Capítulo 21

Ella nunca se había considerado una mujer excepcional. O hermosa. Solo invisible, alguien que no llamaba la atención. Alguien que no valía la pena. Sabía que esos pensamientos no habían nacido en ella desde su propio criterio, pero fue lo que había aprendido desde muy niña, de todas las personas cercanas a ella. Ellos —sin saberlo— habían destruido su autoestima con comentarios burlescos, señalándola, juzgándola, haciéndola sentir rechazada. Eran su familia y habían acabado con ella desde muy dentro.

No quería pensar en ellos mientras que se maquillaba, pero no podía evitarlo. Mientras se aplicaba el labial escuchaba a madre susurrarle lo horrible que eran sus dientes. Katerine los observó y sí, los tenía un poco torcidos, pero ella nunca había entendido la obsesión de su madre por sus dientes. O por todo lo que ella era.

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