Sofía se detuvo un momento a admirar la lujosa suite.
La amplia habitación estaba decorada con un gusto exquisito que la joven sospechaba que eran del estilo del hombre.
Las paredes estaban revestidas con un papel verde agua con detalles dorados que generaban paz con tan solo verlo.
Una iluminación tenue que resaltaba la belleza de los muebles antiguos y las obras de arte que de seguro valían una millonada.
La cama de tamaño king-size cubierta por sábanas de lujo color negro y múltiples almohadas mullidas hizo que la castaña deseara zambullirse en ella en un profundo sueño reparador.
Pero Sofía sabía que primero debía bañarse, había estado posponiendo eso por bastante tiempo y su cuerpo lo pedía a gritos.
Caminó hacia la puerta cerrada donde el magnate le había indicado que estaba el baño privado, sorprendiéndose de ver que el tamaño era como otra casa entera.
Las paredes estaban revestidas de mármol color negro, a un costado había un jacuzzi que no iba a usar, no podía abusar de la hospitalidad.
Caminó directamente a la bañera de gran tamaño en la que pensó que podría sumergirse para disfrutar de un baño relajante.
Pero antes de encender la ducha, notó que había a su costado derecho un amplio espejo iluminado y lentamente giró su rostro angustiado para ver por primera vez su reflejo en todo el día.
Sofía liberó un gemido de tristeza al ver en el estado en que se encontraba, nunca se había definido a ella misma como una mujer hermosa, pero el aspecto que tenía en ese momento era su peor versión.
Su cabello pegado a su cabeza como una pasta húmeda, su vestido que alguna vez fue de un color vívido ahora era de un color marrón por el lodo y la suciedad, su cuerpo completamente magullado por donde lo mirase y su rostro demacrado de tanto llorar, no haber dormido en horas y no haber probado un bocado de comida.
Estaba fatal y sintió vergüenza por ella misma, sin poder creer que ese hombre millonario que se relacionaba con gente sofisticada la hubiese levantado de la calle, la dejase sentarse en su vehículo de millones dólares y ahora estar en su habitación más lujosa, contaminando todo el lugar con su suciedad.
Ahora entendía porque la recepcionista la había mirado de esa forma, ella hubiese hecho lo mismo.
Sintió náuseas por verse de esa forma y corrió hacia la ducha, entrando con la ropa puesta y encendiendo el grifo, sin esperar a que el agua se calentase, dejando que su cuerpo delgado y frágil sea golpeado por la ráfaga helada de agua.
Entumeciendo su cuerpo, por lo menos de esa forma dejaría de sentir dolor por un rato.
Lucas miró su reloj de muñeca, verificando que ya había pasado una hora desde que dejó a la chica de la calle en la suite, con el bolso en sus manos tocó la puerta suavemente para no asustarla y esperó.
Nadie respondió del otro lado.
“Quizás se quedó dormida” Pensó a sus adentros dejando el bolso en el suelo.
“¿Pero y si le sucedió algo? ¿O si escapó por la ventana?”
“Eso es ridículo Lucas, estamos en el piso 27” se retó a sí mismo por la estúpida idea.
Aún así la curiosidad y la preocupación lo invadieron y no iba a poder irse de ahí sin confirmar que la muchacha se encontraba bien.
-Voy a pasar- advirtió antes de abrir la puerta.
Lucas se asomó lentamente, encontrando la habitación tal como la había dejado, la cama estaba hecha como si nadie la hubiese usado y todo parecía estar en su lugar.
Entró por completo al cuarto y dejó el bolso en el sueño.
-¿Hola? ¿Estás bien?- Quiso llamarla correctamente, dándose cuenta de que jamás le había preguntado por su nombre y tampoco se había presentado educadamente.
“Eres un idiota ¿Cómo esperabas que no desconfiara de ti?”
Caminó hacia la puerta del baño, notando que estaba entreabierta y que el vapor del agua salía de la abertura.
A medida que se acercaba sus oídos empezaron a escuchar un muy bajo sonido agudo y mientras más avanzaba confirmó que era un llanto de tristeza.
Sintió un nudo en su corazón al escucharla llorar de esa forma, no pudo evitar asomarse y espiar sin malas intenciones.
¿Qué le había sucedido a esa joven para llorar de esa forma tan dolorosa?
Vio que estaba dentro de la ducha, podía ver su silueta borrosa detrás del panel de la ducha, como estaba hecha un bollito en el suelo, con el chorro hirviendo de agua golpeando su delgada espalda, apenas se podía estar en ese baño, parecía un sauna.
