LUCA MAGNANI—Luca… Si Derek quisiera torcerme el cuello, ya lo hubiera hecho —refunfuñó Cristine y torció los ojos. ¡Creía que hacer que Derek se convirtiera en un buen chico sería tan fácil como lograr que Eliot superara sus traumas de la relación anterior!, pero no se daba cuenta de que los problemas de Derek eran más grandes. Salvas al perro con la pata rota, no al que tiene rabia. —¡Cristine! Muchas veces las personas se vuelven peores en la cárcel. El encierro y la crueldad pueden trastornar a cualquiera. Tal vez fue un santo, pero no podemos asegurar que lo siga siendo ahora —agregué desesperado por hacerla entender, la tomé de los hombros, clavando mi mirada en la suya, buscando un poco de entendimiento. —Es tu primo, es el hermano de Eliot y el único que nos puede facilitar las cosas para recuperar a Eliot y que no lo lastime —contestó tajante y mi corazón se hizo pedazos—. Tengo que intentarlo, quiero que recuerde que antes de todo esto fue una persona capaz de sentir amo
LUCA MAGNANIConduje lo suficientemente rápido para que, si alguien preguntaba, pensara que en verdad me preocupaba llegar. ¡Cómo era el corazón humano!, ¿verdad? Recuerdo que estaba loco por Carla y la deseaba con vehemencia, pero… entre más tiempo pasaba con Berenice, era como si pasara de ser deseo a desagrado. Me sentía cada vez más desconectado de sus necesidades y miedos, hasta el punto de que me arrepentía de haberla ayudado. Aún estaba mal por su situación, pero su desidia, sus lloriqueos y su falta de valor me estaban retorciendo las entrañas. No había querido hablar con abogados para su divorcio, porque decía que tenía miedo de que su esposo perdiera la cabeza, pero… ¡ya la perdió! ¿Qué esperaba? ¿Una separación sin confrontación cuando ese hombre solo sabe resolver las cosas a golpes?Esa actitud tan pacifista y bondadosa que una vez me derritió, ahora me irritaba. ¿Sería que desarrollé un gusto por las mujeres con más ferocidad, como Berenice? Pasé de interesarme en mujer
LUCAS MAGNANI —Hice algo de comer, creo que un poco de sopa caliente te caería muy bien —dijo Carla alejándome de mis pensamientos catastróficos, entonces me di cuenta de sus golpes nuevos, principalmente esos dedos que tenía marcados en el cuello y cómo intentaba sonreír pese a todo. De nuevo la lástima me embargó y me sentí miserable por ella y por mi actitud de querer hacerla a un lado. Suspiré antes de dejarme caer en la cama y negar con la cabeza. —¿Por qué no te fuiste con la policía para levantar la denuncia de abuso doméstico? —pregunté en un hilo de voz y ella me vio como si fuera obvio. —Porque me quedé a cuidar de ti —contestó confundida. —Carla, esto no va a parar hasta que hagas algo —agregué levantándome de la cama—. Si tú no acudes a la policía y no les dices que ese hijo de puta te maltrata, jamás va a detenerse. —Estaba más preocupada por ti que por él —agregó agachando la mirada, apenada y triste, como una niña pequeña al ser regañada. La tomé de las manos y lo
LUCA MAGNANI—¡¿Cómo se te ocurre regalarle a mi pequeña un taller mecánico en tan malas condiciones?! ¡Cómo si no fuera posible ser más imbécil, le das un auto viejo y asqueroso para que lo arregle! ¡No es tu sirvienta! —comenzó a gritar furiosa la señora Spoti encarándome como una mamá leona, encajando su índice en mi pecho mientras vociferaba.—¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Cómo está Berenice? ¿Cómo está mi bebé? —pregunté conteniéndome para no desmoronarme.—No pienso darte ninguna explicación, prefiero que te carcoma la duda, y vete haciendo a la idea de que mi hija regresará a casa y la mantendré lejos de ti —siseó furiosa antes de cerrar la puerta de la habitación, encerrándose con Berenice.Apenas y pude ver a mi muñequita por un fragmento de segundo, antes de que la puerta se interpusiera en mi vista, parecía dormida y me preocupé de que estuviera en coma o algo así. ¡¿Qué carajos había pasado?!Me acerqué de inmediato, queriendo abrir, pero la señora había bloqueado la puerta y
