Farid había logrado hacer razonar a David; después de todo, no tenía nada que ofrecerle a Elizabeth y al niño.

—Hola, cariño, ¿cómo están? ¿Qué hicieron durante mi ausencia?

—Regresaste rápido. Pensé que estarías más tiempo fuera de casa. ¿Qué ocurrió? ¿Los negocios que pensabas hacer no llenaron tus expectativas?

—Realmente fueron mejor de lo que creí. Ahora solo quiero disfrutar de mi amada familia. No te imaginas cuánto te amo. —Elizabeth abrazó a Farid y dijo—: Yo también a ti.

En ese instante, Farid recordó lo que David le había dicho. Era cierto. En todo el tiempo que llevaban juntos, Elizabeth jamás le había dicho que lo amaba.

Aunque sentía gran nostalgia, tenía que reconocer que Elizabeth se había portado bien. Lo había respetado y apoyado durante todo ese tiempo y ahora esperaba a su bebé.

—Quería preparar el viaje a Egipto para mañana, pero estoy un poco cansado.

—Tranquilo, cariño. Podemos esperar para viajar la semana que viene. Mientras tanto, esta semana nos quedamos en