Capítulo uno

“Siempre he pensado que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo pensando y no actuamos o vivimos el momento, creo que cuando se tienen problemas y se nos ocurren ideas para resolverlos, tenemos que arriesgarnos, o si no, ¿cómo sabremos cuál es la solución correcta?... Aunque si lo pienso un poco más, podría perder menos tiempo al no equivocarme, pero me llevaría mucho más tiempo llegar a la respuesta adecuada… Necesito hablar con Litia, ¡me he confundido!”

                                                                                                                                                              Awa

Veinticuatro horas después

Tengo claro que debería estar avergonzada por haber sido capturada de nuevo y lo prometo, me sentí avergonzada durante algunos segundos porque en la estación de policías ya todos me conocían, pero se me pasó la vergüenza de inmediato porque en esta ocasión toda la culpa fue del medicucho ese que no fue capaz de decir una pequeña mentira.

No es muy complicado decir que alguien a quien acabas de conocer es tu novia y que deseas tener un hijo con ella. Si hubiese sido al revés, yo le hubiese hecho el favor al idiota, eso, pero no, tenía que abrir su bocota y decir que no me conocía ¡Como si a mí me interesara conocerlo!

Es que lo recuerdo y siento la bilis en la garganta, debería volver a ese hospital y golpearlo hasta que no recuerde como se llama, aunque mejor me calmo, porque no quiero volver a este lugar por un buen tiempo.

La verdad es que son muy lindos conmigo, me dejan mi espacio, me traen café y hasta bocadillos, pero al final todo se vuelve tan opresivo que los pensamientos negativos empiezan a invadir mi mente y no me gusta tenerlos cerca. 

Me despido de los chicos y les prometo que volveré a traerles bocadillos y croissants y salgo de este lugar con una sonrisa que desaparece de mi rostro al ver la expresión de uno de los hombres más importante de mi vida  que me observa con las piernas abiertas y los brazos cruzados en una postura tan sexy y masculina que si pudiera, me le tiraría encima y me lo comería a besos. Pero mejor no, a él ni siquiera le haría cosquillas. 

— ¡No puedo creerlo, Awa! Estoy cansado de esto, eres peor que una drogadicta, te he dicho que tienes que ir a un psicólogo, de nuevo. — Vico está muy enojado y lo entiendo, porque en realidad, aunque he intentado no ceder ante la tentación y logré no rendirme durante varios meses, enterarme de que Iván iba a tener un bebé después de que conmigo no quiso hacerlo, me alteró bastante.

Iván y yo estuvimos juntos durante más de ocho años, perdí lo mejor de mi juventud a su lado y un día simplemente volvió de su trabajo y me dijo que ya me quería y que había conocido a alguien.

Eso fue hace dos años y no he logrado pasar de la etapa de negación y superarlo, todavía en ocasiones pienso en que va a volver, pero ahora, con un bebé, es verdad que lo que perdí para siempre.

— Vico, cariño, te juro que he intentado no ceder a la tentación. La culpa es de ese doctor que ni siquiera quiso ayudarme y le dijo a Iván que no me conocía — Ese tal doctor Leroux, con apellido de francés engreído, se pasa de listo.

— Awa, es que no te conoce — Vico se aleja de mi lado.  Camina demasiado rápido y al parecer no se ha enterado de que llevo tacones y estamos caminando por adoquines o le importa cinco que rompa una pierna — ¿Sabes que he utilizado nuestros últimos ahorros pagando al abogado y lo de tu caución? No voy a buscar a mi padre para que pida de nuevo que me case y tenga un hijo — me detengo de inmediato, eso no me lo había dicho.

— ¿Tu padre quiere que tengas hijos? Eso no me lo habías contado — Exclamo impresionada y poco acusadora.

El vestido comienza a picarme un poco, el sol está golpeando con fuerza y hace mucho calor. Estamos terminando el mes de mayo y ya se siente la llegada del verano.

— Awa, no tengo por qué contarte toda mi vida, existe algo que se llama privacidad — Vuelve a caminar y solo puedo quedarme observándolo.

Vico es un hombre increíblemente hermoso. Las mujeres todo el tiempo se vuelven a mirarlo; es alto, rubio, de ojos oscuros, musculoso y con unas piernas largas y unos glúteos apretados. El problema para ellas, es que él no tiene ojos para ninguna, porque le encantan los chicos.

— Espera un momento. Yo te cuento toda mi vida — A veces soy un poco dramática, lo reconozco. 

Vico que me dice que es porque no he tenido ningún tipo de drama o sufrimiento real en mi vida. Como si no hubiese estado sufriendo durante dos años por el idiota e infiel de Iván.

— Awa, no me habías contado que seguías persiguiendo con obsesión al imbécil de Denis — Se detiene y me toma por los brazos — Awa, vas a parar con esto — Me dice al parecer muy enojado.

Mis ojos se llenan de lágrimas. Él tiene la razón, pero es que de verdad no puedo recuperarme, soy una adicta y solo pienso en buscarlo, a veces me pregunto qué fue lo que me hizo Iván Denis.

— Yo no …

— Awa, querida. Yo te amo con todo mi corazón, pero esto no puede seguir así, Iván se casó, espera un bebé que nacerá muy pronto, mientras tú te quedas en casa sin hacer nada ¡No tienes ni siquiera a alguien que te haga el favor! — Me dice alterado y algunos transeúntes que pasan a nuestro alrededor nos miran.

Tiene razón, mi vida es tan triste y anodina que hasta yo misma me doy lástima. Esto no puede seguir así, debo actuar como una adulta y superar por fin esta ruptura o voy a terminar con muchos problemas judiciales y económicos.

— Tengo una idea — Vico levanta su perfectamente depilada ceja derecha. Porque a pesar de que es bastante masculino, no le faltan algunos detalles muy femeninos, a veces me pregunto cómo sus padres no se dan cuenta del comportamiento de su hijo y de que no le gustan las mujeres —  Vico, vamos a casarnos y a tener un bebé juntos — Le digo aplaudiendo entusiasmada y dando pequeños saltitos, con una radiante sonrisa y él por supuesto, me mira como si  definitivamente,  hubiese perdido la cabeza.

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