La mayoría de las tiendas del campamento eran de lonas. Lonas gastadas, las que se usan para tapar camiones. Las consiguieron en varios asaltos a camiones que provenían de La Mendoza. Eso fue hasta que empezaron a venir escoltados por cuadrillas de Perséfones.
Las lonas estaban armadas sobre estructuras de hierro, que también consiguieron de camiones robados. Los desmantelaban y los reutilizaban. Muchas partes las convirtieron en armas. Otras herramientas.
Más allá de las tiendas, por un sendero angosto escondido entre matorrales, se escondía de la vista una enorme granja con todo tipo de verduras y frutas: melones, sandías, árboles frutales, lechugas, tomates, papas...La granja estaba cuidada permanentemente por unos diez o quince soldados armados. De allí se proveía el campamen
Cuando Reynaldo despertó por la mañana, Matute estaba sentado al borde de su cama.Llevaba un fusil en una mano, y una taza en la otra. Alguna bebida caliente que humeaba, y cuyo vapor formaba una pequeña nube densa en el centro de la tienda.Las bolsas cargadas debajo de sus ojos revelaban que no hacía mucho que despertara. El cabello desgreñado, y los cordones de sus botas sin atar completaron el cuadro.Reynaldo abrió los ojos en un acto tan silente, que parecía estar espiando. Su amigo ni siquiera se percató de que había despertado, por ello quiso llevar la situación un poco más allá.Simuló seguir dormido. Hizo un movimiento agresivo con los pies, lo que prov
Al salir de la tienda, el sol le dio de lleno en el rostro. De manera automática se puso los lentes negros.Aún no soportaba el resplandor del día.Observó a su alrededor.En cada tienda grupos de varones estaban ensimismados en sus tareas. Algunos afilando cuchillas, otros remedando sus ropas, otros preparándose para partir a la granja.Algunas tiendas estaban vacías.A medida que avanzó hacia la de su hermana, saludó a todo el que se cruzó en el camino.Antes de llegar arrojó una mirada al cuartel central. El Falcón estaba estacionado, a la par de otra camioneta enorm
Cuando Reynaldo salió hecho un rayo a encontrarse con su hermana, Barba Blanca y Matute se quedaron en su tienda.Barba Blanca sacó un cigarro de uno de sus bolsillos. Vestía una campera color verde militar, y una gorra del mismo color.-¿No le dijiste nada todavía,no?-¿Nada de qué, Barba? ¿De que es hermano de Mario?-Matute...no sabemos si es hermano de Mario. Eso suponés vos. No sabemos si es así.-Yo se que es así. Y no. No le conté nada, de lo contrario no estaríamos acá, ¿no te parece?-Se armaría tremenda cosa en el campamento.
-¿Capitana Zafra? -Hola Regente Umha…¿a qué debo el honor de su llamada a esta hora del día? -Novedades Zafra. Novedades. En primer lugar, hace unos minutos terminé de hablar con el Comité nacional de nuestra Matria. Me comuniqué con el Comité para hacerles saber nuestra situación. Aprobaron que avancemos sin compasión sobre los rebeldes que se opongan al Régimen. Esta es una directiva que afecta no solo a los bastiones rebeldes, sino también a todos los varones heteros que se rebelen a la visión del Régimen. Limpiaremos el Centro de Acondicionamiento. Es una avanzada mundial, dado que se ha resuelto el problema de la fecundación. Nuestras científicas han desarrollado y concluido su labor. Somos libres. La raza superior jamás volverá a depender de la raza inferior. Quieren que eliminemos a todos los varones posibles, esta misma noche.
Los galpones de pollos estaban escondidos entre árboles caídos y arbustos medianos. Eran dos galpones de unos 50 pollos cada uno.Los pollos eran enormes, pelados y listos para cocinar llegaban a pesar tres o tres kilos y medio.Se turnaban para atender los galpones, en grupos de tres, una semana cada grupo.Además tenían los galpones de conejos, más retirados del campamento, y casi escondidos en la ladera de una colina, cerca del arroyo Chantal.Pero hoy escogieron pollo.Unos diez pollos fueron sacrificados para abastecer a todo el campamento.Un día especial, el día aniversario de la batalla de Piedr
El aroma a pollo cocinado se mezcló con el de verduras hervidas y frescas, preparadas en ensaladas. Dos largas mesas armadas con anchas tablas sostenían un banquete. A los costados, decenas de banquetas de madera, artesanales, estaban dispuestas para cada uno de ellos.Mario se ubicó en la cabecera, y los demás líderes a uno y otro lado.Reynaldo estaba sentado cerca, al lado de Matute, pero aún así anhelaba aproximarse más a su mentor. Le envió un gesto, con un leve movimiento de cabeza, el cual fue correspondido con una sonrisa y un guiño de ojos.A pesar del viento, el clima que se percibía era el mejor.Reynaldo podía sentir el compañerismo, la camarader&iacut
Al caer el sol por la tarde, una sirena retumbó en las paredes del cuartel de las Perséfones.Era hora de levantarse. De empezar la noche.El cuartel era un pabellón de unos 30 metros de largo por 15 de ancho, con distintos ambientes separados por armazones de durlock.Si uno entraba por el frente, a través de una pequeña puerta común, se topaba con un salón enorme, que por lo general se utilizaba para realizar fiestas, como cumpleaños o casamientos. Pero generalmente se realizan allí ceremonias de graduación. O de ascensión.Más allá del salón, el pabellón se divide en dos: el ala este y el ala oeste. Al inició de ambas estaban las oficinas d
-Solo tiene que hacer un esfuerzo más...y va a tener su recompensa…La obesa mujer apretó con fuerza la mano de la doctora, y la de su marido, cerró los ojos, apretó los dientes, y emitió un grito desgarrador que aturdió a los presentes.-¡Ya sale! ¡Ya sale!Las fuerzas que estaba haciendo eran inhumanas. El sudor empapaba las sábanas, las ramificaciones de venas se le marcaban en todo el rostro, en los brazos, en el cuello.Exhalando el último suspiro, un lloriqueo de bebé inundó la sala, enmudeciendo a todos.-¡Nació, nació!-gritó el padre con lágrimas en los ojos.Último capítulo