Sofía escuchó gritar al hombre desconocido cargado de ira, que luego arrojó su teléfono al asiento del copiloto con brusquedad.
“¿En qué carajos estaba pensando cuando subí a este vehículo?” Se dijo a sí misma y comenzó a sentir que el pánico la inundaba.
De repente sintió que el asiento trasero de ese vehículo no era el del magnate hotelero, sino aquel auto del hombre que la había engañado, quien se había aprovechado de su inocencia y de su vulnerabilidad.
Sintió el olor a tabaco inundar sus fosas nasales y el aliento rancio a cigarrillo del cruel hombre contra su rostro mientras gemía de placer a costas de ella.
Comenzó a sentir que las paredes del auto se encerraban al rededor suyo y que nuevamente estaba aprisionada y sin escapatoria.
Intentó quitarse el cinturón de seguridad sin éxito, como si fuera una cadena que la mantenía atada y lista para la bestia que la atacaría.
Intentó abrir la puerta, cayendo en la cuenta de que estaba trabada con la seguridad para niños.
-No.. no…- sollozó desesperaba mientras jalaba una y otra vez la palanca y golpeaba la ventanilla- No… déjame salir por favor…
Lucas encendió sus alarmas rápidamente cuando escuchó el hilo de voz detrás suyo de la mujer que parecía que estaba entrando en una crisis.
Sintió que pateaban su asiento y tuvo que frenar a un costado de la calle y bajarse a auxiliarla.
Pero cuando Sofía sintió que el auto se detenía, supo lo que se venía a continuación.
El hombre abriría su puerta y se abalanzaría sobre ella.
La joven comenzó a sollozar desconsoladamente y se alejó contra la otra puerta cuando el hombre millonario abrió la puerta y se asomó preocupado, aunque la joven vagabunda solo podía ver la sonrisa siniestra de su abusador.
-Aléjate de mí- gruñó aterrada.
-Tranquila, no me voy a acercar más- dijo levantando las manos y mostrando las palmas abiertas- solo quería ver si estabas bien, voy a cerrar de nuevo la puerta ¿Sí?, pero no te vayas por favor, estamos por llegar al Hotel. - Suplicó temiendo que la joven saliera huyendo de allí para no verla nunca más.
Sofía lo observó con desconfianza, extrañada de que el hombre cerrara la puerta y no le hiciera daño. Vio cómo se sentaba nuevamente en su asiento y encendía el auto.
“¿No se aprovecharía de ella en esa calle oscura?”
No lo hizo, el joven arrancó como había prometido y llegaron al hotel rápidamente, donde un hombre regordete los estaba esperando nervioso, caminando de una punta a la otra.
-¿Dónde estabas?- preguntó alarmado cuando el hombre desconocido salió del auto.
-¿Trajiste lo que te pedí?- preguntó ignorando el interrogatorio de su asistente y abriendo la puerta trasera del auto- Ven- dijo con suavidad, notando que la mujer miraba con desconfianza a su asistente- No te preocupes por él, es insoportable pero es un buen tipo.
Lucas extendió su mano para ayudarla a salir, que Sofía miró con desconfianza hasta que finalmente la tomó con su mano temblorosa.
La joven sintió la calidez de la piel bronceada del magnate, cómo la sostenía con firmeza y la sacaba del vehículo con gracia.
-¿Quién es ella?- preguntó el hombre alarmado.- ¿Y porque estás todo mojado?
Lucas lo ignoró solo teniendo ojos para la mujer.
-Vamos a dentro, hay calefacción centralizada. - Sonrió suavemente- Y tú lleva lo que te pedí a la habitación presidencial ¿está claro? - ordenó al nervioso hombre.
Sofía asintió sin poder dejar de mirar esos ojos celestes llenos de bondad y compasión.
Sintió un calor recorrer su cuerpo y no era la calefacción, porque aún no habían entrado al hall del hotel, era otra cosa, un fuego que crecía desde dentro de su corazón que creía roto.