Una parte de Lucas quiso entrar y tirarse con todo y ropa en la ducha para abrazarla y decirle que iba a estar todo bien ahora que él estaba ahí para ella, pero sabía que no debía, tenía que respetar su privacidad.
Así que salió del baño lleno de impotencia y dejó el bolso para que se pudiera cambiar y dormir más cómoda.
Luego de que Sofía estuviera más de una hora en la ducha, frotándose con una esponja vegetal todo su cuerpo una y otra vez, dañando su piel, llenándola de costas y heridas abiertas, salió de la ducha, con el cuerpo completamente rojo por el agua caliente y el cuero cabelludo ardiendo de dolor, que la joven simplemente ignoró, prefería ese dolor que el otro, el que no se había hecho ella misma.
Salió del baño privado, con un toallón blanco tapando su cuerpo, haciendo que su piel doliera en cada roce y encontró todo igual, excepto un bolso de lujo en el suelo.
Miró alarmada hacia todos lados, pero no había nadie.
¿El joven magnate había estado ahí? Por un momento se sintió invadida, temía que la hubiera visto vulnerable.
Tomó el bolso y sacó lo que había dentro, entre muchas cosas carísimas había un pijama de dos piezas de seda fina color blanco, apreció la tela por un momento.
Eso debía costar carísimo, no debía…
Pero no podía volver a ponerse ese vestido roto, tan solo haría recordarle una y otra vez las manos que lo rompieron sin piedad.
La joven se colocó la prenda, sintiendo la suavidad de la tela y cómo la abrazaba con cariño.
Tímidamente se acostó en la cama, sintiendo la comodidad de la misma, el sueño y cansancio que sentía, que lentamente la llevó a quedarse completamente dormida.
Sofía despertó nuevamente en el asiento trasero de ese auto que olía a tabaco.
Miró su cuerpo y nuevamente estaba con el vestido puesto.
-No… no…- sollozó dándose cuenta lo que vendría a continuación.
La puerta se abrió y rápidamente un cuerpo masculino se abalanzó sobre ella, metiéndose entre sus piernas con una avidez que no le dio tiempo de reaccionar.
-No, por favor…
-Shhh, calladita…- murmuró la voz con aliento a cigarrillo en su cuello- Si te tranquilizas hasta quizás lo disfrutes- dijo burlándose de ella.
-No… no…
-Ey… despierta por favor…
Sintió unas manos en sus hombros
-¡SUÉLTAME!
-Estás bien, estás aquí en el hotel, estás a salvo.
Esa voz… no era la de su abusador, era una voz suave y tierna.
De repente el asiento trasero del auto comenzó a distorsionarse, y la figura cruel encima suyo se empezó a alejar de ella.
-Sí, eso es…. Ven a mí, sigue mi voz, estás a salvo.
Sofía comenzó a llorar entre sueños y se abalanzó hacia la voz, abrazando un cuerpo fornido que la trajo hacia sí y acarició con suavidad su espalda.
-Shhh… tranquila…
Finalmente, Sofía pudo abrir sus ojos llorosos y lentamente su vista se acostumbró a la habitación iluminada por la luz del día que entraba por el amplio ventanal, finalmente sacó su rostro por completo del pecho de la persona, cruzándose cara a cara con ese hombre rubio que la miraba preocupado.
Sintió sus mejillas arder de la vergüenza y se alejó lo más que pudo contra la pared de la cama.
-¡Lo siento!- exclamó avergonzada, tapándose con las sábanas
Lucas no pudo evitar sonreír por lo tierna que se veía y lentamente quitó las sábanas de su rostro rojo como un tomate.
-Está bien… no te preocupes- dijo con una amplia sonrisa, aunque por dentro quería preguntar que había soñado, pero lo iba a dejar para otro momento- Te traje el desayuno- exclamó mostrándole una bandeja con una jarra de jugo de naranja exprimido, tostadas, pasteles, queso, fruta, de todo…
Sofía miró toda esa comida y su estómago gruñó con fuerza.
-Lo siento- volvió a decir avergonzada.
-Deja de disculparte y desayunemos.
-Yo… no debería, ya hiciste mucho por mí- dijo sin poder quitar los ojos de la comida. Realmente estaba muerta de hambre
-Es que es mucha comida para mí solo, no podría con todo esto y la verdad es que me daría pena tirar lo que sobra…
-Sí, sería una pena…- dijo la joven hipnotizada por el exquisito aroma
-¿Qué te parece si desayunamos y luego te propongo algo?
-¿Qué cosa?
-Primero come y luego te digo.
Sofía asintió y con vergüenza dio el primer bocado.
