En la casa de los Girt Rise, mientras están cenando, se presenta una discusión.
—No me pueden obligar a casarme con un hombre arrogante y que se cree superior a los demás.
—Claro que te vas a casar con ese hombre, quien te manda de andar de zorra como tu madre, ¿dónde te encontramos?, en una iglesia rezando o en una habitación revolcándote con nada y nada menos que con Kyle Pratt, además la empresa de tu papá está en la quiebra y en este momento tú eres la mejor opción —manifiestó Kathen con tono sarcástico.
Lindsey suelta una carcajada y levantándose de la mesa grita histérica
—La empresa de mi madre querrás decir y ella era una dama, no una mujer me casa con un hombre cuya esposa falleció dos semanas atrás.
John se levantó de la mesa con los ojos inyectados de sangre, se aproximó a su hija y le dio una fuerte cachetada en el momento en que habla.
—Eres una malcriada insolente, poca cosa, pensé que habías aprendido la lección de respetar a Kathen, sabes mocosa, esta vez usaste la cabeza y te revolcaste con el hombre correcto, te casas en una semana.
Ella se pasó la mano por su mejilla, sintió el ardor en su rostro, unas lágrimas quieren salir, pestañea varias veces para aguantar las ganas de llorar.
—No puedo creer que me estés vendiendo como un pedazo de carne a un hombre que ni siquiera conozco, pareciera que no fuera tu hija papá, porque siempre permites que insulten a mi mamá.
Su papá nuevamente le da otra cachetada.
—No te permito que me hables así, tú no eres nadie aquí, en cuanto a tu madre solo fue una vieja estúpida que le creyó a un jovencito todo lo que le decía porque no quería perderlo, ahora está muerta, y tú solo eres un estorbo en esta casa, si no fuera por esa cláusula en el testamento te juro que hace tiempo te hubiera echado de esta casa.
Al escuchar esas palabras de su propio padre, se sentía miserable, todavía su cabeza no entiende cómo el hombre que la procreo y que se suponía que la protegería, la odia por solo haber nacido.
—¿Papá porque me haces esto?, ¿Yo que te hecho?
—Tu madre fue la que te busco, yo nunca te quise, deberías darme las gracias que he sacado la empresa a flote y no te has muerto de hambre —gritó firioso—. Te casaras por las buenas o te voy a golpear hasta que obedezcas.
Lindsey sintió un nudo en la garganta, quería gritar, llorar, salir corriendo, golpearlo, pero sabía que con eso no iba a lograr nada, al contrario ese ardor en las mejillas iba ser poco para lo que le esperaba si seguía protestando, ya conocía la crueldad de su familia y el maltrato físico por parte de su progenitor, miro hacia donde esta Courney y Kathen, vio en sus rostros unas sonrisas de satisfacción, le hirvió la sangre, pero no puede hacer más que agachar la cabeza.
—Esta bien, como tu desees papá—. Se dió la vuelta para marcharse cuando escucha.
—No entiendo el lamento, eres una zorra estúpida que se va a casar con el hombre más cotizado del país y te haces rogar —Courney hacia una mueca de frustración—. La que se tenía que sacar con él era yo y no tú.
Lindsey aguantaba las ganas de lanzarse encima, y gritarle que ella es la culpable de lo que le pasó ese día, algo tenía esa bebida para marearse de esa manera con un sorbo y estaba segura que Courney tiene que ver con eso. Suspiró y comenzó a dar pasos acelerados hasta llegar a la habitación.
Al día siguiente se despertó con los rayos del sol que entran por la ventana, estira la mano hacia la mesita de noche y mira la hora, se levantó sobándose las mejillas que todavía le duelen, al mirarse al espejo, tenía una mejilla más hinchada que la otra, su cara estaba rojiza, suspira y se mete al baño.
Mientras se viste con una camisa de cuadros y una falda larga, se entristece al recordar los momentos felices que compartió junto a su madre, «si estuvieras viva mamá no hubieras permitido que mi papá me maltratara de forma perversa, contigo mi destino hubiera sido diferente».
Miro la hora y salió rápidamente de la casa, para no ser vista.
Cuando llego al taller de costura que tiene junto a su amiga Janna la escucha decir:
—¡Lin por fin llegas!, he adelantado los pedidos de la señora María.
Janna la sintió llegar, estaba sentada junto a una máquina de coser, al no escucharla hablar se volteo y miro su aspecto deplorable, se acercó y la abrazo mientras le susurró al oído.
—¡Dime! ¿Qué te hicieron estas sanguijuelas ahora?, mira tú linda carita como te la dejaron.
Lindsey se separó de su amiga, camino hacia una mesa y empiezo a ordenar unas piezas de telas que estaban allí.
—Mi querido padre fue quien me dio dos cachetadas.
—¿Ahora porque ese desgraciado te pego? — preguntó Janna con tristeza.
