se despidieron en la puerta, prometiendo reunirse más tarde para planificar sus próximos pasos. Althea entró silenciosamente, tratando de no despertar a su madre. Subió a su habitación y se dejó caer en la cama, agotada pero llena de una nueva sensación de propósito.Los días siguientes estuvieron llenos de investigación y preparación. Lina y Althea pasaban horas en la biblioteca, descifrando los antiguos textos y símbolos, mientras Gabriel y Lucian patrullaban la ciudad, asegurándose de que ninguna fuerza oscura se acercara demasiado.Una tarde, mientras Althea estaba sola en la biblioteca, Gab
Con el amuleto en sus manos y la promesa de sus amigos, Althea se sintió más segura. Sabía que el viaje sería difícil, pero estaba decidida a enfrentarlo. Los días siguientes fueron una mezcla de entrenamiento intensivo, investigación y preparación para la batalla que se avecinaba.Una mañana, mientras entrenaban en un claro alejado de la ciudad, Gabriel se acercó a Althea con una expresión de preocupación. "Tenemos que hablar," dijo, guiándola a un lugar apartado."¿Qué sucede?" preguntó Althea, sintiendo un nudo en el estómago."He estado investigando más sobre el amuleto y sus poderes," comenzó Gabriel. "Y he descubierto algo inquietante. El amuleto no solo amplifica tus poderes, también tiene la capacidad de atraer a seres poderosos, tanto del cielo como del infierno.""¿Qué significa eso?" Althea sintió un escalofrío recorrer su espalda."Significa que al usarlo, podríamos estar llamando la atención de fuerzas mucho más grandes y peligrosas de lo que imaginamos," explicó Gabriel.
Pasaron varios días desde la batalla en el claro, y aunque todos estaban aliviados por la victoria, había una tensión palpable entre ellos. Sabian que algo mas se avecinaba. Lucian se recuperaba lentamente de sus heridas, pero Althea no podía quitarse de la mente la imagen de él sacrificándose por ella. Se sentía abrumada por la culpa y la preocupación.Una noche, mientras se dirigía a la casa de Lina para una reunión, Althea encontró a Gabriel esperando en su puerta. "Necesitamos hablar," dijo con seriedad."Claro, Gabriel. ¿Qué pasa?" respondió Althea, sintiendo una inquietud creciente."Desde la batalla, he estado sintiendo algo extraño," comenzó Gabriel, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y algo más que Althea no pudo identificar. "El amuleto. Cada vez que lo usas, se siente como si estuviera drenando algo de ti."Althea frunció el ceño. "¿Drenándome? ¿A qué te refieres?""No estoy seguro, pero tengo la sensación de que hay un costo por usar su poder," explicó Gabriel.
Pasaron varias semanas desde el ritual, y Althea, Gabriel y Lucian comenzaron a notar los efectos del vínculo que habían compartido. Había una nueva sensación de entendimiento mutuo y una conexión más profunda que les permitió trabajar juntos con mayor armonía. Lina también jugaba un papel crucial, asegurándose de que el grupo se mantuviera enfocado y unido.Una tarde, mientras entrenaban en el claro, Althea notó que Gabriel y Lucian parecían más cercanos a ella, más protectores. Había momentos en los que Gabriel le lanzaba miradas que duraban un poco más de lo habitual, y Lucian, aunque seguía siendo el mismo chico duro y sarcástico, mostraba una suavidad en sus acciones cuando se trataba de ella.Durante un descanso, Gabriel se acercó a Althea con una sonrisa cálida. "Te ves más fuerte cada día," comentó, entregándole una botella de agua.Althea sonrió de vuelta, sintiendo su corazón latir un poco más rápido. "Gracias, Gabriel. Me siento más fuerte. Creo que el ritual realmente nos h