DISCULPA, el padre soy yo
DISCULPA, el padre soy yo
Por: Hana C
Prólogo

Prólogo

“Estaba segura de que coincidir con alguien en un mismo lugar no era acoso, no pueden detenerme por eso ¿Verdad? Es solo una coincidencia. Aunque… Si hubiese pasado más de cinco veces consecutivas y con tu ex ¿Seguiría siento una coincidencia?”   

                                                                                                                                                                Awa

Hospital maternal

Niza, Francia

Soy una persona tranquila, confiable, sincera; siempre me ha gustado ayudar a los demás, es más, ayudo hasta los cachorritos, gatitos y personas desamparadas ¡Lo juro! Y considero que mi vida ha sido muy buena hasta ahora, sin contar el momento en el que el idiota de Iván me dejó por otra mujer, creo que si hubiese sido por un hombre no me hubiese dolido tanto.

En ese momento, me perdí un poco ¡Pero solo un poquito! E hice cosas de las que no me siento muy orgullosa. Nada grave, por supuesto, cositas como; romper el vidrio panorámico de su coche, porque la verdad es que el espejo retrovisor es muy pequeño y se consigue en cualquier parte, así que no valía mucho la pena.

Hice otras cosillas como cambiar la cerradura de su casa, enviarle a su trabajo una corona de flores de condolencia, escribir en el perfil de su nueva novia que ella era una Z... Con mayúsculas. Esa parte fue muy infantil ¡Lo reconozco!

¡Bueno! Solo hice cositas varias y sencillas, como cuando uno está despechado ¡Normal!

Por eso estoy segura de que esto que estoy haciendo en este momento no está mal, o bueno sí, quizás, tal vez un poquito. Solo que en la vida todo es relativo y en mi relatividad pienso que no va a afectar a nadie, así que ¡No está mal!

Aunque si Vico se entera, a lo mejor no estaría de acuerdo con esto. Va literalmente a matarme, es que le prometí que no volvería a caer, que sería fuerte y juro que hasta ahora lo he sido y he cumplido mi promesa como una girls scout, lo he hecho durante más de seis meses ¡Y he contado cada uno de ellos!

Es que, todo lo que está pasando ahora es culpa de las redes sociales, las cuales, en un estado normal, detesto. En realidad, no sé cómo resistirme a ellas y al final, terminé mirando el perfil de Iván en todas y cada una de ellas.

Y ahora estoy aquí en una estúpida clínica de maternidad, clavándome yo misma el cuchillo más adentro de una herida que todavía no ha sanado.

He descubierto que soy una completa adicta y lo peor es que no lo soy a las drogas, lo soy a él, a Iván, al hombre que me destrozó y me cambió por otra. Creo que tengo que hacer lo que me ha dicho Vico; borrón y cuenta nueva. El problema es que no logro encontrar un borrador de calidad que no me deje manchas negras.

— ¡Ten cuidado! — Unas fuertes manos me sostienen en el preciso momento en el que Iván se vuelve hacia dónde estoy intentando esconderme.

¡Dios mío! Va a verme, se dirige hacia este lugar con su hermosa y grandiosa esposa embarazada ¡Estoy en problemas!

— ¡Espera! — Tomo de la mano al chico que ha intentado evitar mi caída, tiro fuerte de él y pierdo el equilibrio, mi cabeza golpea contra la pared ¡Mierda!

— ¿Qué haces? — El chico, que en realidad es todo un hombre, intenta zafarse del agarre de mis manos.

Van a pasar en este preciso momento por mi lado y la verdad es que, con mi vestido dorado y vaporoso, no creo que pueda pasar desapercibida ¡Soy una pésima acosadora! La verdad es que no estoy acosando a nadie. Solo estoy aquí observando el paisaje.

— Lo siento, de verdad, pero es una urgencia — Digo deprisa y llevo mis manos al cuello del chico, que en realidad es más alto de lo que pensaba. Me inclino para poder presionar mis labios contra los suyos, lo giro y retrocedo, pegándome contra la pared.

El chico, bastante impresionado, levanta sus manos para luego llevarlas hasta mi cintura en el momento en el que retrocedo, evitando caerse contra mi cuerpo. Toma mi cintura con posesión y el beso cambia por completo. Olvido por qué ha empezado, su sabor me embriaga y por unos segundos pierdo el sentido de lo que estaba haciendo; Mariposas vuelan en mi vientre hasta llegar a mi intimidad. Pero, ¿quién es este chico?

