Capítulo 242
"¡Buenas noches, mi novia!", me escribió Sergio media hora después.

No podía evitar preguntarme qué habría hecho en ese tiempo, ¿tal vez como en las novelas, se dio una ducha fría? El solo hecho de recordar cómo había tenido que frenar todo de forma tan abrupta me dejaba sin valor para contestarle.

Esa noche dormí fatal, probablemente porque yo no me di ninguna ducha fría, y sentía como si algo me recorriera por dentro. Comprendí en primera persona lo que significa que el deseo sea un pozo sin fondo.

Al no poder conciliar muy bien el sueño, desperté muy temprano. Aunque por mucho que madrugara, jamás le ganaría a Sergio, que ya había salido a correr.

La vitalidad y aguante de este hombre eran realmente increíbles. Alguien así seguramente sería muy intenso en... ¡esas cosas! Era como si me hubieran embrujado, en realidad no conseguía sacármelo de la cabeza...

Y todo por culpa de Paula, ¿por qué me dio ese terrible consejo anoche? Sin importar la hora, le mandé un mensaje: "¿Tienes hambr
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