En medio de la fresca tarde del sábado, salgo de la casa y me dirijo hacia el auto de Murgos para sacar mis maletas. Al poner un pie sobre el césped del jardín, quedo impresionada no por la cantidad de maletas apiladas detrás del auto, sino por el enorme telescopio que Murgos ha comenzado a armar. A su lado, Delancis da pequeños saltos y observa a su madre con una expresión de ilusión en su rostro, lo cual me hace sonreír.—Por favor, yo también necesito ver las estrellas en esa maravilla —digo a Murgos mientras camino hacia el auto.—Cuando mi hija se canse de usarlo, te lo presto—responde con una sonrisa divertida.Mientras saco mis maletas del auto, no puedo evitar voltear a verlas y pensar en lo mucho que Murgos consiente a su hija y cómo trata de cumplir cada uno de sus deseos. Me hace reflexionar sobre mi futuro y mis posibles hijos, ¿seré igual de complaciente? No, con esta vida que llevo no merezco tan siquiera pensar en tener un hijo… Por ahora no.Una vez tengo mis maletas en
Nos encontramos en el pórtico de la antigua casa de mis padres, Murgos y yo, mientras compartimos una taza de té negro, somos testigos silenciosas de la fascinación de Delancis ante el firmamento. Bajo un manto de estrellas relucientes, la noche se viste con el murmullo rítmico de los búhos, el canto nostálgico de las cigarras y el coro enigmático de los anfibios. En la distancia, la oscuridad se funde con la tierra, creando un horizonte misterioso y profundo.—Ni todo el dinero del mundo podría comprar tan hermosa noche —musita Murgos con su tono sereno, cargado de un deleite, mientras nuestras miradas se pierden en el vasto lienzo de estrellas sobre nosotros.—Es el tipo de retiro que todos anhelamos en ciertos momentos de la vida.—Absolutamente —concuerda ella, llevándose la taza de té a los labios antes de continuar—. ¿Sabes? Aquella noche en la discoteca, creí haber encontrado a un par de chicas que compartían una amistad inquebrantable.—Yo también lo pensaba.Nuestros ojos se
No puedo negar que me preocupa un poco la reacción de Danna, pero no puedo darme el lujo de desviar mi atención de los estudios. Seguramente lo de Danna es solo un malestar estomacal, lo más probable es que mañana esté mejor. Decido enfocarme en lo que realmente importa y continúo mi camino hacia la biblioteca.Al llegar, mis ojos se posan en Giovanni Paussini, quien está sentado frente a una de las mesas de la biblioteca. Se le ve sumamente concentrado, absorto en sus estudios. Paso frente a él, esperando que note mi presencia. Por alguna razón, siento una necesidad repentina de llamar su atención. Giovanni levanta la mirada y me observa brevemente, pero luego vuelve a sus libros. Es evidente que está decidido a mantenerse en el primer lugar. Decido concentrarme en mis propios asuntos; necesito recuperar el puesto que siempre me ha pertenecido: el primero.Cuando llega la hora del examen, todos los estudiantes de la clase nos encontramos en espera de recibir la hoja del examen. Mi at
Advertencia: Este capítulo es una de las escenas sexual más explícita que he escrito. Si no le gusta lo explícito, omita el capítulo. Y si no le gusta el spicy ¿Qué carajos hace leyendo esta saga? xD El amor no interfiere en este momento, así que no hay lugar para el romanticismo. Sin embargo, mientras nuestros labios se encuentran en un apasionado beso, percibo una conexión que sugiere que Giovanni podría estar sintiendo algo más. Aunque estoy segura de que estoy malinterpretando las señales. Si quiere mantener su estatus como un respetado mafioso, enamorarse de una prostituta sería lo peor que podría hacer. Nuestras lenguas se entrelazan en un juego sensual, cada roce es una chispa de excitación que despierta un deseo profundo en mí. Puedo sentir la erección de Giovanni bajo mi pelvis, lo que despierta en mí el deseo de tomar el control, pero me contengo, jugando con la tensión que existe entre nosotros, dejando que solo mis dedos acaricien su miembro. —Si no hago algo pronto, tu
