-Sofi…- exclamó su madre, acercándose lentamente a su hija, con su padre detrás.Sofía miró hacia la olla humeante, sin ser capaz de mirar a sus padres a los ojos. Luego se levantó y tomó tres platos de la alacena y comenzó a poner la mesa.-Te ayudo…- dijo su madre.-No, siéntense- sentenció- ¿No es lo que querían? Una hija obediente, que les sirviera…- dijo sin compasión.Los padres se sentaron en la mesa, enmudecidos.-Ahora comamos- dijo sirviendo un poco a cada uno.Comieron en silencio, fue la cena más incómoda de su vida y si no hubiese sido porque la comida de Melisa hacía maravillas en su estómago, la castaña hubiese vomitado todo.Cuando finalmente terminaron, Sofía tomó los platos y los llevó a la pileta.-Sofi…-Esperen, debo lavar los platos- exclamó secamente.La madre miró a su esposo con preocupación. Ver a Sofía ser lo que ellos tanto habían deseado que fuera, una ama de casa obediente, de repente ya no se sentía correcto. Esa no era su hija después de todo.El hombre
El día del turno con la obstetra para ver cómo avanzaba el embarazo había llegado, y Melisa estaba en la oficina de su jefa y amiga, esperando a que estuviera lista para acompañarla, como había prometido.-¿Estás lista?- exclamó la joven- Lucas ya salió a su reunión, creo que si hacemos rápido podemos volver antes de que él regrese.-Si… ya estoy- exclamó, viendo que Melisa estaba por salir de su oficina- Espera Meli, antes de que vayamos, quería darte algo.Melisa cerró nuevamente la puerta y se giró hacia su jefa.-¿Qué es? No me digas que papeleo porque me largo a llorar- Bromeó.La castaña rió y le dio una caja rectangular, que Melisa tomó entre sus manos.-¿Puedo abrirlo ahora?-Por favor…Emocionada, la joven levantó la tapa y se encontró con una placa dorada con su nombre.-¿Y esto?-Tu placa de secretaria presidencial.Melisa se quedó mirando el objeto dorado que decía su nombre extrañada, hasta que logró procesar lo que su jefa le había dicho.-¿Secretaria? ¿Eso significa?...
-Es aquí- Exclamó Melisa, frenando frente a la puerta blanca con el cartel que decía “Laboratorio”-Meli, no creo que esto sea una buena idea…- exclamó la castaña.Pero Melisa no la escuchó y golpeó la puerta con fuerza, bajo la mirada de sorpresa de la mujer, que miró hacia todos lados paranoica, lo que menos quería era hacer un escándalo y que seguridad las echara a patadas de la clínica.Luego de golpear un buen rato, finalmente el joven que Melisa había visto hablar con Victoria se asomó con expresión de fastidio.-Si ya tiene un turno espere a ser llamada- sentenció cerrando la puerta, pero Melisa interpuso su pie, bajo la mirada de sorpresa del hombre.-¿Pero qué?La joven empujó hacia dentro, metiéndose en el laboratorio, con Sofía detrás, quien quería salir corriendo de allí.“Esto se está poniendo feo” ´Pensó nerviosa, y agradeció que no hubiese más personas dentro.-¡Este es un lugar restringido al público! ¡No pueden entrar aquí! ¡Voy a llamar a seguridad!- Amenazó el joven
-Te espero aquí- exclamó Melisa, preocupada por lo que estaba por hacer su jefa.-No te preocupes Meli, vuelve al hotel. Yo de aquí me voy a casa a hablar con Lucas, esto no puede seguir así.-¿Estás segura de lo que vas a hacer? Aunque ese hombre esté débil es una mala persona no sé si…-No te preocupes- La interrumpió- Gracias Meli, pero puedo con esto- sentenció dándose vuelta y caminando apresurada por el pasillo hacia la sala de terapia intensiva, rogando que no sea demasiado tarde.-Señorita, no puede estar aquí- exclamó una enfermera, interponiéndose en su camino.-Soy pariente del señor Montenegro- exclamó con tranquilidad.-¿Parentesco?-Soy su nuera- Sofía odio decir esto, aunque fuera verdad, ni ella ni él querían serlo.- ¿Cómo se encuentra él?- dijo con una falsa preocupación.-Él está consiente, pero está crítico… debe saber que no le queda mucho tiempo.Sofía tuvo que esforzarse por no suspirar aliviada al saber que no le quedaba mucho de vida a ese monstruo.-¿Puedo pas
