XENA

Al caer el sol por la tarde, una sirena retumbó en las paredes del cuartel de las Perséfones. 

Era hora de levantarse. De empezar la noche.

El cuartel era un pabellón de unos 30 metros de largo por 15 de ancho, con distintos ambientes separados por armazones de durlock. 

Si uno entraba por el frente, a través de una pequeña puerta común, se topaba con un salón enorme, que por lo general se utilizaba para realizar fiestas, como cumpleaños o casamientos. Pero generalmente se realizan allí ceremonias de graduación. O de ascensión. 

Más allá del salón, el pabellón se divide en dos: el ala este y el ala oeste. Al inició de ambas estaban las oficinas d

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