El verdadero placer que toda mujer debería experimentar es aquel que solo he conseguido con Giovanni. Es increíblemente intenso, y se ha convertido en mi nueva debilidad frente a él. El italiano conoce cada punto sensible de mi cuerpo, sabe exactamente dónde tocar para encender mi deseo. Es peligroso tenerlo cerca en la universidad, así que decido irme a estudiar a los jardines traseros antes de que comiencen las clases. Mientras camino por el pasillo que lleva al exterior, diviso a una rubia de estatura mediana corriendo por el cruce a mitad del pasillo. ¿Está Danna enferma todavía? La preocupación se apodera de mí, y sé que no podré concentrarme en mis estudios con esta inquietud. Así que la sigo rápidamente hasta el baño.Una vez dentro, la escucho vomitar. Me detengo frente al cubículo donde está, sin saber qué decir o hacer. Pero antes de que pueda articular una palabra, ella abre la puerta y nuestras miradas se encuentran, ambas con expresiones que mezclan la preocupación y la i
Narrado desde la perspectiva de Danna Taylor:Conocer a Miriam fue la mejor cosa que me pasó en la universidad; perderla ha sido lo peor que me ha pasado en la vida. ¿Sabes? A veces pienso en cómo alguien puede llegar a ser tan grandiosa. Es que no hay palabras suficientes para describir lo inteligente, amable y guapa que es. Desde el primer día que la vi en el aula, con su pelo esponjoso y esos ojazos grises que parecían mirar directo al alma de uno, escucharla con esa sofisticada forma de hablar que hipnotiza a cualquiera, desde ese momento supe que tenía frente a mí a alguien especial. ¡Y vaya que sí lo ha sido! Yo ya sabía que me gustaban las chicas, así que no fue difícil darme cuenta de que en poco tiempo terminaría locamente enamorada de ella.Recuerdo cuando el profe de Historia Británica nos mandó hacer equipos, y adivina qué, ¡me tocó con ella! Fue como... no sé, como si ganara la lotería, pero mejor. En serio, cuando Miriam puso esos ojos en mí por primera vez, me quedé com
Me despierto con un sobresalto al darme cuenta de que mi alarma no ha sonado. ¡Maldita sea! Me quedé hasta tarde estudiando y ahora estoy tarde para la universidad. Sin tiempo que perder, me visto rápidamente y salgo corriendo hacia el campus. Al llegar, me doy cuenta de que el profesor aún no ha llegado, así que respiro aliviada. Dejo mi mochila en mi asiento habitual y comienzo a llamar la atención de mis compañeros, como suele hacerlo la presidenta del equipo de trabajo. Todos voltean a verme y me prestan atención mientras les doy las últimas directrices para la presentación. Repaso el orden de las exposiciones y busco a los líderes de cada sección. Cuando llego al equipo de cuentas por cobrar, noto que Danna, la líder, no está presente. El corazón me da un vuelco. En minutos, el profesor llegará. De hecho, ya está entrando por la puerta del aula.—¡Chicos, es hora de comenzar! —anuncia el profesor con entusiasmo, mientras se dirige hacia su escritorio.Me inclino hacia Giovanni y
Recuerdo perfectamente aquella tarde durante las clases de pole dance, cuando Tenté me preguntó por Danna. Le conté que la había encontrado en el hospital y que, aunque ella dijo estar bien, yo no me lo creí del todo. Fue entonces cuando Tenté soltó una afirmación que heló mi sangre: «Temo decirlo, pero es posible que el guardaespaldas de Murgos se la haya llevado para abusar de ella. Lo vi ayer en la discoteca, y es ese tipo de personas».Era el peor escenario, demasiado malo como para ser cierto. Ahora es tan cierto, que el escenario para él va a ser demasiado malo.Antes de salir de la universidad, le rogué a Giovanni que no cometiera ninguna locura, que no vale la pena ensuciarse las manos por un hombre como ese, y me respondió que disfruta ensuciarse las manos con sangre de personas abusivas. Me costó hacerle cambiar de ideas, le pareció buena idea el hacerle sufrir de otra manera, porque peor que la muerte es la tortura en vida. Mi misión: conseguir una foto de aquel hombre para