DEREK MAGNANI—¿Es en serio? —pregunté cuando me vi al espejo y noté que no solo el atuendo era elegante, casual y costoso, sino que era idéntico al de Eliot. Cuando volteé hacia él fue como si nunca me hubiera apartado del espejo, sobre todo porque estaba haciendo el mismo gesto de desagrado que yo.—¡Ay, lo siento! Siempre quise tener gemelos para vestirlos igual —dijo Zafrina entre risas—. No te quejes, Eliot…—Derek… —corrigió Eliot—. Derek es quien se quejó, no yo. —Puso su mano en mi pecho y volteó a verla con reproche—. ¡Él es Derek, velo bien! —En cuanto los pierda de vista, se me habrá olvidado quien era quien —contestó esa señora levantando los hombros y sonriendo—. Además, ¿no les da curiosidad saber si sus mujercitas podrían identificarlos con facilidad? ¿No han pensado en la serie de malentendidos que podrían venir más adelante? Después de soltar su veneno, nos dejó solos en el vestidor, compartiendo un silencio cargado de dudas. ¿Sloane podría confundirse? ¿Qué hay de
CRISTINE FERRERAYa saben lo que dicen sobre la calma antes de la tormenta, sentía que eso era lo que estábamos compartiendo en este momento. Los niños jugando con Luca en el jardín; Berenice y Zafrina platicando mientras bebían té en la mesita de herrería; Sloane y Derek aprovechando el tiempo perdido, recargados debajo del árbol más frondoso para que la sombra ocultara sus besos apasionados; mientras yo permanecía acurrucada entre los brazos de Eliot, disfrutando del breve sol, porque estos eran días de lluvias, días en los que el cielo debería de permanecer nublado y el frío aumentaba, pero… era como si la vida nos diera ese breve respiro, sabiendo que allá afuera nos seguían esperando asuntos pendientes que podrían acabar con todo esto en cuestión de segundos.—¿En qué piensas? —pregunté besando el brazo de Eliot, que descansaba sobre mi pecho, y echando la cabeza hacia at
CRISTINE FERRERAEliot se levantó al notar mi cambio de actitud, aparentemente preocupado, y me tomó por los brazos como si temiera que me fuera a desmayar en cualquier momento.—¿Estás bien? Te ves pálida… —dijo asomándose para ver mi rostro.—Sí, solo estaba un poco mareada —contesté y mi dolor de estómago aumentó.Torciendo la boca, me tomó en brazos y decidió llevarme a la habitación. Su preocupación solo había aumentado. A cada pasó que dio lo vi fijamente, apreciando su perfil, perdida en sus ojos cargados de determinación y sus labios suaves. Recargué mi cabeza en su hombro y de pronto sentí ganas de llorar. ¿Estaba exagerando o solo era víctima de las hormonas? Eliot no era un hombre de esos. Era imposible que esa chica significara algo para él, debía de tratarse de
CRISTINE FERRERA—Por favor, confía en mí. No hay ninguna mujer, tú eres la única en mi vida —insistió. Se aferraba tanto a su mentira que de pronto me pregunté si mis ojos no me habían jugado una mala broma. ¿En verdad estaba empezando a dudar de lo que había visto?—. ¿Qué pruebas tienes de esa mujer? ¿Solo lo que crees que viste? Solo piénsalo, todo por lo que hemos pasado solo ha hecho que te ame con devoción, sería incapaz de lastimarte Cristine, ya no soy ese hombre. Por favor, confía en mí. —¿Cómo quieres que confíe si insistes en mentirme? —pregunté llena de tristeza y por fin levanté mi mirada triste hacia él, notando que estaba tan dolido como yo. Deslicé mi mano de entre la suya, retomando mis intenciones de abandonar la habitación, cuando él se adelantó y me bloqueó la puerta. —Bien, quieres espacio, te lo daré —dijo derrotado—. Quédate en la habitación, yo me iré a dormir a la sala. Después de eso dio media vuelta y cerró la puerta tras de sí, dejándome sola con mis pe
