Mi mente se pierde en su comentario. Se suponía que ese tipo de promesas no son correctas de realizar, porque está entre los mandamientos de Dios que no está permitido matar, pero, eso era lo que me llevaba a pensar lo siguiente: ¿es alguien creyente?No soy una mujer que se la pasa en la iglesia, pero, creo en Dios y hay conductas que ni siquiera en promesas para verse genial, deben realizarse. Porque podría ser tomado en cuenta como juramentos vacíos que se relacionan a mentiras.Entonces, sabía que mi jefe es una persona respetuosa, amable y atenta, pero, eso en ninguna parte me habla de ser una persona creyente que no está de acuerdo con castigos que denigran o humillan a la persona.‘¿Cómo debo preguntarle algo así sin que suene grosera de mi parte?’ me pregunto mentalmente.Quería preguntar a alguien sobre como hablar un tema delicado como lo es las creencias, pe
Había quedado sin palabras. No podía entender cómo era posible que él me dijera algo tan impactante con tanta naturalidad como si me dijera cual es el color de camisa que más le gusta tener.Sentía que me faltaba el aire y que la calma que he logrado tener después de acostumbrarme a estar en el aire, ha desaparecido, por lo que, nuevamente había empezado a hiperventilar y el miedo a la altura, más el desespero por haberme metido en algo que no va acorde a mis pensamientos y costumbres, hacen que no pueda controlarme.— Aterriza, por favor — digo en medio de un ataque de pánico que me pide que salga corriendo antes de que sea demasiado.— Dove…— ¡Aterriza! — grito desesperada.— Está bien. mantente en tu puesto. Voy a aterrizar. — dice mi jefe y poco a poco comenzamos a descender.Después de encontrar un helipuerto d
Estaba en graves problemas y lo peor, es que apenas me estaba dando cuenta. Cuando ya estaba casada con el hombre no es lo que creí que seria y pude saberlo antes de aceptar ser su esposa, pero, me concentré más en como él me hacía sentir y no en las advertencias que me habían dado minutos antes de cometer la locura.— Puede estar pasándome a mí. — Susurro, aturdida.— Dove, Si realmente crees que es demasiado para ti…— ¡Claro que demasiado para mí! ¡Soy una mujer cristiana que está en contra de la violencia y se ha acabado de casar con un hombre que quiere entrar a un mundo violento! ¡Por supuesto que es demasiado para mí! — exclamó con molestia.— Vamos a divorciarnos entonces — Dice mi jefe y yo lo miro como si me hubiese colocado una pausa. Mis manos que había levantado en señal de frustración, quedaron inmóviles en el aire.— ¿Es esa la solución que necesitas? — Preguntó después de salir de mi asombro.Estaba más que Claro que él no tenía algún sentimiento por mí. Pero, cuando m
Respiro profundo, para no sucumbir a la tentación que es para mí escucharlo llamarme esposa. Después de todo, no puedo basar mis decisiones en emociones o me meteré en un problema más grande.— Te escucho. — digo.— Primero debes ser atendida, Dove. Estas herida.— Estoy bien.— No lo estas. Pero, no necesitas hacer esto para que yo te diga que sucede con mi familia, porque te lo contaré. Te dije que lo voy a hacer y dime, ¿Cuándo he faltado a mi palabra?Es verdad. Sí, hay algo que debo reconocer de mi jefe, es que es una persona seria, que todo lo que dice cumple. Por eso, de él no se encarga de hacer promesas vacías que no sabes si puede cumplir.‘Quizás fue eso lo que me hizo creer que era una persona que jamás se metería en ese tipo de negocios tan turbios.’ Me digo mentalmente.— Está bien, vayamos a recibir atención médica. — Susurro y el hombre frente a mí, extendió su mano para que yo pueda levantarme.Estaba molesta con él, conmigo y con lo tonta que fui por haber decidido a
Recibo la atención médica pertinente. Aunque pienso que es una exageración demasiado grande, solamente porque tropecé y caí de las escaleras, me dejo atender porque ya causé suficientes problemas al bajar tan apresuradamente de un helicóptero.— Su esposa se encuentra muy bien, señor Castagnoli. Aunque es cierto que debe tener mucho cuidado y no correr en las escaleras. Después de todo, hoy solamente fue un susto, pero más adelante podría ser algo peor.— Lo entiendo, doctor y gracias por recordármelo. Me aseguraré de recordarle eso siempre a mi esposa. — Dice mi jefe acariciando levemente mi mano.Sabía perfectamente que no lo hacía con la intención de demostrar amor hacia mí. Pero, no podía evitar sentirme tan bien cuando estaba siendo tocada por él, de una manera cariñosa e íntima.— Doctor, ¿puede darme algún medicamento para dormirme ahora?— ¿Sufres de insomnio? — pregunta el doctor con una expresión de confusión.— Han pasado muchas cosas que me han llevado a no dormir, pero, a
Es evidente que debía controlar mi emoción por mi conexión cercana con mi jefe, para poder mantenerme con la mente fría y mi corazón calmado al momento de tomar alguna decisión.— Dijiste que ibas a confesarme todo. Es tu momento.— Vengo de una familia problemática. Fui producto del amor que mi papá le tuvo a mi madre, pero esta mujer no era aceptada por la familia Castagnoli, ya que mi madre Era hija del mayordomo de la familia.— ¿No aceptan que ustedes tengan mujeres que no sean de su mismo estrato social? — Pregunto preocupada porque lógicamente yo no estoy en el mismo nivel de mi jefe.— No lo aceptaban. Mi abuelo era una persona demasiado rígida que no aceptaba compromisos que no estuvieran aprobados por él. Por lo que, el amor entre mi madre y mi padre fue a escondidas.>> Eso tuvo muchas repercusiones y mi madre al final termin&oac
Estábamos teniendo un encuentro íntimo y no me refiero a sexo, si no, a este tipo de cercanía que en otras parejas costaría meses o años llegar. Porque estábamos acercándonos de una manera no física que me agradaba.— Por eso te escogí. Porque si necesitas soltar, lo harás y lo que no te parece correcto, por mucho que te presiones, no lo vas a realizar, porque decidiste ser buena y lucharas por eso.— Aunque tenga un esposo que será parte de la mafia.— Tendré mi negocio relacionado con la mafia, pero, solos, cuando estemos solos, seré Danell. El Danell que conoces, el que vez ahora. Porque no tengo pensado llevar los negocios a nuestro hogar. — dice mi jefe y yo asiento.— Sería muy bueno que nunca te viera matar a alguien. Yo… sería demasiado para mí. — digo bajando la mirada y él me toma del men
Sabía lo que he dicho, pero, apenas acepté que lo iba a hacer, pude sentir como mi sangre se drenó y pude sentir como mi temperatura disminuía tanto que parecía un cadáver. Sin embargo, me negué a darme por vencida. Había dicho que podía lograrlo.— Está bien, voy a levantar mi trasero de la silla y tú bajaras mis pantalones. — dice mi jefe y yo trago duro.Cuando acepté ser su esposa, no me imaginé que haríamos esto esta noche. No estoy preparada para eso. Por lo que, lógicamente, estaba muy nerviosa para poder bajar sus pantalones. Por eso, respiré profundo y me mentalizo de que no le estaba bajando los pantalones a mi jefe.Sin embargo, la calma que me cuesta tener, desaparece cuando escucho el sonido que produce su cremallera al ser bajada. Es un sonido característico y parecía que sus pantalones son tan exclusivos, que aunque n