Al caer el sol por la tarde, una sirena retumbó en las paredes del cuartel de las Perséfones.
Era hora de levantarse. De empezar la noche.
El cuartel era un pabellón de unos 30 metros de largo por 15 de ancho, con distintos ambientes separados por armazones de durlock.
Si uno entraba por el frente, a través de una pequeña puerta común, se topaba con un salón enorme, que por lo general se utilizaba para realizar fiestas, como cumpleaños o casamientos. Pero generalmente se realizan allí ceremonias de graduación. O de ascensión.
Más allá del salón, el pabellón se divide en dos: el ala este y el ala oeste. Al inició de ambas estaban las oficinas d
-Solo tiene que hacer un esfuerzo más...y va a tener su recompensa…La obesa mujer apretó con fuerza la mano de la doctora, y la de su marido, cerró los ojos, apretó los dientes, y emitió un grito desgarrador que aturdió a los presentes.-¡Ya sale! ¡Ya sale!Las fuerzas que estaba haciendo eran inhumanas. El sudor empapaba las sábanas, las ramificaciones de venas se le marcaban en todo el rostro, en los brazos, en el cuello.Exhalando el último suspiro, un lloriqueo de bebé inundó la sala, enmudeciendo a todos.-¡Nació, nació!-gritó el padre con lágrimas en los ojos. -Así es. Esta misma noche vamos a atacar. Tenemos orden de hacerlo. Es un decreto, diría, mundial.-¿Mundial?-Si. No sé mucho, pero sé que es un inicio de aniquilación sistemática. Aparentemente encontraron la vuelta al tema de fecundación.-No puede ser posible, Xena…-Si lo es mi amor…-Lo que me estás diciendo cambia todo...todo.-Ya sé que es así. Por eso vine a verte y avisarte...hay que decidir ahora mismo. ¿Qué vamos a hacer?-Xena...mi amor…-sus manos acariciaron su rostro-lo mejor que podemos hacer es estar juntos&hAMOR EN LA GUERRA
-No…¡no! -Betiana...es una orden de Mario… -¿Una orden de quién? ¿De ese pobre tipo, raza inferior? Como no lo maté mientras pude…-dijo en un susurro. -Te escuché...así que lo hubieras matado… -¿Lo hice? -No… -¿Entonces porqué decís algo que no pasó…? Reynaldo estaba sentado, mientras ella caminaba de un lado a otro. -Me voy a escapar…-irrumpió su hermana-y vos me vas a ayudar… -Ni lo sueñes, Bety...ya no me vas a dar órdenes. Las órdenes las vas a obedecer vos ahora… Ella lo miró con
Cuando las guardias entraron al despacho de Umha, Safra estaba sentada en el sillón, arma en mano, con los pies sobre el escritorio, como si estuviese aburrida. Artemis, de pie contra la pared, contemplaba absorta la situación, casi como una espectadora ajena a los hechos.Las guardias entraron en manada, como unas 6 de un solo golpe, comandadas por una trans de complexión robusta, de casi un metro noventa, rostro serio, adusto. Esta hechó una mirada rápida, vio el cuerpo de Umha a un costado, destilando sangre, sin vida.-Capitana Safra, ¿podría explicar que sucedió?Ella siguió en el sillón, dando pequeños y suaves giros de un lado a otro.Con una sonrisa socarrona, respondió:-La regente Umha quiso acusarnos de traición, siendo que ella es la que está detrás de los movimientos de los rebeldes. Quiso atacarnos con un arma, a lo que
-Como todos los domingos, la posibilidad de que abran es nula…-Claro. Si vos lo decís. Tenés menos ganas de caminar que yo de morirme de insomnio.-¿Sabés qué? Andá vos.-¿Qué?-Lo que escuchaste. Andá vos. Yo me cansé de ser tu sirviente.Sabía con claridad lo que sucedería a continuación.Ella reaccionaría con furia descontrolada, tildando su accionar como machismo irracional. Luego vendría la amenaza, y él cedería, por enésima vez.-Así que sos un sirviente. Un esclavo diríam
Reynaldo caminó unos cien metros cuando tuvo que esconderse detrás de una verja.Una patrulla de 3 Persefonas deambulaba por la calle 32 Este. Iban conversando, sonriendo. Parecían distraídas, pero prefirió no correr el riesgo.El amanecer empezaba a despuntar.Detrás de las montañas, más allá de la ruta 3, el resplandor se hacía evidente.Sobre los barrios Cristina Fernández y Amalia Huanches los rayos solares incidían con fuerza.Reynaldo estaba en una esquina, en el sector 12, a escasos pasos de la calle principal este. La casa, según supuso él, era de la amiga de Bety, Pabla X-da. Pavla salió disparada a casa de Bety, luego de que confirmara que Reynaldo estaba en el frente de su casa.Bety tenía que aprovechar esta oportunidad, no podía dejarla pasar.Sería una necedad no hacerlo.Golpeó a la puerta, con desesperación.-Vamos...abrí…Ella demoró unos minutos.Abrió la puerta, estaba en pantalones cortos, con un cigarrillo en la mano.-¿Estás fumando?-Hola Pavla…-No sabía que fumabas… no es bueno fumar.Pavla
Reynaldo estaba seguro de dos cosas en este momento: en primer lugar, la tarea que su hermana le encomendara ponía en peligro su vida y segundo, su vida no tenía mucho valor que digamos. Las horas pasaban lentas para él. Sus únicos amigos, “Conejo” y “Matute” estaban desaparecidos. Conejo con un triste final. Su salida en horas del día terminó con su cabeza siendo extirpada de su cuerpo, pero no por el simple hecho de andar bajo la luz del sol, paseándose como quien tiene toda la libertad del mundo. Él le contó cómo sucedió. Horas antes de ser ejecutado. Quise rebelarme. Y terminé acá. Andaba dando vueltas bajo el astro rey, cuando una de esas malditas me llamó desde una esquina. Empecé a correr. Corrí tan fuerte que casi se me sale el corazón por el pecho. De ve