— ¿Necesitas algo más? — Me pregunta terminando con el beso, se pasa un dedo por su labio inferior y me guiña un ojo — Gracias por el momento intenso e inesperado, pero el deber me llama — Lo observo en ese momento y me quedo con la boca abierta, el chico que en realidad no lo es, porque es un hombreron; aunque creo que eso ya lo había dicho. Lleva unos jeans negros y una camiseta gris y sobre esta tiene puesta una bata de médico ¡Maldición! He besado a un médico de la clínica.

— Lo siento de verdad, era una urgencia — Le repito.

Busco con la mirada a Iván, ya se me ha pasado el efecto del beso y ahora debo seguir con mis asuntos, o sea, persiguiendo a mi droga, mejor dicho, persiguiendo a Iván.

— Ya me lo habías dicho — me responde el hombreron, mientras observo por primera vez sus intensos ojos azules

¡Ay Dios mío! ¿Son reales? Tan cristalinos que hacen un contraste sorprendente y magnífico con su cabello oscuro. Sin embargo, en este momento, no puedo distraerme, ni siquiera por los ojos más extraordinarios del mundo

¡Iván!

— Vale, genial. Creo que entonces estamos a mano — Le digo intentando pasar por su lado, pero el chico se interpone en mi camino, hay una gran planta al otro lado que me obstruye el paso — Debo irme, de verdad es…

— Una urgencia — me dice y sonríe. Se está pasando de listo.

— Déjeme pasar o gritaré — Le digo e intento salir de nuevo y en ese momento soy consciente del ruido que hace la gente al pasar por nuestro lado. Además, estoy segura de que he perdido a Iván por culpa de este idiota — ¡Quítate! — Mi paciencia, que no es mucha, se termina y grito como una loca en medio del pasillo de una clínica de maternidad.

— ¿Awa? — ¡Maldición! Esto no puede ser posible — ¿Qué haces aquí? ¿Estás embarazada? — Me quedo mirando a Iván con la mente en blanco, tengo que decir algo ahora ¡Es urgente!

— Este… Nosotros estamos… — Tomo el brazo del chico, que intenta separarse de mí — Intentando tener un bebé ¿Verdad, amor? — Digo mientras parpadeo mirándolo con ojos de mujer enamorada, o eso espero.

— Soy ginecólogo ¿Vale? No tu pareja — Responde el chico y levanta las manos y se dirige a Iván — No la conozco y no me interesa hacerlo — Concluye, dejándome con la boca abierta.

¡Maldito idiota! Levanto mi tacón dorado con brillantina y con toda la delicadeza del mundo lo deposito sobre su pie.

— ¡Mierda! ¿Pero qué diablos haces? Me has hecho daño — Dice el chico que parece alucinado por completo, mientras cojea y se recuesta contra la pared.

— Gusto en verte, Iván — Saludo a mi ex, sin prestar atención al idiota y aprovecho el momento para intentar escapar, solo que hoy, todo indica que no es mi día de suerte.

— ¿Iván? ¿Qué hace esta mujer aquí? — ¡Lo que me faltaba! Ha llegado la esposa del idiota de mi ex — Esta mujer no puede estar tan cerca de mí, está violando la orden de alejamiento ¡Nunca vas a dejar de ser una acosadora! — Me grita y yo solo pienso en que tengo que irme, no quiero tener problemas — ¿Doctor Leroux? — ¿También estás acosando a mi doctor? Quiere hacerle daño a mi bebé — Suspira con voz quejica ¿En serio va a llorar? Y además ¿El chico es su doctor?

— Querida, tranquila. Todo va a estar bien — Iván me mira fríamente — Voy a llamar a la policía — Dice sin ningún tipo de compasión.

— Iván, te juro que no… — Intento suplicarle, si llama a la policía, estoy perdida.

— Cállate, Awa. Cada vez estás peor — me responde y veo como saca su teléfono del bolsillo — No deje que se escape, doctor Leroux — El chico, ahora “El doctor” vuelve a bloquearme el paso y se cruza de brazos levantando una ceja.

— ¿Acaso no trabajas? — Pregunto al doctor, bastante frustrada.

Vico va a estar furioso conmigo, el negocio no ha ido bien los últimos días y seguro tendré que pagar mucho dinero para no ir a prisión preventiva.

— ¿Así de mal estás que tienen que llamar a la policía? — No puedo creer su atrevimiento.

Lo golpeo con fuerza en la mejilla en el preciso momento en el que Iván vuelve acompañado de un policía. Quienes normalmente no llegan a tiempo, pero como soy yo y hoy no es mi día, en segundos lo tenemos aquí.

— Esta mujer está loca. Ahora ha venido a atacar al médico de mi esposa — Dice Iván.

¡Esto es un desastre! Vico me torturará antes de matarme con mucha lentitud.

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