Han pasado varios días. Mi trabajo me hace feliz. El ambiente laboral es estupendo. He logrado hacer varias ventas. Teniendo en cuenta que nunca había vendido antes es un gran logro. He sabido usar los programas computacionales sin ningún problema. Y Jane me ha felicitado en más de una ocasión por mi buen desempeño laboral.Cristian trata de arruinar mi felicidad. Ante mi negativa de dejar de trabajar se ha vuelto más violento verbalmente de lo acostumbrado. Se burla de mí y del trabajo que tengo. Dice que era lógico que yo trabajara de vendedora porque mis neuronas no me alcanzan para nada más. Donde lo ignoro comenta que le doy vergüenza y que no se separa de mí solo porque le gusto físicamente. Entre otras ofensas del mismo estilo.Yo ya no ceno con él. Como en mi habitación y a veces salimos con mis compañeras de trabajo a cenar a algún restaurante cercano a la escuela de danza. Trato de evitar estar cerca de mi cónyuge. Ya no soporto su toxicidad. Y si no fuera por el maldito con
Cuando estábamos con Jane tomándonos un café en una cafetería llegó Eduardo. Me molestó mucho la situación. Le había dicho en reiteradas ocasiones que debíamos permanecer alejados. No le bastaba enviarme todos los días mensajes y llamarme periódicamente. Ahora se presentaba sin más. Estaba siendo invasivo. No estaba respetando mis límites.Le pedí disculpas a mi nueva amiga por tener que dejarla sola para hablar con mi cuñado. Donde estaba molesta olvidé presentarlos. Jane noto mi enojo y me dijo si necesitaba ayuda. Le indiqué que no y que lamentaba mucho interrumpir nuestra conversación.Con Eduardo nos sentamos en una mesa alejada para que nadie escuchara nuestra conversación. Me rogó que volviera con él. Insistió en que me amaba y que cada día sin mí lo estaba volviendo loco. Le dije que lamentaba no poder corresponder a su amor. Añadí que ya no iba a volver a estar con él. Que esta era nuestra última conversación. Que yo daba por terminado lo nuestro y que esperaba que él se alej
Llamé a la abogada de inmediato y concerté una cita para la tarde. Después del trabajo fui a buscar el contrato a casa y me fui rauda al bufete. Al llegar Claudia me recibió muy amistosamente. Ella tiene un trato muy agradable y contenedor.Me pidió que le contara con detalles mi historia. Como nunca hablé sobre todos los detalles del contrato que tuve que firmar para salvar a mi padre de la cárcel. Sobre el trato que siempre había recibido por parte de Cristian. Y mi necesidad urgente de divorciarme de él.Claudia le pidió a su secretaria que fotocopiara el contrato para analizarlo en detalle. Me preguntó si tenía dinero para cubrir la multa que tendría que pagar si pedía el divorcio. Le dije que no. Que tenía unos pocos ahorros más lo que iba a ganar trabajando con Jane. Me pidió que fuera tranquila a casa y que tratara de dormir. Se comprometió a darme una respuesta al día siguiente. Me dijo que antes de tener su respuesta no encarara a mi esposo.Cuando llegué, Cristian, estaba to
En la noche dejé en silencio el teléfono móvil para poder dormir tranquila. Al despertar encontré que tenía más de diez llamadas perdidas y cinco mensajes de texto de Cristian. De forma escrita partió manifestando su preocupación para terminar tratándome de perra tonta. Le escribí a mi abogada y le pregunté si me aconsejaba contestar. Me indicó que le dijese que me había quedado en la casa de una amiga porque se me hizo tarde. Me pidió que no le diera a entender que lo había abandonado. La idea era que yo pudiera sacar mis cosas de la casa de Cristian sin ningún problema. Cuando hiciese eso, ella lo llamaría para avisarle mi decisión y para advertirle sobre los problemas legales que tendría si me molestaba.Llamé por teléfono a Cristian. Yo sabía que a esa hora solía estar en reunión. Mi idea era que no insistiera en hacer preguntas y que no me ofendiera. Le dije lo aconsejado por la abogada y me indicó que más tarde hablaríamos seriamente. Me dijo que almorzaríamos juntos. Yo le dije
