SLOANE D’MARCO
Sin terminar de quitarme el vestido, Derek me tumbó sobre la mesa del comedor. Besó mis muslos antes de quitarse la playera, luciendo su piel curtida que cubría sus fuertes músculos. Me sentía tan pequeña entre sus brazos. Apenas bajó lo suficiente el tirante de mi vestido para descubrir uno de mis pechos, al cual se aferró, succionando y mordiendo mientras bajaba su bragueta. Parecía cada vez más desesperado por penetrarme y yo compartía su sentir.
Intentando guardar silencio para no despertar a nuestro bebé, follamos sobre el comedor. Me aferré a su cuerpo mientras trataba de mantener mi falda arriba para que no estorbara durante sus embestidas. La mesa comenzó a rechinar y tuve miedo de que las patas se rompieran como las del escritorio del señor Spoti.
Derek me llevó en brazos, con mis caderas pegadas a las
SLOANE D’MARCO«Mi hermoso ángel de fuego, lamento irme de esta forma, dejando atrás lo que más amo en este mundo, lo único que me hace desear seguir viviendo pese a todo, pero me di cuenta de que, aunque lo mejor es hacer lo correcto, no es tan fácil.Entregarme ante las puertas del psiquiátrico no es lo mejor, no si tu padre es quien me recibe. ¿Crees que no sería capaz de encerrarme junto a Eliot? Las cosas no serán sencillas, no después de todo lo que ha pasado, no puedo simplemente pedir perdón y esperar que todo se arregle, así que… he decidido tomar el asunto en mis propias manos.Regresa con Cristine, escóndete con ella y por nada del mundo te acerques de nuevo a tu padre. Mantente lejos de él junto con los niños. Prométemelo.En cuanto a mí, espero volver, aunque no
DEREK MAGNANIEn cuanto me di cuenta de que Sloane estaba completamente dormida, escapé de sus brazos. Le coloqué un suave camisón antes de llevarla en brazos, ligera y hermosa, con su cabello revuelto y carita de ángel, recostándola junto a nuestro hijo. Me quedé por un momento sentado en el borde de la cama, viéndolos a ambos dormidos. Me grabé la imagen en el corazón y me dolió.Rebusqué en la maleta que había preparado, saqué un sobre con dinero y la pequeña caja que guardaba mis ilusiones y sueños. Una vez que me vestí para la ocasión, me senté en la mesa y comencé a escribir, dejando con mi puño y letra indicaciones, promesas y sentimientos.No podía simplemente acudir a la p
ELIOT MAGNANI—Maldito hijo de puta… —siseé mientras campaneaba como boya en medio del mar. Derek estaba embistiendo la patrulla con mi auto, destrozándolo en el proceso, y parecía que no le importaba que ellos tuvieran armas y fueran la ley, él insistió hasta que el auto volcó a un costado de la carretera.Todo dio vueltas y reboté en el interior. De milagro no me rompí el cuello, pero no puedo decir lo mismo de los policías, pues ellos parecían inconscientes y torcidos, aún atrapados en sus cinturones de seguridad mientras el auto se balanceaba sobre el techo.Sacudí un poco la cabeza, preguntándome cuál era la intención de Derek, ¿quería matarme? ¿No había sido suficiente con met
ELIOT MAGNANI—Otra prueba de que estás loco… —susurró el doctor mientras retrocedía sin apartar la mirada de mi hermano, quien empezaba a rodear la patrulla volcada para poder alcanzarlo—. ¿Es tanta tu rabia en mi contra que ni siquiera el dolor te detiene?—Dispara una vez más, dispara cuantas veces quieras, pero si me voy a morir aquí, me iré contigo. No voy a permitir que vuelvas a estar cerca de Sloane y de mis hijos —siseó Derek lleno de ira mientras avanzaba con el pecho inflado y la espalda sangrante.Derek estaba en desventaja y por muy feroz que se mostrara, no aguantaría otro disparo. Volteé a mi alrededor, reconociendo el tramo de carretera, me era bastante conocido, y cuando D’Marco apuntó una vez m&a