Lindsey le contó a su amiga todo lo que había pasado desde el día del evento hasta lo que le dijo su padre.
Janna se llevó las manos a la boca aterrorizada por lo que escucha, le hierve la sangre por lo que ha tenido que pasar su amiga, se acercó y le tomó las manos.
—Estoy segura que Courney tiene que ver con lo que pasó en esa habitación, ese bastardo de tu padre cómo pudo decirte esas cosas, pronto va pasar sus maldades ya sea aquí en la tierra o en el infierno. ¿Estas segura que ese hombre no te tocó?
—Amiga estoy casi segura, yo no sentí nada, además tenía el blúmer puesta y no tenía fluidos.
—Eso no tiene que ver, pudo haber usado condón, vamos al médico y lo comprobamos.
—¿Para qué?, igual haya pasado algo o no, mi padre me va obligar a casarme o me puede ir peor—suspira amargamente por el destino que le toca.
—No entiendo como un padre puede ser tan cruel con su hija, de esas brujas los entiendo porque no llevan tu sangre, pero ese maldito es tu progenitor.
—Esa es la razón, él nunca quiso que naciera, por eso me odia.
—Ay amiga como quisiera ayudarte, si tan solo pudieras huir, pero ya sabemos lo que pasó la vez que intentaste hacerlo.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Lindsey, al recordar cuando hace un año, al cumplir 18 años, estaba cansada de los maltratos y humillaciones de esas tres personas, que salió sigilosamente de la casa con su moral en la espalda y unos cuantos billetes que logro reunir para el pasaje, tomó un taxi al aeropuerto, compró un boleto al extranjero donde vive su abuela materna. Se le hizo extraño que la persona que atendía la taquilla miró su pasaporte un rato, se quedó mirándola y le preguntó.—¿Usted es la señorita Lindsey Girt Rise?—¡Si soy yo! ¿Por qué?De respuesta sólo consiguió.—Espere un momento.La persona hizo una llamada telefónica que Lindsey no logró escuchar, luego de unos minutos aparecieron dos guardias de seguridad y la escoltaron a un cubículo.—Señorita, espere aquí —dice unos de los guardas y cierra la puerta a su espalda.Empezó a mirar el lugar, era blanco, con una mesa cuadrada y dos sillas, una en cada extremo, se sentó a esperar, los nervios se apoderaron de ella
La familia de la novia solo miraba en silencio, esperaban que se diera ese matrimonio para disfrutar del beneficio de ser patrocinado por las empresas Pratt.—Qué mal educado eres muchacho, esa es la educación que te hemos dado —grito el anciano por la actitud arrogante de su nieto.—Buenos días a todos, Abuelo, tengo el tiempo calculado, señor juez terminemos con esto rápido, —al terminar de hablar se sienta en la silla que está al lado de la chica.La boda fue rápida, el corazón de Lindsey estaba acelerado, sintió un sudor frío recorrer su espalda, no por su esposo, sino porque en algún momento de su vida soñaba con casarse por la iglesia con el amor de su vida y ahora ese sueño se fue por el acantilado.Kyle firmó el documento, de reojo miro a la chica quien no le generó ningún sentimiento, estaba neutro, se levanta de la silla acomodándose el traje.Con una sonrisa malévola, Kathen le susurro en el oído a su hija—. Te lo dije, este hombre va a acabar con ella.Courney solo miraba
CAPITULO 7 En un apartamento lujoso estaba una pareja disfrutando del sexo. Kyle le agarró las manos a Catrina bruscamente, la lanzó de espalda en la cama y la penetro salvajemente, ella gemía de placer, él se sintió frustrado por verse obligado a casarse con una chica insignificante. Cuando acabó, se retiró de ella, entró al baño y tiró el condón en la papelera, luego la desamarro y empiezo a vestirse. —¿Te vas?, ¡Pensé que pasaríamos la noche juntos! —Recuerda que desde hoy soy un hombre casado y tengo que cuidar mi imagen. — Estoy cansada de que tu abuelo quiera dirigir tu vida, estoy a punto de perder el control. —Pero tú no colaboras, te dije que no podías asistir contigo a ese evento, y la niña se aparece nada más y nada menos que con la competencia. Catrina hace un puchero mientras se posiciona detrás de él acariciándole el cabello, le habló coqueta —¡Ya perdóname sí! Solo fui con él a ese evento para darte celos, porque no te decides a enfrentar a tu abuelo y reclamar
