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AMARANTA PIERDE LA RAZÓN

Al llegar a casa todo estaba en calma, el vacío que habían dejado todos era grande, Elizabeth subió a su habitación y se posó sobre la cama, no soportaba la idea de tener que separarse de su familia porque la psicópata de Amaranta estuviera por allí.

David no sabía qué hacer, era claro que Elizabeth seguía molesta por ocultarle la verdad, tendría que esperar a que se le pasara, mientras tanto, era mejor ir al bufete, tenía tiempo sin ir, no sabía cómo estaba marchando todo. Se subió al auto y se fue.

Amaranta no aguantaba más tanto encierro, necesitaba salir, respirar aire, sentirse libre, las cuatro paredes del apartamento comenzaban a asfixiarla, ya comenzaba a discutir con Tomás, las cosas ya no eran lo mismo, él ya no iba a visitarla y cuando lo hacía terminaban en discusión.

No soporto más y salió, Amaranta vivía de riesgos, amaba la adrenalina, caminaba por la calle viendo las tiendas donde solía comprar, no aguanto la tentación y entro a una de las tiendas. Tomo varias prendas y camino a los vestidores comenzó a probarse, cada una de las prendas estaba molesta, no tenía dinero para comprar, la única alternativa que tenía era robar una así que se colocó el vestido y luego se puso la ropa que llevaba.

Salió y le entrego el resto de las prendas a una de las chicas que trabajaban en la tienda, se dirigió a la salida y de inmediato la alarma se activó. Había olvidado quitarle uno de los seguros, el personal de seguridad se estaba acercando no tenía otra salida más que correr si se quedaba los guardias de seguridad la detendrían y llamarían a la policía.

En cuanto el guardia de seguridad le dijo que se detuviera, ella corrió sin mirar atrás, no podía permitir que la capturaran tan estúpidamente, ya imaginaba la nota en la primera plana de los diarios, saco el celular y llamo a Tomás. —Hola, Tomás, ¿dónde estás debes ayudarme?.

—Que sucede estoy saliendo de casa porque suenas tan agitada, acaso estás corriendo un maratón.

—Tomas, déjate de estupideces, salí del apartamento entre a una tienda, me gusto un vestido y como no tenía para comprarlo, me lo robe, ahora me están persiguiendo los guardias de seguridad de la tienda, no sé cuánto tiempo pueda esconderme.

—Acaso te volviste loca, te dije que no salieras del apartamento.

—Estoy harta de estar allí encerrada, quería respirar, ya que tú no tienes tiempo para llevarme algún lado donde pueda estar libre, solo te la pasas con tu detestable esposa y ese insoportable niño.

—Sabes una cosa regresa al apartamento como puedas estoy cansado de esto ya entiendo porque el viejo te dejo en la cárcel no vuelvas a llamarme estas sola Amaranta.

Tomas colgó la llamada Amaranta, comenzó a entrar en pánico, no sabía qué hacer a quien podía acudir, era obvio que se encontraba sola, su locura se apoderaba cada vez más de ella, el sonido de las sirenas la atormentaban, sabía que en cualquier momento sería detenida. Su mente se fue perdiendo, comenzaba a desvariar continuo caminando, no sabía dónde estaba había llegado a un callejón donde había basura e indigentes, estaba realmente perturbada. La noche llego y aún deambulaba por las calles oscuras, era evidente que su mente había colapsado, unos hombres se acercaron, la sujetaron y comenzaron a manosearla. Ella se reusó así que la golpearon y posteriormente la violaron y robaron en la mañana una patrulla que recorría el lugar la encontró con la ropa sucia y rasgada hurgando entre la basura tratando de encontrar algo que comer.

Dos oficiales se acercaron a ella, la esposaron y la subieron a la patrulla, después de llevarla al hospital, fue trasladada a la cárcel, el detective que llevaba el caso intento interrogarla, pero su mente parecía estar en otro lado, era como si no comprendía nada de lo que decía. Así que llamaron al psiquiatra para que la evaluara, luego de verla llego a la conclusión que Amaranta había perdido la razón, de igual manera sería llevada a la cárcel de mujeres y la tendrían en un parte aislado de cualquier peligro.

El teléfono sonaba insistentemente Elizabeth salió del baño y contesto. —Buenas tardes como esta detective que noticia me tiene.

—La llamo para informarle que esta mañana fue detenida la Señora Amaranta en este momento está bajo nuestra custodia hasta que tenga que ser trasladada a la cárcel de mujeres.

—Ok ya vamos para allá tengo que cerciorarme que eso este pasando que sea verdad gracias por la información detective en minutos estaremos hay.

Elizabeth no perdió tiempo llamo a David y ambos salieron al llegar a la comisaria no podía caer lo que veían sus ojos Amaranta estaba irreconocible golpeada su cabello era negro y corto se veía totalmente descuidada y perdida.

—Detective ¿me permite pasar hablar con ella un momento? —Pregunto David.

—Señor David debo decirle que la Señora Amaranta a perdido la razón pensamos que estaba mintiendo pero fue evaluada por un especialista y certifico nuestras sospecha.

—De igual manera quiero entrar.

David entro a la sala de interrogación y se sentó frente a ella contemplando en que se había convertido era como estar sentado con una total extraña.

—Amaranta ya vez a donde te llevo todo el mal que hiciste tu peor error fue aliarte con mi padre ahora él está quien sabe dónde mientras tu pasaras el resto de tu vida aquí sola y encerrada en esas cuatro paredes arruinaste tu vida por la ambición y la soberbia. Después de todo lo único que puedo sentir por ti es lastima y un gran alivio de que no estés afuera haciendo daño a las personas que amo lo mas insólito es que no se si creer que perdiste la razón o esta es una mentira más para manipular tu situación frente a la ley. Si es así no baldra de nada de igual forma serás trasladada solo espero que sepas cuidarte adiós.

Amaranta continuaba sentada allí sin inmutarse, David regreso con Elizabeth poco después sacaron a Amaranta esposada para efectuar su traslado. Ellos iban escoltando la patrulla donde iba, tenían que cerciorarse de que esta vez estaría tras las rejas sin ser una amenaza. — Todo esto es increíble, David como alguien puede destruir su vida de esa manera, por la codicia es tan impactante ver Amaranta así ella que siempre fue tan arrogante y tan delicada y pulcra ciento pena por ella a pesar de todo lo que nos hizo la veo así y no puedo odiarla.

— Ya no pensemos más en ella, ahora lo único que falta es que arresten a mi padre para que podamos vivir en paz. Si tan solo supiera dónde está, no entiendo cómo es que no me ha contactado, no tiene dinero ni nadie que pueda ayudarlo, la noticia de lo que hizo se esparció como pólvora, realmente no entiendo cómo un padre puede hacerle daño a su hijo y a su nieto se supone que los abuelos son para que te protejan te apoyen y malcríen, pero bueno no pensemos más en eso.

Después de eso volvieron a casa para notificarle al resto de los chicos, lamentablemente aún no podían regresar sin saber del paradero de Harper Elizabeth no quería arriesgarse, sin embargo, pronto recibirían una inesperada noticia.

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