Capítulo181
Fui a ver a Paula, que por suerte estaba en casa.

—Por cierto, ¿qué pasó aquella vez que me llamaste en plena madrugada? Salía de una operación, estaba agotada y no pude devolverte la llamada. ¿Estabas enferma? —me preguntó con cierta curiosidad Paula al verme, recordando el incidente.

Me quité despreocupada los zapatos y caminé descalza sobre la alfombra.

—Amiga, si hubiera estado realmente enferma, a estas alturas ya sería cenizas.

Paula me rodeó los hombros con el brazo.

—¿Estás molesta?

—No, sé que eres una mujer ocupada. No era nada importante —no le mencioné lo de la enfermedad de Sergio.

Paula no me creyó:

—Si me llamaste a esas horas, seguro que era importante.

—Era por Sergio —terminé confesando, no quería que se preocupara pensando que me pasaba algo.

Paula me sirvió atenta la mitad del jugo de sandía que acababa de preparar.

—Este tipo cada vez me cae mejor. Sara, si no lo aprovechas, te vas a arrepentir toda la vida.

Con el corazón todavía revuelto por lo de Carlos, le di u
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