𝟸𝟼 𝚍𝚎 𝚓𝚞𝚕𝚒𝚘 𝚍𝚎 𝟷𝟿𝟼𝟾
𝙰𝚗𝚜𝚎𝚕
(𝟺 𝚖𝚎𝚜𝚎𝚜 𝚍𝚎𝚜𝚙𝚞𝚎́𝚜)
El verano trae consigo algunas emociones cálidas. Descongela lo que se perdió en el invierno y en la primavera se ocultó.
El sol se alza a una altura perfecta para iluminar el rocío de las lluvias espontaneas de julio y así es más sencillo admirar el lento crecimiento de las flores rebosantes de polen que esperan ansiosamente el alivio de las abejas. Por fin hace un buen día.
Cuando observo las nubes me veo a mi mismo, siempre cambiando. A veces gris en las sequias y también claro y tranquilo. Pero eso sí, estoy seguro que ellas no son las mismas siempre y la que ves en el cielo hoy, no serán la que mañana estén tras tu ventana.
Mejor dicho, siendo honestos, no sé nada del clima ni de nubes, como tampoco entiendo la fama
𝟷𝟸 𝚍𝚎 𝚘𝚌𝚝𝚞𝚋𝚛𝚎 𝚍𝚎 𝟷𝟿𝟼𝟽𝙰𝚋𝚎𝚕(𝙿𝚊𝚜𝚊𝚍𝚘. 𝙳𝚒́𝚊 𝚍𝚎𝚕 𝚊𝚌𝚌𝚒𝚍𝚎𝚗𝚝𝚎)¿Qué piensa una persona que está a punto de quitarle la vida a otra?Y no me refiero a un suceso que ocurrió en el instante, si es que a eso se le puede llamar accidente. No, nada de eso. Me estoy enfocando en las personas que ya planearon la muerte con anticipación. Los que ya tienen el funeral pagado, pues.Porque, por ejemplo, si tomamos un personaje como el de El extranjero encontraremos a un hombre casi absurdo que nunca se le pasó por la cabeza cometer un asesinato en esa playa, pero el calor del momento lo impulsó a presionar el gatillo, literalmente. Personas como él no cuentan porque no se parecen a mi, así es imposible comparar nuestras situaciones. También llevo Crimen y castigo conmigo, aunque me arrullaba en la secundaria. Ahora
(𝚃𝚛𝚎𝚜 𝚊ñ𝚘𝚜 𝚍𝚎𝚜𝚙𝚞é𝚜 𝚍𝚎𝚕 𝚊𝚌𝚌𝚒𝚍𝚎𝚗𝚝𝚎) —¡Aquí esta! Me acerqué a la lápida. Efectivamente tiene escrito su nombre en la piedra. Es una roca gris, simple y austera. Alrededor están sepultadas otras personas que son visitadas con regularidad, lo digo por la frescura de las flores. Yo calculo que su última visita fue ayer y hace dos días, respectivamente. Me incliné frente a su tumba. El pasto crece con regularidad y da la ilusión de que no hay nada enterrado debajo. Como una extensión de la tierra y nada más. —Te traje algo. Dejé los tulipanes ahí. Empecé a rebuscar en los bolsillos del abrigo y encontré, entre los recibos del tren, esa inconfundible textura delgada del oro blanco. —Y esto también. Me arrodillé. Agarré el collar con ambas manos, asegurándome de que el dije esté perfectamente alineado y lo deposité sobre la lápida. En
Antes de comenzar, me gustaría exponer algunos puntos:Este no es un libro de misterio o suspenso entero de pies a cabeza. Disfruto escribir de una forma poco convencional para lo que se ve normalmente en el género, y aún no me siento segura de ponerlo totalmente en esa categoría y decir:"¡Ah! Pero si el libro tiene como centro un misterio, pues a esa clase pertenecerá, ¿cierto?".Ya que, a lo largo de la historia no solo me ocupo del enigma que hay alrededor, sino que me preocupo también por los personajes. Así que te pido que abras tu mente.Lo que leerás a continuación es una historia de f
𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑𝐀 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄: 𝐄𝐥 𝐩𝐞𝐜𝐚𝐝𝐨. 𝐃𝐞 𝐨𝐜𝐭𝐮𝐛𝐫𝐞 𝐚 𝐝𝐢𝐜𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐞 𝟏𝟗𝟔𝟕. 𝟷𝟸 𝚍𝚎 𝚘𝚌𝚝𝚞𝚋𝚛𝚎 𝚍𝚎 𝟷𝟿𝟼𝟽 É𝚕 Si antes se hubiera acercado a mí un hombre de aspecto confiable ofreciéndome reproducir la película de lo que viviría en los siguientes días con pelos y detalles, y luego me preguntara si cambiaría algo para que eso no sucediera, estoy seguro que diría que no. No me malinterpretes, soy un romántico después de todo. Creo en el destino y en un amor tan fuerte que es capaz de atravesar remordimientos. Todo esto viene a que, en mi hombro, cargaré uno que guardaré celoso en mi memoria, al lado del suéter de lana que ella tejió para navidad. Pero hoy no hablaré de eso. Sino que recordaré con ternura la tarde siguiente a mi cumpleaños. Más concretamente, de los acontecimientos que me llevaron a mi muerte. Par
