No quiero imaginar qué me espera el resto del día si apenas este es el comienzo. Miro el reloj de la pared y son las 10:30 a.m. Es tardísimo. No acostumbro nunca levantarme a esta hora, nadie me despertó, y dudo que siquiera escucharan la extraña conversación que se acaba de producir en mi habitación.
No entiendo como nadie estuvo pendiente de mí si me desmayé en la despensa, lo mínimo es que se encuentren preocupados por ello.
Bajo rápidamente a la cocina y encuentro a mi papá, con un plato de galletas en una mano y en la otra una tasa de algo humeante, seguramente café.
-Buenos días, bendición- digo algo apurada.
-Buenos días, Dios te bendiga bella durmiente- dice mi papá mientras se sienta en el comedor.
-Oye, ¿tú me recogiste en la despensa cuándo me desmayé?
-¿Te desmayaste nena?- pregunta preocupado mirándome.
-Sí, me levanté temprano, y estaba buscando la harina de trigo en la despensa, y me desmayé- omito deliberadamente toda la información sobrenatural que pudiera acercarme a un psiquiátrico antes de tiempo.
-¿Tu qué Luna? ¿Te pasó algo?- pregunta mi mamá entrando rápidamente y toma mi rostro entre sus manos, las cuales están mojadas.
-Ugh, mamá, me estás mojando, y sí, me desmayé ésta mañana temprano le estaba explicando a mi papá.
-¿No sería que lo soñaste?- preguntó con preocupación- me levanté a las 8:00 a.m. y me extrañó que no estabas despierta, pero al verte tan tranquila durmiendo preferí no despertarte.
-¡Mamá! ¿Estas fabricando el shampoo de Manchas?- preguntó mi hermano mientras entraba en la cocina con nuestra mascota en las manos, un cachorro de dálmata con algún otro perro, era un mestizo, pero debido a su piel moteada lo bautizamos como Manchas.
-Búscalo atrás en el cuarto de lavado- dice mi mamá.
-¡Ahora si creo que es el fin del mundo! ¡Luna levantándose tarde y encima todavía con pijama!- dice mi hermano soltando a Manchas, quién de una vez empieza a olfatearme.
-¿Ah?- pregunto mirándome- estoy segura que me había cambiado esta mañana- digo viendo que llevo puesto la pijama de pantalón y franela color lila con un oso al frente. No entiendo, recuerdo levantarme, ducharme y vestirme, no sería que esa cosa me cambió la ropa…
-Antony, ¿tu recogiste a tu hermana desmayada en el piso de la cocina temprano?- pregunta mi mamá en su usual tono investigativo.
-Ummm no, ¿te desmayaste enana?- pregunta mientras pone su mano en mi cabeza para enfatizar que a pesar que tengo 17 y el 15, ya me supera en estatura casi por 10 centímetros.
-Nena, yo creo que lo soñaste- señala mi papá a medio comer una galleta- no tienes ningún signo de haberte desmayado, y si sigues en pijama es porque dormiste a pierna suelta… ¿te acostaste tarde anoche?
-No, me acosté igual que todas las noches a eso de las 11:00 p.m.- sin entender aún que ocurre pero sin ánimos de preocupar a mis papás, decido quitarle importancia al asunto- pero debió ser parte del sueño.
-¿Qué soñaste?- preguntó Antony mientras volvía a tomar a Manchas entre sus brazos.
-Cosas locas, estaba en la habitación de un castillo o algo así-digo sin mucho ánimo.
-Sabes que los sueños siempre indican o nos advierten algo- dice mi mamá a quien siempre le han gustado estos temas esotéricos y todo ese rollo.
-No lo sé, casi no recuerdo, ojalá que sean una premonición de que viviré en un castillo y sea la dueña jaja- río sutilmente para aligerar el ambiente y borrar la preocupación del rostro de mis padres, lo cual parece surtir efecto.
-Conociéndote, quizás no tengas un castillo, pero tienes toda la disciplina y talento como para conseguirte una mansión- dice mi papá, quien siempre ha estado orgulloso de su hija mayor.
