Capítulo 295
—Sasa, esta noche papá contará las estrellas contigo.

—Sasa, sé una buena niña y toma tu medicina.

—Sasa...

—Papá, mamá...

Extendí mis brazos tratando de alcanzarlos mientras gritaba, pero alguien sujetó mis manos. Una voz familiar me llamaba:

—Sasa, Sasa, despierta, despierta...

Junto con esos llamados, sentí que tomaban mi rostro entre sus manos.

Vi el rostro preocupado de Sergio, sus pulgares acariciando mis mejillas.

—Sasa, soy yo.

Era Sergio. Desperté completamente de ese sueño lleno de dolor, pero mientras más despertaba, más dolía.

De repente, mordí mi labio con todas mis fuerzas.

Al siguiente instante, Sergio apartó mis labios.

—Sasa, suelta, no te lastimes, sé buena...

Con cada "Sasa" que Sergio pronunciaba, las imágenes de mis padres aparecían en mi mente.

—¡Ah! —volví a gritar.

Sergio me abrazó contra su pecho. Recostada en su hombro, rompí en llanto.

Mis puños golpeaban su cuerpo. Nadie sabía cuánto sufría, cuánto deseaba morir de dolor.

Mis padres, mis maravillosos padres,
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