𝟷𝟼 𝚍𝚎 𝚘𝚌𝚝𝚞𝚋𝚛𝚎 𝚍𝚎 𝟷𝟿𝟼𝟽𝙳𝚊𝚙𝚑𝚗𝚎(𝙿𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝𝚎)Dije que tenía hambre y mentí. Caminé hasta la cafetería solo para zafarme del grupo de personas que comenzaban a amontonarse frente la puerta de su habitación. Podría, incluso, compararlos con buitres volando sobre un cuerpo moribundo. Peleando por quien iba a arrancarle la piel primero.«¡Cómo me gustaría callarlos de una vez por todas, como lo hice contigo!», se me ocurrió. Pero no me atreví ni siquiera a murmurarlo. Estaban muy cerca.Conocía sus motivos: para venir a derramar lágrimas y a escupir sus palabras sin sentido hacía falta sed de poder,lo que todos anhelan, el mismo que deshumaniza y no perdona. Personas así no me sirven.Caminé sin rumbo por los pasillos del hospital, donde tengo
𝟸𝟶 𝚍𝚎 𝚘𝚌𝚝𝚞𝚋𝚛𝚎 𝚍𝚎 𝟷𝟿𝟼𝟽𝙰𝚗𝚜𝚎𝚕«—Deja de mentirte —me confrontó. Con unos ojos que me llevaron al mismo otoño que la conocí a ella—. Detente de una vez, antes que le causes daño a alguien más».El recuerdo de esa noche con él ha estado volando por mi cabeza todo el día. Aun no comprendo el porqué.—Glenn, ¿me estas escuchando?Charles parecía molesto con mi distanciamiento, el que notó a pesar de que no se atrevía a mirarme. Solo se concentró en su vaso de cerveza que rebosaba de espuma y a su vez, descendía delicadamente hasta tocar la mesa de madera y resultaba en ese singular semicírculo. Aparentemente ensimismado, como yo, en su propia cabeza y problemas.El tono que empleaba era autoritario como siempre, pero a la vez, difus
𝟶𝟿 𝚍𝚎 𝚊𝚋𝚛𝚒𝚕 𝚍𝚎 𝟷𝟿𝟻𝟸𝙰𝚕𝚎𝚝𝚑𝚒𝚊(𝙿𝚊𝚜𝚊𝚍𝚘)El tren viaja a gran velocidad y nos aleja de la ciudad principal, para llevarnos al campo. Lo sabía, porque con cada minuto que pasaba, los edificios se podían contar con los dedos, las personas con autos elegantes también desaparecían y todo era reemplazado por un paisaje lleno de árboles grandes que acompañaban las parcelas donde se cultiva.Nos transporta a un lugar que parece más calmado y sé que no tardaré en apreciarlo. Mi mente no para de imaginar todas las aventuras que tendré recorriendo campos llenos de dientes de león, pero algo me aprieta el pecho. Desde que tomamos este tren en la mañana con tanta urgencia, en el momento que me avisaron con un día de anticipación que arreglara mis vestidos para ir de visita a otra mansión, sin saber
𝟸𝟷 𝚍𝚎 𝚘𝚌𝚝𝚞𝚋𝚛𝚎 𝚍𝚎 𝟷𝟿𝟼𝟽𝙰𝚗𝚜𝚎𝚕(𝙿𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝𝚎)Apenas alcancé el umbral de la puerta cuando un zumbido chillón me puso los pelos de punta.—¡No está respirando! —Un hombre vociferó. Llamando la atención de la enfermera que caminaba afuera— ¡Traedme eso!Con prisa, la mujer entró súbitamente en la habitación golpeando mi hombro para conducir una caja extraña llena de cables al lado del hombre con bata. No fui capaz de ver lo siguiente luego de que la puerta se cerró en mi cara.Qué alivio que pude volver a agarrar equilibrio en poco tiempo. Aunque ni una disculpa recibí.Los segundos siguientes se convirtieron en interminables minutos hasta que el tiempo se confundía en años desde que Alethia había sufrido una falla respirator