ELIOT MAGNANI—¿Cómo está Cristine? —El corazón me ardió al preguntar mientras su imagen se proyectaba en mi cabeza. Su hermoso cabello negro, sus ojos verdes y su dulce sonrisa.—Rota… —Derek respondió casi de inmediato y volteó hacia mí—. Te ama tanto que no le importó enfrentarme y mucho menos arriesgarse. Te extraña tanto o más de lo que tú la extrañas a ella.—¡Todo esto es tu puta culpa! —grité furioso y lo tomé por el cuello de la camisa, presionándolo contra la columna, viendo como su rostro se contraía en una mueca de dolor—. Yo iba a ayudarte, te iba a sacar de ahí. ¡Me traicionaste, me usaste y después arruinaste mi vida! &i
ELIOT MAGNANIMientras mi padre vio en mí un digno sucesor, su rechazo hacia Derek aumentó, aunque no fuera algo notorio, era obvio que no olvidaba que, en los momentos difíciles, mi hermano se había acercado a mi madre y no a él. Ahora entendía porque mi padre no luchó por sacarlo de ese hospital psiquiátrico y prefirió darlo por muerto. Vi a Derek en el sofá y sentí lástima, había sido una víctima del conflicto entre mis padres en el que no tenía nada de culpa, pero… ¿no lo fui yo también? Mientras llevaba un par de toallas y un cuenco con agua, pensé en todos esos años en los que hice a un lado a Cristine, ¿no la traté de la misma manera que mi padre trató a mi madre? Haciéndola a un lado como si fuera una apestada, rehusándome a comer su comida, a compartir la cama y ausentándome por largo tiempo de casa. Cada castigo que mi padre le impuso a mi madre, Cristine también lo sufrió, la diferencia es que ella no era culpable de nada, solo de mis traumas. ¿Cuánto puede dañar a un hij
SLOANE D’MARCO—Déjenme ver si entendí… —dijo la abogada caminando de un lado para otro, mientras Berenice, Cristine y yo permanecimos sentadas en el enorme sofá de Zafrina, como tres niñas regañadas—. Se han involucrado de manera ilegal en todo esto más veces de las que puedo contar, y no solo eso… ¡¿Las tres están embarazadas al mismo tiempo?! ¡¿Qué carajos?! ¡¿Es temporada de celo para los Magnani y o qué?!Las tres agachamos la cabeza casi al mismo tiempo, sin encontrar una buena explicación para todo. —Es que los Magnani somos puro fuego —contestó Luca lleno de orgullo, empeorando la molestia de Jimena. —Sí, algunos comen cuando tienen problemas, o beben, ustedes se aparean —contestó torciendo los ojos y negando con la cabeza como mamá regañona. —Pues se me hace más divertido, que mordernos las uñas —refunfuñó Luca defendiendo su punto mientras torcía los ojos. —Y pensar que hace unos años se creía que los Magnani se irían a la extinción con un CEO soltero y frío y un rebelde
SLOANE D’MARCOMe quedé en silencio, fría y pensativa, con el celular en mi mano mientras intentaba calmarme. Vi a Jimena alejada, tan nerviosa como yo, llamando por su teléfono mientras Zafrina se concentraba en aliviar los malestares de Cristine y Berenice. Era el momento justo donde parecía que nadie se daba cuenta de mi presencia. Mordiéndome los labios, empecé a retroceder lentamente, la curiosidad estaba pesando más que mi instinto de sobrevivencia. Las palmas de mis manos sudaban, porque sabía que estaba mal, aun así, di media vuelta justo cuando alcancé la puerta y salí al jardín. Avancé con paso decidido, pero mis músculos empezaban a perder fuerza y me temí que al llegar a la calle cayera de rodillas sobre la acera. —¿Mami? —preguntó mi pequeño Brian, con la frente llena de sudor y las rodillas de tierra—. ¡Mami! ¡Mami! ¡¿A dónde vas?! ¡Llévame contigo! Corrió inocentemente hacia mí, dando brinquitos con el resto de sus primos detrás de él. —Mi amor, no puedo llevarte.