HARPER REGRESA

Elizabeth y David regresaron a la casa, ella sacó el celular y marco el número de Alice, quería darle la noticia para que estuviera calmada, recién había dado a luz y no era bueno que estuviera bajo tanta presión.

Hablaron durante dos horas le daba todos los detalles de cómo habían detenido a Amaranta y el estado de demencia en el que se encontraba poco después pidió hablar con los niños, ellos hacían muchas preguntas, querían volver a casa.

Tras finalizar la llamada, Elizabeth fue a la habitación, tomo una toalla, se colocó el traje de baño y bajo a la piscina se tendió sobre la silla, por primera vez en tantos meses sentía una sensación de bienestar y de paz.

Ella se levantó y entro a la piscina nadaba de extremo a extremo, el sol cubría su cuerpo bronceado. En ese instante David llegó silenciosamente, observaba cómo nadaba, estaba relajada, libre, amaba a Elizabeth más que a nada, por primera vez sentía que su vida comenzaba a tomar forma.

Solo faltaba que su padre regresará o por lo menos diera una señal de vida. Mientras tanto Harper continuaba sumergido en su mundo, el negocio cada vez estaba mejor y eso significaba que su boleto de salida ya estaba seguro. Volvería a Cherchill, allí estaba su vida, solo era cuestión de tiempo para encontrar los documentos con otra identidad.

Harper comenzó a indagar hasta que finalmente encontró un falsificador, de inmediato solícito los documentos al final de la tarde se los tendrían listo.

Este regreso al restaurante y continuo como si nada pasaba, saludo al personal, verificó que todo marchara como siempre, después subió a la oficina y comenzó a modificar los estados de cuenta, después de eso comenzó a sacar todo el dinero que podía de la caja fuerte en ese instante cuando terminaba de meter el dinero en el maletín llego Katrina, la secretaria de dueño del restaurante, ella lo abordó de inmediato. — Harper, ¿qué haces? Pregunto Katrina.

—Hola, Katrina, gusto en verte. —Contesto Harper con toda la serenidad que solo él podía tener mientras estaba robando.

—Te hice una pregunta así que no la evadas con simples saludos.

—Ok Katrina, sé que desde que llegue me odias y desconfías de mí, lo que no entiendo es porque si todos aquí me adoran; quizás estás enamorada o quieres tener sexo conmigo y si es así solo tienes que pedirlo yo no tengo problema en eso. Ahora en respuesta a tu pregunta estoy sacando el dinero para llevarlo a depositar al banco como siempre lo hago y luego iré a hacer una diligencia, ahora si no te importa haré un trabajo aquí y luego me iré cuando salgas por favor cierra la puerta.

—Eres un viejo asqueroso y miserable tarde o temprano descubriré lo que trama y te voy a exponer frente a todos en cuanto a la puerta levántate y ciérrala tú.

Katrina se había vuelto una amenaza para Harper, así que debía quitar esa piedra de tropiezo de su camino, el problema era donde y cuando se libraría de ella tenía que ir por los documentos espero a que se hiciera la hora de ir por su nueva identidad.

Poco más tarde salió del restaurante, se dirigió al banco y deposito una cuarta parte de dinero que había tomado de la caja fuerte como era de esperar, Katrina lo estaba siguiendo, espero que saliera del banco y noto que aún tenía dinero en el bolso, después de todo ella estaba en lo cierto así que llamo a su jefe y le contó todo lo que estaba sucediendo y que ella lo seguía para ver a donde llevaba el resto del dinero. Harper subió al auto y fue por los documentos, mientras manejaba, observo por el retrovisor que el auto de Katrina lo seguía, así que entro a un callejón y se detuvo allí, tomo una pistola que estaba en el auto y espero. Poco después llego Katrina, no podía esperar a que llegara su jefe, así que se bajó del auto y confronto a Harper.

—Eres un vil ladrón, sabía que algo está mal, que no eras ese abogado culto y honesto que decías ser, pero ya todos lo saben y la policía ya viene por ti.

—Bravo súper Katrina, después de todo no eres tan idiota, acertaste con todo, pero cometiste un error, jamás debiste bajar del auto para tu desgracia, lo último que verás antes de morir será mi rostro.

En ese momento Harper saco el arma y le propicio tres disparos, el cuerpo de Katrina parecía caer lentamente hasta que quedó tendido sobre el pavimento de aquel callejón, aún estaba con vida, él se acercó, la observo sonrió de una forma perversa y fría mientras ella daba su último suspiro.

Luego camino hacia el auto abrió la puerta entro y continuo su camino debía ir a  la tienda de antigüedades dónde estaba el hombre que falsificaba documentos, al llegar recogió el paquete y salió de prisa al aeropuerto, compro un boleto con destino a Cherchill y abordo el avión.

Harper tenía como objetivo llegar a casa, vender la mansión, transferir el dinero a una cuenta en las islas Canarias y si todo salía como esperaba se vengaría de Elizabeth después de todo ya había matado a Katrina, de ahora en adelante todo sería más fácil.

En su mente retorcida, la única culpable de lo que le estaba sucediendo era Elizabeth, ella no debía cruzarse jamás en su camino, su familia se había desmoronado desde que ella apareció.

Mientras Harper esperaba que el avión despegara, la policía y el dueño del restaurante llegaban al callejón donde estaba el cuerpo de Katrina, lamentablemente era tarde Katrina había muerto cuando avisaron al aeropuerto, ya el avión había despegado, Harper se había salido con la suya no podía ser rastreado porque tenía otra identidad.