LUCA MAGNANI—El bebé se encuentra en buen estado, aún está fijado a la pared uterina y su crecimiento parece normal —aseguró el doctor revisando los estudios—. Aun así, Berenice necesita calma y reposo. No puede permanecer mucho tiempo de pie, así será por un tiempo, por lo menos hasta su siguiente revisión en un mes. ¿Entendido?—Entendido, doctor —respondió la señora Spoti frotándose las manos como si tuviera frío, mientras que yo permanecía al lado de Berenice, intentando consolarla, sabía que tenía miedo de perder a nuestra princesa, yo también lo sentía—. Regresarás a casa y ahí te cuidaré. Conseguiré una enfermera que pueda estar al pendiente de ti y…—¿Cómo? —Berenice fue la primera en abrir la boca, aunque la aseveración de su madre también me tomó por sorpresa. —Amor, necesitas que alguien cuide de ti… —contestó la mujer acercándose con esa fachada de santa, pero era como ver a una serpiente deslizándose lentamente hacia mi muñequita—. Es obvio que este hombre no cuidará de
LUCA MAGNANI—Después de una plática exhaustiva con el señor Spoti —continuó el doctor sin levantar la mirada de sus papeles—, he decidido valorar a mi nueva paciente, la señorita Spoti. Al parecer ha tenido cambios muy drásticos de humor y comportamiento, los cuales debo de revisar a fondo. »Como bien dijo el señor Spoti, el comportamiento de su hija podría ser considerado un pequeño foco rojo que nos avisa que su temperamento dócil y su amor hacia sus padres está siendo corrompido y manipulado, lo cual es algo preocupante para todos.—¿Perdón? ¿Está sugiriendo que yo la estoy manipulando? ¿Por qué haría algo así? —pregunté indignado, plantándome frente a él con ganas de romperle la cara.—Actitud dominante, mirada fija, pecho inflado y puños apretados… —susurró mientras veía mi postura y sonrió—. ¿En verdad lo pregunta? Creo que es obvio que usted se siente todo un macho dominante. ¿Por qué no tener miedo de que la pobre señorita Spoti sea víctima de un hombre que se toma la vida a
LUCA MAGNANI—¡Entonces renuncio a todo! —gritó Berenice—. No quiero nada del dinero de la familia, no quiero propiedades ni joyas. ¡Absolutamente nada! ¡Solo déjenme en paz!La señora Spoti la vio con tristeza y negó con la cabeza, adoptando la actitud de una madre que en verdad considera que su hija se ha vuelto loca. En ese momento, el padre había vuelto acompañado de dos guardias que se acercaron arrogantes hacia mí.—Acompáñenos —pidieron al unísono. —¡No! ¡Papá! ¡Por favor! —exclamó Berenice con lágrimas en los ojos mientras los guardias me tomaban de los brazos e intentaban arrastrarme fuera de la habitación. Quise resistirme, sacudirme sus manos y golpear a ese maldito doctor y al padre de Berenice, pero tuve que aguantarme por el bien de ella y contener mi furia. Juro que yo era un buen hombre, sí, cometí errores, pero intentaba callar esas voces violentas e intrusivas dentro de mi cabeza que me motivaban a incendiar el mundo, pero esta vez se me estaba complicando más de l
DEREK MAGNANIComenzaba a sentirme cómodo con la vida de Eliot pese a los pocos días que llevaba bajo su máscara. Era bastante sencillo simplemente mandar a mi ayudante por los niños y hacerse cargo de todo lo que yo no quería. Dejé a un lado las negociaciones sobre la venta de la empresa, ¿para qué vender todo si podía seguir interpretando a mi hermano con bastante facilidad?Me planté frente a la puerta del departamento de Cristine y dudé por un segundo en abrir. Aunque quisiera quedarme con todo, casarme con Cristine y hacerla mi mujer, una presión molesta en el pecho me detenía. Ella era piadosa, dulce, tierna, maternal, sí… ¡tenía miles de cualidades que todo hombre desearía en la mujer con la que planea casarse! Sin hablar de su belleza, pero… era como si mi corazón se resistiera. Cuando la besé en los labios y estuve a punto de tomarla, me asqueé. Luché contra esa sensación, había pasado tanto tiempo encerrado que por lo menos un encuentro en su cama me ayudaría a calmar mis g