Lucas vio como los ojos de la joven se llenaban de vida por la comida y no pudo evitar mirarla en silencio mientras ella sola desayunaba.
Ahora que la muchacha se había bañado y su pelo se había secado, su belleza natural se había intensificado aún más, sus rizos estaban armados adornando como un marco natural su rostro redondo de mejillas regordetas que se fueron encendiendo mientras comía.
Sus labios rosados y carnosos manchados con mermelada de fresa le dieron ganas de limpiarlos con su boca para saber a qué sabían, pero no… debía contenerse, no quería asustarla y temía que cuando le dijera su propuesta saliera corriendo de ahí.
Lucas no sabía porque, pero no quería que esa muchacha de nombre y paradero desconocido se fuera de su vida, era la indicada, tenía que ser ella quien estuviese a su lado en esos eventos, tenía que decir que sí o sentiría un profundo vacío dentro suyo.
-No puedo más- exclamó la castaña poniendo sus manos en su barriga sintiéndose satisfecha- Estaba delicioso, gracias.Lucas sonrió orgulloso y alejó la bandeja a un costado, sentándose más cerca de la joven de la calle.-Escucha, tengo una propuesta para ti- exclamó seriamente, como solía manejarse con los negocios.Sofía se mantuvo en silencio, esperando que el magnate mostrara sus verdaderas intenciones con ella. Ya la había endulzado con una lujosa habitación y con un desayuno exquisito, era momento de pedir algo a cambio.Inconscientemente cubrió su cuerpo con la sábana, como si fuera un escudo impenetrable.Estaba en el último piso de un hotel lujoso que le pertenecía al mismo hombre que ahora estaba a solas en esa habitación con ella, un hombre con semejante adquisición seguramente era alguien que conseguía siempre lo que quería. Si habían abusado de ella en un coche en plena vía pública no veía porque no en un lugar tan recóndito como ese.-Como ya habrás visto, soy el dueño de
Sofía tenía los papeles del contrato frente a sus ojos. La primera hoja tenía en mayúscula el título. “RELACIÓN POR CONTRATO” Para que no se olvidase que era solo eso, un acuerdo y nada más. La castaña pasó hoja por hoja, leyendo muy por arriba, parecía a propósito que todos los contratos tuvieran miles de hojas con letra chica que uno sabía que no leería, y tampoco tenía el dinero para pagar un abogado que lo leyera por ella. -“Ambas partes no pueden revelar que la relación que tienen es un contrato pre acordado”- leyó en voz alta bajo la mirada nerviosa del magnate que la observaba desde una esquina, esperando con impaciencia a que firmara- En caso de que el firmante decida terminar con el acuerdo no recibirá ningún tipo de beneficio que haya ganado durante la relación- “Básicamente como mi matrimonio anterior” Pensó de forma irónica la castaña. “Me vestiría con ropa de lujo para ser su mujer perfecta, con las joyas y los zapatos más caros, todo lo que sea necesario para mostr
-Bueno es aquí- exclamó incómodo el magnate, al presentarle su no muy humilde hogar a la chica de la calle.Sofía se encontraba parada frente a una majestuosa mansión de un blanco pulcro como la nieve, observó con los ojos abiertos de par en par, aquella imponente construcción que se alzaba ante ella como un castillo de ensueño, con sus altas columnas, amplios ventanales.Sus pasos temblorosos la llevaron a través de las puertas dobles de roble macizo, revelando un vestíbulo espacioso y elegantemente decorado. Un candelabro colgante iluminaba el lugar, haciendo brillar mágicamente la habitación.Un hombre, vestido muy elegante, los recibió.-Bienvenidos a casa- exclamó con cortesía, inclinándose ante la pareja.- Señorita Sofía ¿Desearía conocer la mansión Montenegro?La nombrada se giró hacia Lucas, esperando la aprobación de su parte.El magnate sonrió en aprobación.-Después de ti- exclamó dejando que su acompañante tuviera la libertad de conocer el que ahora sería su hogar.Sofía s
Sofía descendió lentamente por la larga escalera de mármol, sintiéndose insegura de su aspecto.Al final, justo en el último escalón estaba Lucas, quien la observaba estupefacto desde abajo, asombrado por su belleza.Estaba hermosa, más de lo que ya era, con sus rizos perfectamente armados como un marco alrededor de su pequeño rostro sonrojado.El magnate sintió como su respiración se cortaba, cautivado por su presencia magnética.su vestido, el que había escogido de entre cientos que habían llenado su nuevo armario, era exquisitamente elegante. De un tono rosa suave que realzaba su tez morena y resaltaba su belleza natural. La prenda se ajustaba perfectamente a su figura, confeccionado en un suave y delicado tejido de seda, que se deslizaba suavemente sobre su piel dorada. El diseño del vestido tenía un escote sutil en forma de corazón, sin mostrar más de lo que la castaña querría que se viera en público.Lucas observó nervioso cómo se realzaba la línea del delgado y desnudo cuello d
