Al día siguiente desperté con un beso de despedida de Cristian. Estaba listo para irse a su consulta. Tras despedirme de él me tomé un tranquilizante. La idea era dormir y no pensar en mi nuevo escenario de vida, el cual, era muy confuso. No entendía la nueva actitud de mi esposo. Tampoco, comprendía mi reacción. Y más me costaba entender la noche de pasión que habíamos tenido.Antes de descansar le pedí a Ana que me dejara dormir. Que no me despertara. Y así lo hizo. Desperté después de las tres de la tarde con mucho apetito. No había tomado desayuno. Ni había comido nada ese día. En el comedor me encontré con un ramo gigantes de rosas rojas y una nota de Cristian en donde agradecía lo acontecido con un escueto “Gracias, esposa mía”.También, me encontré con varios mensajes escritos de Eduardo. Estaba preocupado porque no llegué a almorzar con él. Le expliqué que me había tomado un tranquilizante y que había dormido hasta después de la hora de almuerzo. Le pedí disculpas por haberlo d
Eduardo partió pidiéndome disculpas. Me dijo que de haber sabido como yo era realmente jamás me habría dejado trabajar en su cabaret. Que lamentaba haberme expuesto de esa forma. Lo interrumpí y le dije que yo era una mujer adulta y si alguien era culpable de haber bailado en ese lugar era yo. El insistió en culparse. Posteriormente me dijo que no debía tener miedo. Que nada malo me iba a pasar. Que el haberme enterado de los negocios ilegales solo hacía que él fuera más honesto conmigo. Me prometió que me cuidaría con su vida.Yo quise demostrar una fuerza que no tengo y le dije que yo me podía cuidar sola. Él señaló que no podría soportar que me pasara algo malo porque me amaba. Yo quedé boquiabierta. Siempre pensé que yo era una amante más en la vida de Eduardo. Sumado a que era la primera vez que alguien manifestaba amarme. A mí me habría gustado responder a ese sentimiento, pero, yo solo lo quería mucho. Yo no sé amar. Yo respondí sus dichos con un largo beso que terminó en sexo.
Pesé a que tenía los ojos hinchados que delataban que había llorado harto, Cristian, no hizo ni un mínimo intento por saber que me pasaba. Lo único que le importaba era que yo había roto el pacto de estar temprano en casa. Le dije que había conocido a una bailarina norteamericana y que hablando de danza no nos habíamos dado cuenta que ya era tarde. Me reprochó por hablar con desconocidos y siguió con su queja.De mala forma llamó a Ana y le pidió que nos sirviera la cena. Yo le dije que no estaba de ánimo para comer con alguien que estaba tan enojado sin motivo. Cuando me di vuelta me tomó del brazo y me ordenó que me sentara en el comedor. Me costó, pero, logré zafarme. Y me fui a la habitación de invitados para no dormir con él.Volví a romper en llanto. Cuando logré calmarme le escribí a Jane. Le dije que aceptaba el trabajo. Acordamos reunirnos a las diez de la mañana para afinar detalles. Estaba decidida a trabajar e irme de la casa de Cristian. Ya estaba aburrida de su tiranía. A
Mientras estudiaba los programas recibí un mensaje escrito de Eduardo. Me decía que me extrañaba y que le gustaría que almorzáramos juntos. Yo le recordé que acordamos alejarnos por un tiempo y le pedí que respetara el acuerdo. Me envió dos mensajes más insistiendo. Pensé en bloquearlo, pero, no lo hice por miedo a que reaccionara mal al darse cuenta que le estaba poniendo un punto final a nuestra comunicación.Al llegar la hora de almuerzo junto a Jane fuimos a un restaurante vegano. Me encantó la comida y todo el concepto. Una vez traté de ser vegana, pero, mi esposo se opuso diciendo que me pondría más tonta de lo que soy por la falta de proteínas. Yo sé que las proteínas y otros nutrientes se pueden suplir con elementos del mundo vegetal, pero, no quise tener problemas con mi cónyuge. Además, no quería seguir siendo tratada de estúpida.Jane es vegana hace más de veinte años. Me comentó que le costó dejar de comer carne porque a ella si le gustaba ese tipo de comidas, pero, que luc
