ASERA

Una tal profeta Ana Duarte, allá por mediados o principio del siglo 21, tuvo un sueño. En ese sueño tuvo la visión de la diosa Asera, la reluciente estrella de las mujeres que le seguían. Esta profeta anunciaba que le rendirían culto a la diosa, pero no en un sentido espiritual, sino más bien físico. 

Con el paso de los años el culto a Asera creció, y luego de la proliferación de cultos a distintas deidades femeninas, se localizó. 

En la región centro, Asera consistía en algo más que una representación de la raza superior imperante. Ella arrojaba la imagen de lo supremo. De lo sublime.

En La Punta se le rendía culto de manera extrema. Se le ofrecían sacrificios humanos: varones que

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