-¿Averiguaste de donde viene esa mojigata?- exclamó la rubia a su secretario, quien también era su espía y quien hacía su trabajo sucio.-Sí señorita Victoria, he averiguado todo sobre Sofía Navarro.-Con que así se llama eh, que apellido más ordinario- rio de forma burlona.-De hecho, lo es.-¿No es hija de alguien importante?- preguntó sorprendida la mujer, quien se volteó rápidamente hacia su hombre, ya que hasta ese momento no le había dado tanta importancia al asunto.Esperaba que esa mujer fuera alguna actriz o modelo de algún país lejano, o la hija escondida de alguna familia que finalmente se mostraba en público.¡Su Lucas no estaba saliendo con una mujer de prestigio!No podía creerlo, eso era caer muy bajo de su parte, hasta era ofensivo para ella misma, cambiarla por alguien que no tenía clase.-Vamos, dime todo de esa donnadie.-En realidad no hay mucho que decir señorita, no me ha costado mucho investigar su pasado. No ha estudiado nada, nunca ha trabajado, no tiene hijos
-¿Estás bien sofí?- preguntó Lucas al verla distraída mirando hacia otro lado, desde su punto de vista no pudo ver al depredador que acechaba a la joven. La castaña dio un saltito al escuchar que el magnate la llamaba, volteandose hacia él, para luego volver a mirar hacia el tumulto de gente, encontrándose con que su abusador ya no estaba ahí. -S-si, todo bien- exclamó sonriendo como bien había aprendido. Una música romántica comenzó a sonar y las luces comenzaron a bajar la intensidad, hasta llegar a una iluminación tenue. “No no no” Gritó a sus adentros, nunca le había tenido miedo a la oscuridad, pero a lo que en realidad le tenía pavor era a lo que se escondía en la oscuridad. -¿Me complaces esta pieza?- dijo su acompañante, inclinándose hacia adelante extendiendo su mano para que Sofía la tomara. La joven lo miró sorprendida. ¿Acaso la gente rica aún organizaba bailes? Pensó extrañada por esto. -Oh, es que no sé bailar- dijo avergonzada, temiendo que Lucas se molestase por
Lucas y Sofía salieron apresurados de la gala. El magnate sostenía a su compañera del brazo, temiendo que se desplomara ahí mismo en la calle.La castaña apenas podía mantenerse en pie, la situación traumática de hace tan solo unos momentos había sacudido su interior, reavivando la escena traumática del auto. Sentía que iba a llorar ahí mismo, y cuando vio que todos los paparazzis estaban esperando una presa a la salida, deseó haber llevado lentes de sol, aunque sea plena noche.-Aléjense, por favor- suplicó el magnate, que sin éxito trataba de quitar las pesadas cámaras y los micrófonos del espacio personal de ambos- No es un buen momento.-¿Qué sucedió señor Montenegro? ¿Por qué se fue temprano de la gala?-Sin comentarios.-¿Ha ocurrido alguna disputa dentro?-¡Dije que no tengo comentarios en este momento!-Señorita, ¿se siente bien? ¿Ocurrió algo?-¡Déjenla en paz!- gritó el hombre, pasando su brazo alrededor de Sofía y acercándola más a su cuerpo, con la intención de alejarla de
-Voy directo a la cama- exclamó Sofía apenas puso un pie en la mansión.Lucas la vio apresurarse escaleras arriba, evitando que el magnate pudiera decir o hacer algo al respecto. No tenía ningún derecho a obligarla a hablar, detrás de las puertas privadas de la casa ya no eran la pareja feliz que se mostraba frente a las cámaras, cada uno dormía en su propia habitación y entre semana no tenían muchos momentos juntos.“Supongo que es mejor así” se quiso convencer el joven, caminando cabizbajo hasta su propio cuarto.Sofía cerró la puerta detrás de sí, apoyándose con brusquedad contra la madera, finalmente pudo respirar, como si desde que todo se había ido al carajo no lo hubiese hecho.Sintió el frío aire de la habitación entrar a sus pulmones y se dio cuenta que había dejado la ventana abierta, caminó hasta la misma, asomándose por la apertura, mirando el hermoso jardín que ahora dormía bajo el mando oscuro de la noche. Luego bajó su mirada hacia el suelo que estaba a varios metros de