Los galpones de pollos estaban escondidos entre árboles caídos y arbustos medianos. Eran dos galpones de unos 50 pollos cada uno.
Los pollos eran enormes, pelados y listos para cocinar llegaban a pesar tres o tres kilos y medio.
Se turnaban para atender los galpones, en grupos de tres, una semana cada grupo.
Además tenían los galpones de conejos, más retirados del campamento, y casi escondidos en la ladera de una colina, cerca del arroyo Chantal.
Pero hoy escogieron pollo.
Unos diez pollos fueron sacrificados para abastecer a todo el campamento.
Un día especial, el día aniversario de la batalla de Piedr
El aroma a pollo cocinado se mezcló con el de verduras hervidas y frescas, preparadas en ensaladas. Dos largas mesas armadas con anchas tablas sostenían un banquete. A los costados, decenas de banquetas de madera, artesanales, estaban dispuestas para cada uno de ellos.Mario se ubicó en la cabecera, y los demás líderes a uno y otro lado.Reynaldo estaba sentado cerca, al lado de Matute, pero aún así anhelaba aproximarse más a su mentor. Le envió un gesto, con un leve movimiento de cabeza, el cual fue correspondido con una sonrisa y un guiño de ojos.A pesar del viento, el clima que se percibía era el mejor.Reynaldo podía sentir el compañerismo, la camarader&iacut
Al caer el sol por la tarde, una sirena retumbó en las paredes del cuartel de las Perséfones.Era hora de levantarse. De empezar la noche.El cuartel era un pabellón de unos 30 metros de largo por 15 de ancho, con distintos ambientes separados por armazones de durlock.Si uno entraba por el frente, a través de una pequeña puerta común, se topaba con un salón enorme, que por lo general se utilizaba para realizar fiestas, como cumpleaños o casamientos. Pero generalmente se realizan allí ceremonias de graduación. O de ascensión.Más allá del salón, el pabellón se divide en dos: el ala este y el ala oeste. Al inició de ambas estaban las oficinas d
-Solo tiene que hacer un esfuerzo más...y va a tener su recompensa…La obesa mujer apretó con fuerza la mano de la doctora, y la de su marido, cerró los ojos, apretó los dientes, y emitió un grito desgarrador que aturdió a los presentes.-¡Ya sale! ¡Ya sale!Las fuerzas que estaba haciendo eran inhumanas. El sudor empapaba las sábanas, las ramificaciones de venas se le marcaban en todo el rostro, en los brazos, en el cuello.Exhalando el último suspiro, un lloriqueo de bebé inundó la sala, enmudeciendo a todos.-¡Nació, nació!-gritó el padre con lágrimas en los ojos. -Así es. Esta misma noche vamos a atacar. Tenemos orden de hacerlo. Es un decreto, diría, mundial.-¿Mundial?-Si. No sé mucho, pero sé que es un inicio de aniquilación sistemática. Aparentemente encontraron la vuelta al tema de fecundación.-No puede ser posible, Xena…-Si lo es mi amor…-Lo que me estás diciendo cambia todo...todo.-Ya sé que es así. Por eso vine a verte y avisarte...hay que decidir ahora mismo. ¿Qué vamos a hacer?-Xena...mi amor…-sus manos acariciaron su rostro-lo mejor que podemos hacer es estar juntos&hAMOR EN LA GUERRA
-No…¡no! -Betiana...es una orden de Mario… -¿Una orden de quién? ¿De ese pobre tipo, raza inferior? Como no lo maté mientras pude…-dijo en un susurro. -Te escuché...así que lo hubieras matado… -¿Lo hice? -No… -¿Entonces porqué decís algo que no pasó…? Reynaldo estaba sentado, mientras ella caminaba de un lado a otro. -Me voy a escapar…-irrumpió su hermana-y vos me vas a ayudar… -Ni lo sueñes, Bety...ya no me vas a dar órdenes. Las órdenes las vas a obedecer vos ahora… Ella lo miró con
Cuando las guardias entraron al despacho de Umha, Safra estaba sentada en el sillón, arma en mano, con los pies sobre el escritorio, como si estuviese aburrida. Artemis, de pie contra la pared, contemplaba absorta la situación, casi como una espectadora ajena a los hechos.Las guardias entraron en manada, como unas 6 de un solo golpe, comandadas por una trans de complexión robusta, de casi un metro noventa, rostro serio, adusto. Esta hechó una mirada rápida, vio el cuerpo de Umha a un costado, destilando sangre, sin vida.-Capitana Safra, ¿podría explicar que sucedió?Ella siguió en el sillón, dando pequeños y suaves giros de un lado a otro.Con una sonrisa socarrona, respondió:-La regente Umha quiso acusarnos de traición, siendo que ella es la que está detrás de los movimientos de los rebeldes. Quiso atacarnos con un arma, a lo que
-Como todos los domingos, la posibilidad de que abran es nula…-Claro. Si vos lo decís. Tenés menos ganas de caminar que yo de morirme de insomnio.-¿Sabés qué? Andá vos.-¿Qué?-Lo que escuchaste. Andá vos. Yo me cansé de ser tu sirviente.Sabía con claridad lo que sucedería a continuación.Ella reaccionaría con furia descontrolada, tildando su accionar como machismo irracional. Luego vendría la amenaza, y él cedería, por enésima vez.-Así que sos un sirviente. Un esclavo diríam
Reynaldo caminó unos cien metros cuando tuvo que esconderse detrás de una verja.Una patrulla de 3 Persefonas deambulaba por la calle 32 Este. Iban conversando, sonriendo. Parecían distraídas, pero prefirió no correr el riesgo.El amanecer empezaba a despuntar.Detrás de las montañas, más allá de la ruta 3, el resplandor se hacía evidente.Sobre los barrios Cristina Fernández y Amalia Huanches los rayos solares incidían con fuerza.Reynaldo estaba en una esquina, en el sector 12, a escasos pasos de la calle principal este. La casa, según supuso él, era de la amiga de Bety, Pabla X-da.Último capítulo