El hombre era más que guapo, debía admitir.
Sus ojos celestes eran verdaderamente cautivadores, brillando con una intensidad azul cristalina que evocaba la inmensidad del cielo despejado en un día soleado, todo lo contrario a la tormenta que los rodeaba en ese momento.
Sus pupilas, eran como dos profundos pozos azules, que le transmitían una sensación de serenidad y misterio a la vez.
Sus pómulos ligeramente marcados y una mandíbula bien definida, le daba un toque varonil y elegante. Su piel de un tono cálido y suave resaltaba la belleza natural de sus facciones.
El joven desconocido le sonrió, transmitiendo a Sofía confianza y seguridad, sin poder evitar sonrojarse por la expresión encantadora que se dibujó iluminando el rostro del magnate, revelando unos dientes perfectamente blancos y parejos.
El hombre apuesto de nombre desconocido, con cabello dorado, ojos celestes y de apariencia cautivadora, lo convertían para Sofía en alguien difícil de olvidar.
“Ojalá tu hermoso rostro pudiera borrar los rostros que me causaron dolor” Pensó mientras se dejaba llevar dentro del hotel.
La joven vagabunda creía que la última vez que había entrado en un hotel tan lujoso como ese había sido en su luna de miel, pagado por completo por su suegros como regalo de bodas, luego de eso contaba con los dedos de una sola mano la cantidad de veces que había salido de la ciudad con su esposo, ahora que lo pensaba, esas semanas en las que Víctor había salido de viaje de negocios, probablemente fueron para estar con otra mujer, con la que seguramente sí pagaba las mejores cosas que con ella no gastaba.
-Es hermoso- no pudo evitar decir al ver el deslumbrante candelabro con colgantes de cristal que decoraban el centro de la administración del hotel.
- ¿Es bello no? Yo mismo diseñe todo- exclamó con orgullo.
-Dame la llave de la suite presidencial- le ordenó a la recepcionista, quien no pudo evitar mirar con expresión de desprecio a la mujer empapada que tenía sobre su delgado cuerpo el sobretodo de su jefe.
-¿Algún problema?- exclamó el hombre, notando la mirada sobradora de la mujer.
-Ninguno señor- respondió rápidamente- Aquí tiene.
Ambos subieron por el ascensor hasta el último piso, ninguno de los dos dijo nada mientras ascendían.
Ambos se habían prometido a sí mismos no volver a enamorarse, pero ahí estaban, sintiendo sus corazones latir con fuerza por el otro.
Bien, es aquí- exclamó Lucas, abriendo la puerta de la suite.
Sofía esperaba cualquier cosa, una habitación cómoda y reconfortante, pero no esto. Era prácticamente del tamaño de la que fue su casa.
-Esto es…
-¿Es linda no?
-Es demasiado- negó rechazando la habitación- Deme una más simple ¡La más barata que tenga!- suplicó sintiendo que no merecía semejantes lujos.
-¡Insisto!- exclamó el joven magnate- No puedo darle menos por lo que hizo por mí.
-Pero si no hice la gran cosa…
-Para mí lo fue…- sonrió dulcemente- En la puerta de allí está el baño, en un rato vuelvo para traerte un cambio de ropa.
-Gracias…- susurró la joven, aunque en realidad quería gritar que había sido un ángel caído del cielo que había aparecido en su vida en su peor momento.
El joven asintió complacido de que la joven desconocida que había aparecido en su camino para rescatarlo aceptaba su oferta, luego cerró la puerta para darle privacidad.
Sofía se quedó mirando la puerta cerrada deseando nunca despertarse de ese hermoso sueño de fantasía.