-Me voy a bañar al perro antes que empiecen a echarle flores a esta enana, todo lo hace bien- dice mi hermano con celos- excepto ¿sabes qué? ¡crecer!- ríe con burla- a ver si terminas de crecer en lo que queda de siglo, Tarzán de matero.
-¡Que odioso! Crees que porque ya tienes casi metro ochenta vas a venir a humillar, por si no lo sabías lo mejor viene en frascos pequeños, y tu pareces…
-¡Hey! ¡Hey! Damas y caballeros- exclamó mi mamá interponiéndose entre mi hermano y yo- no empiecen con sus niñerías que ya están grandecitos me hacen el favor, además venimos de familia de personas altas, así que realmente no hay enanos acá- enfatiza mientras mira a Antony.
-Deberías desayunar Luna, tu mamá hizo el desayuno- me dice mi papá, y paso a la cocina a servir mi desayuno, no sin antes darle una mirada amenazante a mi hermano, mientras él me hace una mueca sacando la lengua. De esa manera me olvido momentáneamente que tuve una conversación bastante sobrenatural en mi habitación hace no menos de 15 minutos.
***
El resto de la mañana transcurrió con normalidad, como me levanté tarde decidí preparar el almuerzo como compensación mientras mi madre y mi hermano se encargaban de la limpieza del patio de enfrente y mi padre veía sus acostumbradas noticias.
Ya tenía todo listo, sólo de dejar que cocinara completo, cuando mi papá se asomó por la puerta de la cocina.
-Umm huele a bueno, ¿qué preparas?- preguntó.
-Estoy haciendo pasta, pechuga rellena de jamón y queso con salsa de crema de leche, tipo bechamel y aparte una ensalada de lechuga, tomate y cebolla con pan, así tipo césar pero a mi estilo- digo con una sonrisa- va a quedar muy rico.
-Uff no sé a quién le sacaste esa vena de cocinera porque- dice bajando la voz- a tu mamá no fue, pero le doy gracias a Dios por ello- dice con picardía.
-Jaja que mi mami no te oiga, porque si no pobre de ti, no quiero imaginarme el regaño.
-Por eso es que va a quedar entre nosotros- me guiña un ojo- ¿cómo estamos en la despensa?- pregunta mientras entra al cuartico y revisa los estantes.
-Pues como podrás notar, ya hay que comprar principalmente verduras y frutas, ya se acabó el azúcar y sería bueno también comprar arroz, pasta y las harinas de maíz y trigo… También hay otra cosa primordial- digo con tono misterioso.
-Ajá y ¿qué será esa cosa primordial? Ya imagino por dónde vienes- dice mi papá revisando el freezer de las carnes.
-Bueno tú me conoces casi como si me hubieses parido, ¿qué crees tú que será?- digo mientras me ubico al lado de la puerta del cuartico.
-Jaja prefiero que tú me lo digas y yo te digo si se puede o no- dice ya dando la vuelta a mirarme.
-Bueno- digo mirándolo con ojos de gatito tierno- es algo que comienza por g y termina en alletas- digo con una gran sonrisa en el rostro- lo cual engloba todas mis meriendas, y como estoy de buen humor también helado.
-Jajajaja ahora si me haz hecho reír, vamos a ver… dijo un ciego…
-¡Papááá!- digo consentida.
-Ok ok, si, está bien, por eso tu hermano se pone celoso, te consiento mucho- enfatiza poniendo los ojos en blanco.
-¡Graciaaas!- le lanzo un beso en el aire.
-Acompáñame al mercado, hay que comprar varias cosas.
-Umm ¿y el almuerzo?- pregunto.
-Ponle baja llama a todo y tu mamá lo cuida, vamos, que se hace tarde- me urge.
