Capítulo 5: Convencerme

Era mucho que procesar, por eso, era que mi mente estaba intentando alcanzar la velocidad con todo lo que estaba pasando en un día que sentía que no tenía fin. Parece que no tiene fin porque no logro entender cómo es posible que él me diga algo así.

— Lo que acabas de escuchar, señorita Hill. Vine a decirle que quiero… no, necesito que seas mi esposa, entonces, ¿Por qué te encuentro así?

— Señor Castagnoli… esto me ha tomado por sorpresa.

— ¿Por qué debería tomarte por sorpresa? He estado apoyándote en este momento duro como algo más que jefe. Además, ¿crees que dejo que cualquier mujer este sobre mis piernas? — pregunta mi jefe y yo de inmediato, me levanto reaccionado a su comentario.

— Lo entiendo, señor. Pero, eso está lejos de lo que podría significar un matrimonio.

— Te conozco y me gusta como eres, eso me parece suficiente para mí. — dice el señor Castagnoli y yo respiro profundo.

— Aun así.

— No voy a obligarte, si no quieres casarte conmigo, lo entenderé.

— No somos novios, mi madre y mi hermana han muerto recién, entiéndame, no puedo aceptar una propuesta que no pensé que me haría.

— ¿Por qué no? Eres una mujer y yo un hombre, no entiendo porque haces todo un drama cuando es tan simple. 

— No lo es, señor. Aunque seamos una mujer y un hombre, nunca se ha acercado a mí con una intención amorosa. A la vista está que no somos novios y… oh, entonces está buscando una esposa porque no quiere seguir pensando demasiado en ello.

— Me alegra que lo hayas entendido, señorita Hill.

— Pero, ¿Por qué yo? — pregunto confundida.

— ¿Por qué no puedes ser tú? — pregunta el señor Castagnoli sonriéndome.

— Es que… no lo pensé posible.

— Nos respetamos, no hemos tenido un solo inconveniente en estos tres años que llevas trabajando conmigo, creo que podríamos ser buenos compañeros como lo hemos sido hasta ahora.

— Pero, sería su esposa.

— Solo es un título. Seguiremos trabajando juntos. Estaré cuando lo necesites como ahora y ya. No cambiará nada.

— Cambiará todo porque viviremos juntos, señor Castagnoli.

— ¿Es eso lo que te preocupa? Creí que estabas intentando matarte porque no podías pensar en la posibilidad de vivir con los recuerdos de tu familia en esta casa. 

— Aun así…

— Si es así como piensas, lo mejor es que vivíamos en otro lugar. Pero, si lo que te preocupa es que te toque, puedo jurarte ahora que no voy a tocarte. Nunca lo haré

— Entonces, seremos un matrimonio de mentira

— No. Seremos un matrimonio moderno. Nosotros vamos a tratarnos con respeto, tendremos el respaldo de su pareja y serás vista por mi familia como mi esposa. Tendrás todos los beneficios como mi esposa e incluso, vamos a dormir juntos.

Mi corazón late con fuerzas y yo siento que voy a morir por lo que acaba de decirme, rápidamente, llevo mis manos a mis mejillas que están muy calientes, porque seguramente estoy roja.

— Pero… — digo mirándolo completamente.

— No necesitas preocuparte por mis piernas. Yo puedo acostarme solo en la cama y como te he dicho, no voy a tocarte, eso es lo único que nos va a diferenciar de un matrimonio real.

— Tampoco habrá amor.

— Muchos matrimonios modernos no tienen eso, señorita Hill — dice mi jefe

— Eso es triste.

— Es la realidad, tú eres quien escoge si es triste o es algo de lo que sentirse aliviado. — dice el señor Castagnoli y yo suspiro profundo.

— ¿Quiere complacer a su padre, señor Castagnoli?

— Sí, es solo eso.

— ¿Qué hay si no le agrado? — pregunto y él se encoge de hombros.

— Él solo me ha pedido que me case, no necesito que mi esposa sea aprobada por él, señorita Hill.

— Yo hubiese deseado que si me voy a casar, mi madre lo aprobara. — digo limpiando mi mejilla y desviando la mirada para que no me vea llorando.

— Lo sé y lamento ello, tú si tuviste una madre presente que te dio amor y con quien quisiste hablar de cosas importantes como estas. Pero, ya no esta y por eso, es momento que comiences a vivir.

>> Recordando que todo eso que puedes decirle, ella ya lo sabe, porque no está físicamente, pero, si en tu corazón y mente, esos que ya saben de mi propuesta. Ella ya te está acompañando y esperando que decidas, como yo estoy esperando.

— No creo que sea una buena compañera para usted. No debería tomar esto a la ligera.

— No lo estoy haciendo, señorita Hill. Si la he escogido, es porque usted es la única mujer a la que le toleraría que este en mis piernas.

>> Es solo usted quien permito que este cerca y al momento de pensar que compartiré una cama, no me molesta que sea usted y espero que a usted no le moleste que un paralitico sea quien le proponga matrimonio, señorita Hill.

— ¡Yo no pienso así de usted, señor Castagnoli! — digo de inmediato.

— Lo sé, porque de todas las personas que he conocido, nunca he visto lastima hacia mí en tu mirada. Nunca me has visto con desagrado, molestia o frustración porque debes trabajarle a un paralitico.

— Nunca lo he visto como una molestia, señor.

— Eres la única que no me ha mirado así. yo cambiaba constantemente de asistente, porque siempre hablaban de cómo sus carreras se iban al cesto de la basura porque se habían humillado al trabajar con un discapacitado.

>> De usted, nunca he escuchado eso e incluso me ha defendido de comentarios así. Por eso, estoy seguro de que usted es la mujer perfecta para ser mi esposa. Así que, por favor, piense mi propuesta y sea mi esposa. — dice el señor Castagnoli.

— ¿Cómo sabe todo eso?

— Las cámaras tienen sonido, señorita Hill y yo sufro de muchas inseguridades, por lo que, Louis me trae videos cuando hablan bien de mí y las coloca sin mi permiso en casa. Es una molestia, pero, él tiene el control remoto de mi casa inteligente y por mucho que le pida a mi casa que se calle, no lo hace hasta que él me hace escuchar lo que desea.

>> Siempre que lo hace, usted es la que está hablando. Por eso, quiero que sea mi esposa, porque es buena, amable y tiene humanidad. Algo que muchas personas no poseen. — dice el señor Castagnoli y yo sonrío

— Está bien, señor Castagnoli, acepto ser su esposa. — digo y él me sonríe-

— Entonces, ve por tu identificación, hoy mismo debemos registrar nuestro matrimonio. — dice el señor Castagnoli y yo abro mis ojos sorprendida.

— ¿Qué ha dicho?

— Hoy habías decidido morir, es momento que cambies eso y la mejor manera de renacer es con un matrimonio. Una vida compartida conmigo

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