Han pasado varios días. Mi trabajo me hace feliz. El ambiente laboral es estupendo. He logrado hacer varias ventas. Teniendo en cuenta que nunca había vendido antes es un gran logro. He sabido usar los programas computacionales sin ningún problema. Y Jane me ha felicitado en más de una ocasión por mi buen desempeño laboral.Cristian trata de arruinar mi felicidad. Ante mi negativa de dejar de trabajar se ha vuelto más violento verbalmente de lo acostumbrado. Se burla de mí y del trabajo que tengo. Dice que era lógico que yo trabajara de vendedora porque mis neuronas no me alcanzan para nada más. Donde lo ignoro comenta que le doy vergüenza y que no se separa de mí solo porque le gusto físicamente. Entre otras ofensas del mismo estilo.Yo ya no ceno con él. Como en mi habitación y a veces salimos con mis compañeras de trabajo a cenar a algún restaurante cercano a la escuela de danza. Trato de evitar estar cerca de mi cónyuge. Ya no soporto su toxicidad. Y si no fuera por el maldito con
Cuando estábamos con Jane tomándonos un café en una cafetería llegó Eduardo. Me molestó mucho la situación. Le había dicho en reiteradas ocasiones que debíamos permanecer alejados. No le bastaba enviarme todos los días mensajes y llamarme periódicamente. Ahora se presentaba sin más. Estaba siendo invasivo. No estaba respetando mis límites.Le pedí disculpas a mi nueva amiga por tener que dejarla sola para hablar con mi cuñado. Donde estaba molesta olvidé presentarlos. Jane noto mi enojo y me dijo si necesitaba ayuda. Le indiqué que no y que lamentaba mucho interrumpir nuestra conversación.Con Eduardo nos sentamos en una mesa alejada para que nadie escuchara nuestra conversación. Me rogó que volviera con él. Insistió en que me amaba y que cada día sin mí lo estaba volviendo loco. Le dije que lamentaba no poder corresponder a su amor. Añadí que ya no iba a volver a estar con él. Que esta era nuestra última conversación. Que yo daba por terminado lo nuestro y que esperaba que él se alej
Llamé a la abogada de inmediato y concerté una cita para la tarde. Después del trabajo fui a buscar el contrato a casa y me fui rauda al bufete. Al llegar Claudia me recibió muy amistosamente. Ella tiene un trato muy agradable y contenedor.Me pidió que le contara con detalles mi historia. Como nunca hablé sobre todos los detalles del contrato que tuve que firmar para salvar a mi padre de la cárcel. Sobre el trato que siempre había recibido por parte de Cristian. Y mi necesidad urgente de divorciarme de él.Claudia le pidió a su secretaria que fotocopiara el contrato para analizarlo en detalle. Me preguntó si tenía dinero para cubrir la multa que tendría que pagar si pedía el divorcio. Le dije que no. Que tenía unos pocos ahorros más lo que iba a ganar trabajando con Jane. Me pidió que fuera tranquila a casa y que tratara de dormir. Se comprometió a darme una respuesta al día siguiente. Me dijo que antes de tener su respuesta no encarara a mi esposo.Cuando llegué, Cristian, estaba to
En la noche dejé en silencio el teléfono móvil para poder dormir tranquila. Al despertar encontré que tenía más de diez llamadas perdidas y cinco mensajes de texto de Cristian. De forma escrita partió manifestando su preocupación para terminar tratándome de perra tonta. Le escribí a mi abogada y le pregunté si me aconsejaba contestar. Me indicó que le dijese que me había quedado en la casa de una amiga porque se me hizo tarde. Me pidió que no le diera a entender que lo había abandonado. La idea era que yo pudiera sacar mis cosas de la casa de Cristian sin ningún problema. Cuando hiciese eso, ella lo llamaría para avisarle mi decisión y para advertirle sobre los problemas legales que tendría si me molestaba.Llamé por teléfono a Cristian. Yo sabía que a esa hora solía estar en reunión. Mi idea era que no insistiera en hacer preguntas y que no me ofendiera. Le dije lo aconsejado por la abogada y me indicó que más tarde hablaríamos seriamente. Me dijo que almorzaríamos juntos. Yo le dije