ELIOT MAGNANISalí de la casa con la frente en alto, encontrándome en el camino a Sloane que parecía bastante preocupada, cruzada de brazos y con la mirada fija en las rejas que daban hacia la calle. Ahí se encontraba Derek y Luca, parecían discutir con alguien del otro lado de la reja y un par de hombres de seguridad los respaldaban.—¿Qué ocurre? —retrocedí para ocultarme detrás de un árbol, aún no era momento de que alguien pudiera verme junto a Derek y reconoce que había dos como yo. —Los señores Spoti —contestó Sloane sin apartar la mirada.—¿Berenice sabe que están aquí? —pregunté asomándome con sigilo, entonces vi al señor Spoti enloquecido, golpeando la reja, gritándole con furia tanto a Derek como a Luca, mientras la señora Spoti lloraba histérica. Iban respaldados por lo que parecía un abogado de gesto frío y apático. —No, ella está dormida. Luca fue quien vio los mensajes en su teléfono, sus padres advertían que estaban aquí, esperando a que ella saliera para regresar a c
ELIOT MAGNANINo era necesario usar ropas oscuras, aun así, iba completamente de negro, como lo hice aquella vez en la que visité la tumba de Derek en cuanto recibí la noticia. Ese día recuerdo haberme roto en miles de pedazos, abrazando la lápida y lamentándome por no haber estado para él cuando su vida cayó. De pronto sus llamadas habían cesado y mi padre dijo que era porque había llegado la temporada de exámenes y se estaba esforzando. Yo le creí y decidí enfocarme en mis estudios. Cuando llegué no solo me enteré de que mi hermano era considerado un asesino y la vergüenza de la familia, sino que había muerto. El dolor y ver la lápida no me dejaron dudar de las palabras de mi padre, quien me consoló y me recomendó que dejara ir su recuerdo.Ese día me dijo que ahora solo tenía un hijo, y jamás pensé en el trasfondo de sus palabras, ahora creía que deshacerse de Derek había sido lo último que necesitaba para terminar con su duelo y acabar de sepultar la traición de mi madre. Derek h
ELIOT MAGNANI—Sargento, gracias por informarnos del incidente, de inmediato levantaremos la denuncia necesaria —agregó Jimena terminando con su intervención. —Claro, abogada, un gusto serle de ayuda —contestó con sarcasmo mientras apretaba las mandíbulas—. Al ser un auto de alto valor en una casa digna de un millonario como el señor Magnani, espero que me dejen ver las cámaras de seguridad. —¡Por supuesto! Cuando me muestre la orden respectiva firmada por un juez, con gusto le entregaré cada grabación —agregó Jimena con una gran sonrisa, haciendo que la rabia del hombre fuera en aumento. Sin decir ni una sola palabra más y rechinando los dientes, el sargento hizo una leve inclinación con la cabeza antes de dar media vuelta y dejarnos solos bajo la lluvia. —Eso funcionará por ahora, pero tenemos muchos cabos que atar… —dijo Jimena en un susurro sin apartar la mirada de la espalda del sargento que cada vez estaba más lejos—. ¿Hay grabaciones en tu casa donde guardabas el auto? —S
CRISTINE FERRERA—Cristine, sé que la manera en la que nos conocimos no fue la más agradable —dijo Berenice con una mirada profunda de agradecimiento y ternura—, pero quiero que sepas que puedes confiar en mí. Yo… yo… te veo como mi amiga, incluso… como una hermana, claro si es que no te molesta que te lo diga. Su cara se convirtió en un gesto de incertidumbre, como si esperara un golpe entre las cejas. Aunque en algún momento la odié, ahora no podía. Era una buena chica. Le sonreí y froté sus brazos intentando reconfortarla. —No me molesta, es lindo tener una hermana… —dije con media sonrisa, haciendo que su rostro se destensara—. A decir verdad, me agrada saber que cuento contigo y con Sloane. Son las hermanas que nunca tuve.De pronto me abrazó con calidez, estaba tan atarantada que tardé en corresponderlo, pero lo hice. —Entonces dime qué es lo que te está torturando, me duele mucho verte abstraída de todo, desconectada. ¿Qué ocurre? —suplicó con gentileza antes de apartarse.