La expectación reinaba y el silencio se adueñó de aquél lugar. Todos los herederos paseaban sus ojos sobre Jeremith y Rous que estaban sentados en el mismo sofá.
Él estaba estupefacto y sus ojos se le tornaron de un color gris. Ella no movió ni un músculo de su cuerpo esperando la reacción de su esposo, pues se imaginaba que lo haría de la peor manera.
Pasaron varios segundos que parecieron eternos. De pronto Jeremith se puso de pie, se acercó al abogado principal y le dijo algo en voz baja. El hombre asentó con la cabeza. Después Jeremith volteó y caminó hacía donde se encontraba Rous y le dijo:
—¿Lo sabias verdad? —Rous volteó la cara para otro lado—. Ahora entiendo por qué querías quedarte en Italia.
Alan deseaba levantase y defenderla, Enma observó cómo su hijo apretaba los pu&ntild
Cuando se quedaron solos Gabriel se acercó a Alan y con una sonrisa llena de cinismo lo miró a la cara.—De verdad no salgo del asombro —Se carcajeó—. No sabes cuánto me encantaría verle la cara a Jeremith si se llegara a enterar que su amigo y hermano del alma le quería bajar a su mujer.—Gabriel no puedes decírselo a nadie.—¿Por qué? dame una buena razón.—Sabes bien lo que eso conllevaría.—Por supuesto que lo sé, Rous y tú irían a la cárcel por adulterio, y quién sabe qué sería capaz de hacer el Alfa para vengarse de su burla; porque supongo que sería muy doloroso para él enterarse que la traición proviene de ti.—Por favor no se lo digas, entre Rous y yo no hubo nada.—Pero le pediste matrimonio.—Se suponía que
Rous llegó a la habitación, Antonia se había recostado en el sofá y estaba esperándola.—Qué sucedió con el señor Alan? —Rous sonrió.—Está dispuesto a esperar que yo me divorcie, pero antes debo devolverle a Jeremith su dinero. Él romperá el compromiso con Paola.—Pero si le devuelve el dinero al Alfa no podrá chantajearlo para que le dé el divorcio.—Antes de devolvérselo le propondré que reafirme la solicitud del divorcio, peo Alan dice que Jeremith no cambiará de parecer. Espero que lo acepte.Por la mañana Alan y su familia regresaron a Italia, Rous ignoraba que partirían antes del amanecer, Alan le dejó a ella una nota con Antonia."Hoy mismo hablaré con Paola y romperé el compromiso. Te amo, no lo dudes."Rous sonrió,
Jeremith pensaba que Rous solo quería desobedecerlo, entonces iba molesto y dispuesto a obligarla a bajar; de pronto recordó el ritual en el templo de la montaña, se quedó un momento frente a la puerta pensado en ello. Luego entró, cuando vio Rous con una voz dócil le dijo:—Vamos abajo a desayunar.—No iré.—Eres mi esposa, ese es tu deber.—No tengo hambre. —Jeremith notó que ella estaba cabizbaja. Se acercó y la agarró del mentón.—¿Qué tienes? ¿Por qué estas así?—¿Así cómo?—Tienes tu mirada muy triste.—No estoy triste, solo estoy harta de todo... especialmente de ti.—Hasta cuando seguirás guardándome rencor, soy tu esposo, el padre de tu hija; ¿por qué no pones de tu parte para arreglar las
Jeremith ordenó que se investigase el paradero de su madre y su hermano. Elisa hurgó todas las bibliotecas en la oficina del Alfa buscando el diario donde el viejo había registrado el lugar donde los había exiliado a su madre y a su hermano, pero no halló nada.Días después Alan se enteró por una llamada telefónica con Jeremith que Rous no había devuelto el dinero. Gabriel había arreglado todo como si ella hubiera hecho algún tipo de inversión, pero Jeremith no había investigado en qué. Alan no pudo quedarse con la incertidumbre, quería saber la razón de lo que ella estaba haciendo con esa fortuna, y se lo dijo a Enma.—No logro entender lo que sucede, no creo que Rous quiera quedarse con ese dinero.—Tal vez algo sucedió, ¿qué te parece si yo hablo con ella?—Está bien mamá. —Fue
Las ninfas desaparecieron y Rous quedó en medio de la cúpula. Se puso de pie y dio algunos pasos, luego cambió de forma, su lobo interior emergió. Despacio subió los escalones que conducían al altar, allí levantó su hocico y observó la luna llena, de pronto se oyó un largo maullido que salió de su garganta, era el sonido que emiten las omegas cuando llaman a su mate; luego se echó.Momentos después vio a un lobo negro, era Jeremith que se acercaba. Llegó donde ella estaba y se paró a su lado, segundos después Rous se levantó y se alejó de él, dejando en claro su rechazo. Jeremith una vez más se acercó a ella."¿Por qué te alejas debe mí? soy tu mate.”“No eres mi mate, aléjate.”“¿Qué estás diciendo? no puedes rechazarme delante de la luna
Jeremith no me dejes aquí.—Para qué deseas regresar a mi casa si todo este tiempo te has rehusado a ser mi esposa.—Tengo derecho de estar con mi hija.—Julieth se quedará conmigo, y tu estarás aquí encerrada hasta que me divorcie de ti.—Jeremith.—Siempre te daré el divorcio que tanto ansiabas, pero mi hija se quedará en mi casa. Así que mejor ve olvidándote de ella.—Mi hija no…—Mañana mismo ordenaré que investiguen quien es ese imbécil que se atrevió a meterse contigo y lo voy a joder.Él se marchó, Rous se quedó mortificada en el templo, sintiéndose perdida. Después rezó a la diosa; imploró por su hija y por Alan, porque ahora su esposo lo iba a buscar para hacerle daño.Jeremith salió muy afligido del templo, nece
En la mansión Alan habló con Antonia y ella le contó de la ausencia de Rous.—Ella jamás habría dejado a la niña, algo grave debió suceder con el Alfa.—Sí, esta noche lo voy a averiguar.Rous pidió hablar con el sacerdote principal del templo.—Eso que ustedes hicieron conmigo no es justo, mi esposo me quiere dejar aquí encerrada y me apartará de mi hija que tiene semanas de nacida, yo no le he sido infiel.—Su alma está ligada a otro mate, usted no puede negarlo delante de la luna que ilumina lo que esconde el ser.—Mi esposo me echó, andaba con su amante y me exilió, hasta sufrí su muerte, ahora él desea que lo ame cuando ya no deseo hacerlo.—Nosotros ignorábamos que usted tenía otro mate, creímos que solo necesitaba sanar sus heridas, el ritual fue dise&ntil
Esa misma tarde Jeremith llevó a Rous de regreso a la mansión. Ella corrió a ver a su hija y la cargó en sus brazos.—Mi bebé preciosa te extrañé mucho —Miró a Antonia—. ¿Cómo se portó?—Muy bien señora, durmió casi toda la noche, solo se despertó una vez y se tomó su biberón.Jeremith llegó.—Ya me voy a la reunión mi amor. —Rous le sonrió como una esposa cariñosa.—Está bien. —Jeremith le dio un beso a la niña y se marchó. Antonia miró a Rous con extrañeza. En cuanto él salió de la habitación, el semblante risueño de Rous cambió.—¿Qué sucedió señora? creí que el Alfa la había dejado encerrada en el templo.—Intentó hac