Capítulo55
La mano de Alicia, que seguía agarrando con fuerza la mía, también tembló. Luego la soltó:

— ¡Qué hijo de su...! Voy a llamarlo ahora mismo para que venga y me aclare todo esto. ¿Qué demonios pretende? ¿No decía que no había nada con esa miserable Beatriz?

Por fin me soltó temblorosa la mano. Mientras me la frotaba para que se me pasara el hormigueo, le dije:

— Alicia, ya hablé con él en la oficina. Está de acuerdo con la ruptura. Y además...

Hice una pausa y añadí:

— Metió a Beatriz a trabajar en la empresa.

Me sentía como una simple chismosa, pero ya que estábamos, decidí soltar todo lo que Carlos había hecho.

— ¿Qué? —los dos se quedaron al instante boquiabiertos.

Gabriel se puso lívido. Alicia se volteó hacia él:

— ¿No decías que tenías todo controlado en la empresa? ¿Cómo es que no sabías esto?

Claro, Gabriel lo sabía todo desde casa. Pero la contratación de alguien nuevo no era algo que un presidente estuviera pendiente todo el tiempo.

Gabriel se quedó callado, echando chispas de
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