Yo siempre había visto a Jane como una mujer muy empoderada, pero, mientras desayunábamos me contó algo que me sorprendió. Me dijo que ella había estado con tipos parecidos a Cristian en más de una ocasión y que había sido maltratada física y psicológicamente. Me comentó que sin darse cuenta buscaba a hombres nefastos y muy parecidos entre ellos. Indicó que había sido muy difícil dejar ese círculo vicioso. Cuando su última pareja la golpeó tanto que quedó internada en una clínica conoció a una enfermera feminista, con la cual, se hicieron muy amigas. Y ella le aconsejó denunciar a su pareja y abandonarlo.Al principio Jane no quería hacer la denuncia. Tenía miedo de cómo iba a reaccionar su novio y además ella creía que era culpable de la situación. El maltrato psicológico había dejado huellas terribles. Sentía que no era una buena mujer y por eso sus parejas la castigaban para corregirla. En el fondo, los veía como buenas personas tratando de encarrilarla.Cuando llegaron unos policía
Pensé que las sesiones con la psicóloga iban a ser más difíciles. Son complicadas por las temáticas que abordamos, sin embargo, no me cuesta contarle mis cosas. Al igual que Jane yo soy muy reservada y me da vergüenza admitir que acepté un maltrato psicológico enorme por parte de mi esposo. También, me avergüenza haber tenido un amante. Bajo los códigos que fui criada eso era inmoral. No era muy distinto a ser una meretriz. Y a todo esto se suma haber bailado en un tugurio donde se realizan negocios ilegalesA Amanda, mi psicóloga, le hablé de mi mala relación con Cristian y lo difícil que era estar con Eduardo. Le comenté que a ambos le tenía miedo. Entendió que yo temiese a mi cónyuge, pero, no lograba ver el peligro en mi examante. Esto era porque no le conté todo. Omití que mi cuñado se dedica a negocios turbios y que me ofreció matar a mi marido. Tampoco, le dije que yo trabajé como bailarina en uno de sus cabarés cuando me enteré de que mi esposo tenía una amante. Todo con el fin
Cuando bailo me siento como pez en el agua. Danzar es mi elemento. Me hace sentir viva y plena. Cuando era niña asistía a clases de ballet en mi colegio. Aunque la danza clásica es hermosa no es la que me gusta. Yo prefiero la danza moderna. Es versátil, dinámica y teatral. Me apasiona lo expresiva que es. Los movimientos pueden ser muy distintos en una pieza de baile que en otra. Y tiene una serie de detalles más que hacen que yo ame a esta expresión artística.Estoy feliz con las clases introductorias de danza. En cada clase trato de absorber todo como si fuera una esponja. Puede parecer frívolo, pero, adoro como me veo con la vestimenta de danza. Participar en cada clase me hace muy feliz. Además, estoy muy ilusionada porque al finalizar el curso haremos una presentación pública en un reconocido teatro de Santiago.En las clases he conocido a personas muy diversas. Hay estudiantes muy jóvenes; Y otros, mayores que yo. Lo que tenemos en común es que todos compartimos la misma pasión
Al dejar la carretera bajó la velocidad, pero, me amenazó. Me indicó que no debía hacer escándalos o pedir ayuda, de lo contrario, me iba a ir muy mal. Mientras decía esto me mostró una pistola. Me di cuenta que mis miedos se estaban volviendo realidad. Y el terror que sentí se convirtió en una crisis de pánico fuerte. Apenas podía respirar mientras pensaba que iba a terminar asesinada por mi marido.De mala forma, Cristian, me pidió que me calmara. Me pasó unos lentes oscuros para que nadie viera mis ojos con lágrimas. Quería evitar que otras personas se dieran cuenta que había llorado. También, me pidió el celular para que yo no llamara a nadie. Con esto último se alejaba cualquier posibilidad de que alguien me ayudase.Llegamos al estacionamiento del edificio donde Cristian tiene un departamento. Al subirnos al ascensor nos topamos con uno de los conserjes que muy amablemente nos preguntó cómo estábamos. Mi cónyuge se adelantó en responder por los dos. Dijo que estábamos estupendo y