C94

Esa misma tarde Jeremith llevó a Rous de regreso a la mansión. Ella corrió a ver a su hija y la cargó en sus brazos.

—Mi bebé preciosa te extrañé mucho —Miró a Antonia—. ¿Cómo se portó?

—Muy bien señora, durmió casi toda la noche, solo se despertó una vez y se tomó su biberón.

Jeremith llegó.

—Ya me voy a la reunión mi amor. —Rous le sonrió como una esposa cariñosa.

—Está bien. —Jeremith le dio un beso a la niña y se marchó. Antonia miró a Rous con extrañeza. En cuanto él salió de la habitación, el semblante risueño de Rous cambió.

—¿Qué sucedió señora? creí que el Alfa la había dejado encerrada en el templo.

—Intentó hac

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