Sofía se detuvo un momento a admirar la lujosa suite. La amplia habitación estaba decorada con un gusto exquisito que la joven sospechaba que eran del estilo del hombre. Las paredes estaban revestidas con un papel verde agua con detalles dorados que generaban paz con tan solo verlo. Una iluminación tenue que resaltaba la belleza de los muebles antiguos y las obras de arte que de seguro valían una millonada. La cama de tamaño king-size cubierta por sábanas de lujo color negro y múltiples almohadas mullidas hizo que la castaña deseara zambullirse en ella en un profundo sueño reparador. Pero Sofía sabía que primero debía bañarse, había estado posponiendo eso por bastante tiempo y su cuerpo lo pedía a gritos. Caminó hacia la puerta cerrada donde el magnate le había indicado que estaba el baño privado, sorprendiéndose de ver que el tamaño era como otra casa entera. Las paredes estaban revestidas de mármol color negro, a un costado había un jacuzzi que no iba a usar, no podía abusar
-No puedo más- exclamó la castaña poniendo sus manos en su barriga sintiéndose satisfecha- Estaba delicioso, gracias.Lucas sonrió orgulloso y alejó la bandeja a un costado, sentándose más cerca de la joven de la calle.-Escucha, tengo una propuesta para ti- exclamó seriamente, como solía manejarse con los negocios.Sofía se mantuvo en silencio, esperando que el magnate mostrara sus verdaderas intenciones con ella. Ya la había endulzado con una lujosa habitación y con un desayuno exquisito, era momento de pedir algo a cambio.Inconscientemente cubrió su cuerpo con la sábana, como si fuera un escudo impenetrable.Estaba en el último piso de un hotel lujoso que le pertenecía al mismo hombre que ahora estaba a solas en esa habitación con ella, un hombre con semejante adquisición seguramente era alguien que conseguía siempre lo que quería. Si habían abusado de ella en un coche en plena vía pública no veía porque no en un lugar tan recóndito como ese.-Como ya habrás visto, soy el dueño de
Sofía tenía los papeles del contrato frente a sus ojos. La primera hoja tenía en mayúscula el título. “RELACIÓN POR CONTRATO” Para que no se olvidase que era solo eso, un acuerdo y nada más. La castaña pasó hoja por hoja, leyendo muy por arriba, parecía a propósito que todos los contratos tuvieran miles de hojas con letra chica que uno sabía que no leería, y tampoco tenía el dinero para pagar un abogado que lo leyera por ella. -“Ambas partes no pueden revelar que la relación que tienen es un contrato pre acordado”- leyó en voz alta bajo la mirada nerviosa del magnate que la observaba desde una esquina, esperando con impaciencia a que firmara- En caso de que el firmante decida terminar con el acuerdo no recibirá ningún tipo de beneficio que haya ganado durante la relación- “Básicamente como mi matrimonio anterior” Pensó de forma irónica la castaña. “Me vestiría con ropa de lujo para ser su mujer perfecta, con las joyas y los zapatos más caros, todo lo que sea necesario para mostr
-Bueno es aquí- exclamó incómodo el magnate, al presentarle su no muy humilde hogar a la chica de la calle.Sofía se encontraba parada frente a una majestuosa mansión de un blanco pulcro como la nieve, observó con los ojos abiertos de par en par, aquella imponente construcción que se alzaba ante ella como un castillo de ensueño, con sus altas columnas, amplios ventanales.Sus pasos temblorosos la llevaron a través de las puertas dobles de roble macizo, revelando un vestíbulo espacioso y elegantemente decorado. Un candelabro colgante iluminaba el lugar, haciendo brillar mágicamente la habitación.Un hombre, vestido muy elegante, los recibió.-Bienvenidos a casa- exclamó con cortesía, inclinándose ante la pareja.- Señorita Sofía ¿Desearía conocer la mansión Montenegro?La nombrada se giró hacia Lucas, esperando la aprobación de su parte.El magnate sonrió en aprobación.-Después de ti- exclamó dejando que su acompañante tuviera la libertad de conocer el que ahora sería su hogar.Sofía s