-Ok dame un momento-
Voy rápidamente a mi cuarto y chequeo mi ropa, me cambié después del desayuno, y llevo un short de jean rasgado con una blusa turquesa de mangas a medio largo con detalles de encaje, y unas sandalias bajas. Me quito el delantal que uso habitualmente para cocinar y me aplico un poco de rímel y labial. Mi rizos están portándose bien, así que decido dejar mi cabello suelto y bajo a la cocina.
Salgo a la entrada y están mi mami y mi hermano cargando macetas y reorganizando las plantas.
-Mami voy a ir con papá a comprar el mercado, me le echas un ojito a la comida por faa.
-Me quedo tuerta- dice sonriendo mi mami- pero si, tranquila yo miro la comida.
-No solo la mires, procura que no se queme la pechuga y cuelas la pasta- digo mientras voy al garaje y me monto en el auto que ya está encendido.
-Si master chef, ya entendió- dice mi hermano rodando los ojos.
-Chaito- digo mientras les lanzo un beso- Bendición mami.
-Dios te bendiga amor, cuídense.
-¡Claro que sí!- grita mi padre desde su asiento y arranca con rumbo al mercado.
El mercado local es un hervidero de actividad y comercio constante, aunque los fines de semana es más activo aún, pues la mayoría de familias utilizan los días sábados o domingos libres para abastecerse de alimentos y este es el sitio ideal, pues todo lo puedes comprar acá, y las verduras son más económicas que en un supermercado, gracias a que los productores venden directamente sus cosechas aquí. Es normal ver niños corriendo entre los puestos mientras va detrás algún hermano mayor o madre preocupada por una posible caída.Nos bajamos del auto, y lo primero que veo es un círculo de gente alrededor de dos personas, parece que está sucediendo una pelea o algo por el estilo, me acerco casi hipnotizada y con la curiosidad picándome, y lo noto, se trata de una pareja, no parecen muy viejos, a lo sumo el hombre debe tener unos 30 años y la mujer parece un poco me
-¿Explícame de nuevo por qué él vino con nosotros?- pregunto a mí papá un poco bastante incómoda e incrédula desde el asiento de atrás del carro.Después de salir de la frutería Chamuel se me pegó como una garrapata silenciosa, y al ver a mi papá decidió que era un buen momento para presentarse como un conocido y ¡Oh gran casualidad! Hablar de todos los temas que a mi papá le apasionan, como la política. Era como si hubiese enamorado a mi papá. Y para terminarla de completar básicamente mi existencia había pasado a un segundo plano desde el momento en que empezaron a conversar. Tanto así que actualmente íbamos camino a mi casa y yo iba en el asiento de atrás, como si fuese la mascota que sacaron de paseo.-Porque Shamuel- pronunció con dificultad mi papá- es un muchacho bastante conversador y me ca
Después de ese comentario absurdo mi familia terminó de asumir que Chamuel era una especie de pretendiente, y además de que la idea los tenía a todos supremamente encantados, salvo a Antony y a mí, el almuerzo terminó entre comentarios del amor joven, y lo bonito del primer amor. ¡Puaj! ¡Mátenme! No está en mis planes enamorarme todavía. Todo el rato Chamuel asumió una actitud risueña y de conformismo con todo lo que se decía.Al terminar de almorzar, salí como una bala al patio de enfrente y me senté debajo del árbol que siempre solía acompañarme en momentos de cavilaciones. Al otro lado de la calle jugaban los niños pequeños de los vecinos con una piscina inflable. Me recosté al tronco del árbol y cerré los ojos. Ojalá pudiera saber qué estaba pasando en mi vida. Hoy ha sido un día de locos
Tengo que empezar a esquivar árboles a cada paso, ya que estos son más frecuentes, y sólo cuando diviso a mi izquierda unos troncos caídos huecos me permito disminuir la velocidad y esconderme entre ellos. Estoy consciente de que no puedo correr eternamente, mis pulmones arden y me voy sintiendo mareada, estoy exhausta. Me escondo detrás de los troncos e inmediatamente me arrepiento, pues siento que el tronco tenía pequeñas espinas que aruñan mis brazos y piernas. Intento ignorar el dolor pensando la manera de salir de este lugar con vida. Debería empezar por enterarme dónde estoy.El sitio es frío y la bruma cubre todo, el suelo parece muerto o en estado latente, todo a mí alrededor parece desprovisto de vida, tampoco hay sonidos de animales, el cielo se ve apagado, igualmente brumoso y oscuro como si fuese humo producto de un incendio, pero no hay olor a quemado. Es un sitito desconcertante.