Durante el vuelo disfruto del almuerzo, varias copas de vino y hasta de una película no sentía remordimiento alguno, por lo que había hecho unas horas antes, el piloto anunciaba la llegada a Cherchill, él estaba feliz de regresar, con el dinero que había robado podía visitar un viejo amigo cirujano que le debía varios favores para cambiar un poco sus facciones así que era momento de ir a cobrarlos.

Salió del aeropuerto directo para el consultorio de Max, era necesario modificar su cara, así no tendría problemas en ir de un lado a otro sin ser reconocido. Entro al consultorio se anunció con la nueva identidad que tenía para no levantar ninguna sospecha, aguardo allí hasta que le tocó el turno de ser atendido.

Minutos más tarde la recepcionista lo llamaba para que ingresara a la consulta, al entrar Max se sorprendió. — ¡Harper! No puedes estar aquí, la policía te busca si se enteran de que estás aquí me meteré en problemas con la justicia.

—Max ya deja de hablar, pareces una vieja histérica, además tú me debes muchos favores y que vengo a cobrar uno de ellos, así que por tu bien espero que cooperes.

—Está bien Harper que quieres que haga si quieres esconderte aquí o en algunas de mis propiedades lo siento, pero no puedo hacerlo.

—No necesito ni tu dinero ni tus propiedades y lo que necesito puedes hacerlo aquí para hacer más corta esta conversación, quiero que le hagas unos cambios a mi rostro, algo que no sea exagerado, pero que no me reconozcan, si me entiendes así que este es el momento donde me das una respuesta.

— Está bien, lo haré, vamos a ver la simetría de tu rostro y así sabremos cómo quedará tu rostro después de la cirugía, aunque dije que no te podías quedar aquí, prepararé una habitación para que estés desde ahorita y después de la operación cuando ya te hayas recuperado podrás irte.

—Sabía que podía contar contigo, tienes mi palabra en cuanto me recupere, me iré, tengo muchas cosas que hacer así que no puedo perder mucho tiempo, mañana mismo me aras la cirugía.

—Como tú digas déjame buscar el tipo de sangre que necesitas y algunas cosas que hagan falta, mañana a esta hora estarás luciendo un nuevo rostro, ahora el problema es cómo vas a hacer con los documentos, es obvio que en los que sacaste no tendrás el mismo rostro.

—No te preocupes, ya tengo localizado a la persona que ayudara con eso, lo primero es el cambio en mi rostro, lo demás lo tengo bajo control.

Harper estaba más cerca de lo que Elizabeth y David podían imaginar, tenía todo planeado para darles la sorpresa de sus vidas, disfrutaría eso más que nada en la vida.

Mientras tanto, en la Mansión Campbell, Elizabeth y David pasaban tiempo juntos, parecían tener una pequeña luna de miel, los niños no estaban solo iban a la oficina, salían a cenar, una que otra noche iban al cine o simplemente se quedaban en casa uno al lado del otro disfrutando de una copa de vino sentado en el sillón.

Sin embargo, David no dejaba de pensar en su padre, no entendía cómo había podido pasar tanto tiempo en otro país sin ayuda de nadie, no se había comunicado con él y eso era lo más extraño, ya que por más que hiciera cualquier locura siempre acudía a él para tratar de persuadirlo y hacer que lo ayudara con todas las locuras que se le ocurrían.

Por más que sabía que tenía que continuar con su vida, la desaparición de su padre no lo dejaba en paz más que angustia, sentía temor ya no sabía quién era su padre, en realidad había sido capaz de darle información Amaranta para qué secuestrará a su nieto. No sabía si en cualquier momento iba a aparecer y atentaría contra la vida de Elizabeth.

—David, que te sucede, ha pasado un mes de que capturaron a Amaranta y, aun así, estás distante, distraído, pareces hasta nervioso en las noches, veo cómo te levantas y andas por toda la casa.

—Tienes razón, no estoy tranquilo y siento temor de que mi padre llegue en cualquier momento y te haga daño.

—Todo va a estar bien hasta estoy pensando en traer los niños de vuelta, David no creo que tu papá sea tan estúpido para regresar después que salió del país se va a arriesgar a que lo arresten.

—No conoces a mi padre, él es un narcisista que piensa que es dueño del mundo, ve a las personas como objetos, solo son marionetas que maneja a su antojo, deja a los niños en Dubai, allí estarán seguros y tú deberías estar con ellos ya casi te perdimos una vez Elizabeth.

—Estamos juntos en esto, David no saldré huyendo como si fuera yo la ladrona, ya estoy haciendo demasiado con alejar a mis hijos y no dejaré esto que estamos construyendo.

En la mañana David y Elizabeth salieron al bufete como todos los días seguían aceptando casos y resolviéndolos en la corte, ahora trabajaban el doble debido a la ausencia de Alice y Jackson.

De hecho, estaban pensando seriamente en contratar recién graduados de la universidad después de todo los mejores abogados salían de allí. Mientras tanto en el consultorio del Doctor Max Harper se preparaba para la operación en el quirófano todo estaba preparado, el equipo comenzaba con la operación, todo estaba bien hasta que de pronto su ritmo cardiaco comenzó a alterarse, Max le daba órdenes al equipo y corrían de un lado a otro buscando el equipo para reanimarlo minutos después lo habían estabilizado.

Horas después estaba en recuperación, la operación había sido un éxito, Harper tenía un nuevo rostro, era cuestión de días para que se recuperara y fuera por su nueva identidad.

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