C86

La expectación reinaba y el silencio se adueñó de aquél lugar. Todos los herederos paseaban sus ojos sobre Jeremith y Rous que estaban sentados en el mismo sofá.

Él estaba estupefacto y sus ojos se le tornaron de un color gris. Ella no movió ni un músculo de su cuerpo esperando la reacción de su esposo, pues se imaginaba que lo haría de la peor manera.

Pasaron varios segundos que parecieron eternos. De pronto Jeremith se puso de pie, se acercó al abogado principal y le dijo algo en voz baja. El hombre asentó con la cabeza. Después Jeremith volteó y caminó hacía donde se encontraba Rous y le dijo:

—¿Lo sabias verdad? —Rous volteó la cara para otro lado—. Ahora entiendo por qué querías quedarte en Italia.

Alan deseaba levantase y defenderla, Enma observó cómo su hijo apretaba los pu&ntild

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