Me despierto tomando aire de pronto, como si reaccionara a una pesadilla, pero no estaba soñando nada. Lo primero que veo son las hojas del árbol de la casa, las reconocería dónde sea, son únicas para mí, noto que estoy acostada y mi cabeza descansa en el regazo de Chamuel, quien me mira desde arriba con una expresión seria.-Hola dormilona, creí que nunca despertarías.- dice sin más.-Hola…- mi voz se oye muy ronca- … yo también creí que nunca despertaría otra vez.Me levanto de su regazo y lo miro fijamente.-¿Qué fue todo eso que pasó? ¿Dónde estábamos? Y lo más importante ¿qué eres?- pregunto con el corazón en la mano.Chamuel se endereza y se recuesta al árbol. Cierra los ojos y suspira, por un momento parece que se debate consigo mismo para darme una respuesta y s
-¿Y mi yerno?- pregunta mi mamá con una sonrisa boba en el rostro, está recostada a la puerta de entrada. Yo sólo puedo rodar los ojos.-¿De qué hablas?- digo fingiendo demencia.-¿Cómo que de qué? Pues de Chamuel… no te hagas la loca, ustedes se traen algo, mi sentido de madre no me engaña.- me señala con un dedo mientras me sonríe con una complicidad que no pienso compartir.-Tienes que revisar ese sentido tuyo, creo que se está oxidando, debe ser por la edad…- digo con toda la intención de hacerla molestar, el tema de la edad es bastante delicado para ella. Su sonrisa se desvanece y me brinda una mirada de reprobación.-¡Ja! Ya quisieras tú llegar a mí edad igual de bella.- enarca una ceja con molestia y cruza los brazos sobre su pecho.-Tranquila mami, es jugando, tú eres la más guapa sin impor
Abro de nuevo los ojos con la esperanza de que todo sea un sueño, pero parece que hoy no es mi día de suerte.Gabriel sigue de pie al frente y su camisa está en el suelo. El brazo de Rafael me sigue aprisionando y por más que lucho no logro moverlo ni un milímetro de su sitio.-No te resistas más mi flor. Yo sé que también deseas esto.- dice en mi oreja y los escalofríos de terror me invaden entera.-Ya sabes que hacer Rafael.- ordena Gabriel mientras se acerca nuevamente a mí, estira sus manos y desgarra con una facilidad abrumadora mi blusa dejando al descubierto mi sostén. Nunca en mi vida me he sentido más expuesta y mi instinto es cubrirme con las manos, pero Rafael me ha tomado de los brazos por atrás y no puedo moverme, estoy inmovilizada.Las lágrimas desbordan de mis ojos y Gabriel acuna con su mano mi mejilla, buscando mi mirada, pero el miedo me ha
-Déjame ver si entendí.- digo recapitulando después que Rafael repitiera tres veces su escueta explicación- Ustedes sólo deseaban hablar conmigo.-Sí.- dice Rafael afirmando con su cabeza a la vez.-No deseaban hacerme daño.-No.-Entonces ¿por qué coños terminaron atormentándome en sueños? ¿Se supone que tengo que tomar como normal que intentaron violarme ustedes dos porque fue un sueño?. Entonces yo, la loca pues, sólo porque fue un sueño que manipularon, que no ocurrió en realidad, entonces no debo sentirme ofendida, y todo normal ¿ah? ¿es eso? No pasó nada entonces. No me hagan reír.- vuelvo a llenarme de ira al recordar todo.Rafael suspira con frustración y cansancio. Llevamos unos 20 minutos en la misma conversación y no ha logrado convencerme de nada, mientras que Gabriel sigue de p