Sofía tocó el timbre de la casa de su difunto suegro de forma insistente sin obtener una respuesta.Impaciente, le habló directamente al comunicador.-Vamos Victoria, sé que estás aquí, hablemos por favor- exclamó tratando de no sonar amenazante.-¿Cómo sabe…?- murmuró la rubia, quien la estaba observando desde la cámara de seguridad.-Victoria…- suspiró la castaña.-Estás loca si crees que te voy a dejar pasar- sentenció la mujer.Sofía se giró hacia la cámara y exclamó:-Hay un par de cosas que deberías saber, créeme que lo mejor es que hablemos, ¿O prefieres que lo hable con Lucas primero?Victoria se puso nerviosa al ver que esa mujer la miraba directamente a través de la cámara.Quería mandarla a la mierda, pero algo dentro suyo le dijo que lo mejor sería escucharla. Un presentimiento la invadió y no era para menos, porque la rubia había estado inquieta los últimos días, desde que su suegro había estado internado, temiendo que todo su futuro se fuera por la borda con la muerte de
Lucas llegó destrozado a la casa luego de la muerte de su padre. El magnate solo deseaba ser abrazado por su amada y que le dijera que todo iba a estar bien, aunque él sabía que no era cierto. Su padre había partido para siempre, pero aún estaba Victoria y su hijo. La piedra en su zapato que seguramente destruiría lo que alguna vez deseó con Sofía. Entró a la casa arrastrando los pies y se hundió en la oscuridad, sin ganas de encender la luz, no se sentía merecedor de nada. -¿Sofí?- exclamó con fuerza para que la joven pudiera escucharlo en toda la casa, imaginando que ya se encontraba acostada a esa hora de la noche. No recibió respuesta y sin alarmarse entró al cuarto, pero cuando vio que la cama estaba vacía y sin rastros de que su amada estuvo durmiendo allí, ya que la cama estaba perfectamente hecha, entró en pánico. En tan solo unos segundos ya había recorrido todas las habitaciones de la casa, sin encontrar a su amada. Ahora si estaba en pánico, la llamó, pero no atendió y
-Meli…-¿Si?-¿Ya es tarde para hacerme para atrás?Melisa no pudo evitar reírse con fuerza del disparate que decía su amiga.-Si cariño, ya es tarde, tu prometido te está esperando en el altar- rió divertida, mientras le acomodaba la cola del largo vestido blanco de su amiga. – No vas a salir corriendo ahora como novia fugitiva ¿O sí?-Es que… siento que me voy a desmayar- exclamó nerviosa, ventilándose con sus manos.-¿Qué es lo que te tiene tan nerviosa? Ya se vieron hasta el apellido, esto es solo formalidad.-Ay cállate- la golpeó en la cabeza- es que…- se mordió el labio- ¿Y si me veo ridícula?Melina abrió la boca sorprendida, mirando de arriba hacia abajo a su querida amiga.La castaña llevaba el pelo suelto porque se había negado a hacerse un peinado rebuscado y complicado, dejando que sus bucles cayeran a los costados de sus hombros, en la parte de arriba de su cabeza llevaba una pequeña tiara con piedras brillantes del mismo color verde que sus ojos. El vestido solo ajustab
Sofía Navarro, una hermosa joven de cabellos rizados un poco más abajo de sus hombros color castaño con tintes cobrizos cuando brilla el sol sobre ella, de rostro redondo y de mejillas infladas y sonrojadas, con ojos redondos y grandes, de color avellana que brillan llenos de vida. O brillaron alguna vez... Porque su mirada cargada de felicidad ha sido apagada, sus ojos intensos y llenos de vitalidad ahora parecen tener un velo gris, manchados por las lágrimas cristalinas que no dejan de caer de su rostro húmedo e hinchado de tanto llorar. Sofía corre, o eso intenta con las pocas fuerzas que le quedan en su pequeño y delgado cuerpo que ha sido ultrajado en contra de su voluntad. El rostro de su abusador, ese hombre sádico de rostro perfecto pero maligno jamás se borrará de su memoria, esa sonrisa despiadada y llena de lujuria, clavándole sus ojos negros llenos de deseo impuro a su piel enrojecida por su brutalidad. Sus manos grandes y callosas rasgando su vestido favorito, es