Sofía descendió lentamente por la larga escalera de mármol, sintiéndose insegura de su aspecto.Al final, justo en el último escalón estaba Lucas, quien la observaba estupefacto desde abajo, asombrado por su belleza.Estaba hermosa, más de lo que ya era, con sus rizos perfectamente armados como un marco alrededor de su pequeño rostro sonrojado.El magnate sintió como su respiración se cortaba, cautivado por su presencia magnética.su vestido, el que había escogido de entre cientos que habían llenado su nuevo armario, era exquisitamente elegante. De un tono rosa suave que realzaba su tez morena y resaltaba su belleza natural. La prenda se ajustaba perfectamente a su figura, confeccionado en un suave y delicado tejido de seda, que se deslizaba suavemente sobre su piel dorada. El diseño del vestido tenía un escote sutil en forma de corazón, sin mostrar más de lo que la castaña querría que se viera en público.Lucas observó nervioso cómo se realzaba la línea del delgado y desnudo cuello d
-¿Averiguaste de donde viene esa mojigata?- exclamó la rubia a su secretario, quien también era su espía y quien hacía su trabajo sucio.-Sí señorita Victoria, he averiguado todo sobre Sofía Navarro.-Con que así se llama eh, que apellido más ordinario- rio de forma burlona.-De hecho, lo es.-¿No es hija de alguien importante?- preguntó sorprendida la mujer, quien se volteó rápidamente hacia su hombre, ya que hasta ese momento no le había dado tanta importancia al asunto.Esperaba que esa mujer fuera alguna actriz o modelo de algún país lejano, o la hija escondida de alguna familia que finalmente se mostraba en público.¡Su Lucas no estaba saliendo con una mujer de prestigio!No podía creerlo, eso era caer muy bajo de su parte, hasta era ofensivo para ella misma, cambiarla por alguien que no tenía clase.-Vamos, dime todo de esa donnadie.-En realidad no hay mucho que decir señorita, no me ha costado mucho investigar su pasado. No ha estudiado nada, nunca ha trabajado, no tiene hijos
-¿Estás bien sofí?- preguntó Lucas al verla distraída mirando hacia otro lado, desde su punto de vista no pudo ver al depredador que acechaba a la joven. La castaña dio un saltito al escuchar que el magnate la llamaba, volteandose hacia él, para luego volver a mirar hacia el tumulto de gente, encontrándose con que su abusador ya no estaba ahí. -S-si, todo bien- exclamó sonriendo como bien había aprendido. Una música romántica comenzó a sonar y las luces comenzaron a bajar la intensidad, hasta llegar a una iluminación tenue. “No no no” Gritó a sus adentros, nunca le había tenido miedo a la oscuridad, pero a lo que en realidad le tenía pavor era a lo que se escondía en la oscuridad. -¿Me complaces esta pieza?- dijo su acompañante, inclinándose hacia adelante extendiendo su mano para que Sofía la tomara. La joven lo miró sorprendida. ¿Acaso la gente rica aún organizaba bailes? Pensó extrañada por esto. -Oh, es que no sé bailar- dijo avergonzada, temiendo que Lucas se molestase por
Lucas y Sofía salieron apresurados de la gala. El magnate sostenía a su compañera del brazo, temiendo que se desplomara ahí mismo en la calle.La castaña apenas podía mantenerse en pie, la situación traumática de hace tan solo unos momentos había sacudido su interior, reavivando la escena traumática del auto. Sentía que iba a llorar ahí mismo, y cuando vio que todos los paparazzis estaban esperando una presa a la salida, deseó haber llevado lentes de sol, aunque sea plena noche.-Aléjense, por favor- suplicó el magnate, que sin éxito trataba de quitar las pesadas cámaras y los micrófonos del espacio personal de ambos- No es un buen momento.-¿Qué sucedió señor Montenegro? ¿Por qué se fue temprano de la gala?-Sin comentarios.-¿Ha ocurrido alguna disputa dentro?-¡Dije que no tengo comentarios en este momento!-Señorita, ¿se siente bien? ¿Ocurrió algo?-¡Déjenla en paz!- gritó el hombre, pasando su brazo alrededor de Sofía y acercándola más a su cuerpo, con la intención de alejarla de