Lindsey llegó a la mansión como de costumbre, cuando estaba dando unos pasos en la punta de las escaleras escuchó una voz intimidante.—¿Dónde estabas?Lindsey pone los ojos en blanco y volteo para mirarlo—. ¡Buenas noches, Kyle! ¿Cómo estás?—Para ti soy el señor de la casa, debes dirigirte a mí, como señor Kyle.A Lindsey no le gusto como él le estaba hablando, su mirada oscura la asustó, sintió miedo de ser maltratada nuevamente, sus manos empezaron a sudar, las une para agarrar fuerza, estaba cansada de ser pisoteada.«Así no salga viva de esa casa, no voy a dejar que nadie más siga humillándome» levantó las cejas y con voz irónica respondió.—Discúlpeme su majestad, como mi esposo, aunque sea por un papel, no veo la necesidad de tanto formalismo.—¡Cállate! —gritó al escuchar su tono sarcástico y la mirada retadora de la joven.—¡A mí no me gritas! ¡Que no somos animales! ¡Somos dos personas civilizadas!—¿Quiero que expliques por qué llegas a esta hora a la casa?, se supone que
En ese momento tocan la puerta, levantó la vista.—¡Adelante! — demandó una mueca de disgusto.—Permiso cuñado, podemos hablar, —entró una afligida Courney.—¿Dónde está Rebeca? ¿Por qué no te anunció? —gritó con su mirada sombría.—La vi entrar al baño, espero que no te moleste mi atrevimiento de estar aquí en tu oficina —contesto con un tono delicado.—¿Dime que quieres?—No sé cómo decirte esto cuñado —se aproximó a su escritorio y se sentó frente a él.—ya que estás aquí, habla de una vez.—Quería decirte que mi hermana no es la niña buena que le hace creer a todos con su vestimenta.—¡Courney! Si vienes a hablar mal de tu hermana, te pido que te retires de mi oficina, estoy ocupado.—Cuñado, no me trates así, para que veas que no te estoy mintiendo, estas fotos me las dio unos de sus amantes —le extiende un sobre que traía en la mano.Kyle tomó el sobre con una mano, se recostó de su silla, sacó el contenido, empezó a verlas una por una, mientras una furia iba creciendo en su int
Inmóvil por aquella mano le susurro.—¿Haría la diferencia, si te digo que lo que muestran esas fotos no es cierto? ¡No verdad! Así que cree lo que quieras y por favor suéltame.Kyle, bajo su mirada a esos labios carnosos y la besó ferozmente, le metió la lengua explorando su boca, no sabe si es por rabia o deseo, pero quería más de ese rico sabor que emanaba de su boca.Lindsey se llena de miedo, al sentir como es devora su boca, sabe que lo hacía él era por enojo, forcejea para que la suelte, en eso se le cae la toalla.Kyle se le nubla la mente, quería más de ella, la lanzó en la cama con las manos agarradas y las coloco sobre su cabeza, con la mirada lujuriosa recorrió su cuerpo, observo sus hermosos senos redondos.Lindsey entró en pánico con un hilo de voz balbuceo.—¿¡por favor no me hagas daño?Kyle reaccionó, con rapidez se levanta, ve el terror en su mirada.«¿Qué diablos estoy haciendo?» se cuestionó.—¡Perdóname! ¡No quise hacerlo! —le da la espalda y sale de la habitación
Al llegar a la casa, abrió la puerta y se quedó paralizado, observo con la mirada fría el interior de su casa, el espacio de su amplia sala fue remodelada completamente, los muebles fueron movidos, los almohadones negros fueron sustituidos por un color turquesa que hacían juego con las cortinas llamativas de flores, en cada esquina del gran ventanal había dos jarrones largos de cerámica blanca con textura, que contenían espigas doradas con flores amarillas y naranja dando un ambiente fresco y alegre, camina hacia la cocina, encuentra a Emilia quien al verlo exclamo.—¿Verdad que quedó hermosa la casa?, mi niña le dio vida.—Umm, ¿lo hizo sola?—¡Sí!, bueno, todos colaboramos, pero fue su idea —expresó encantada por la niña de corazón noble que llegó a la mansión a darle vida y trata a todos por igual.— ¿Lindsey ya ceno?—¡Sí, mi niño!, debe de estar cansada, en la mañana fuimos al centro comercial de compras, luego se puso como verás a darle vida a este hogar, te voy a preparar algo
Era viernes Lindsey salió sin desayunar. Camino hacia la parada de tránsito, agarró su autobús de ruta urbana, después de 30 minutos de recorrido llegó a su destino.—Amiga llegaste —comento Janna al verla bajar del transporte público.—Sabes cómo son las colas de los carros a esta hora —marcho hacia su amiga y le da un abrazo con una amplia sonrisa.—Vamos a desayunar, hoy va a ser un día especial —contesto Janna eufórica y se agarró el brazo de su amiga, caminaron distraídas hacia un puesto de comida ambulante.—Bienvenidas jovencitas, que les sirvo hoy —dijo una señora regordeta, con una sonrisa animada.—A mí un café con leche grande, con 2 pastelitos, uno de carne y otro de pollo —apresuro a decir Lindsey.—A mí un café grande, 3 pastelitos de carne, pollo y queso, no se olvide la guasacaca, la vez pasada me la negaste, —pidió Janna haciendo ojitos.—Cómo vas a decir eso si dejaste el envase vacío —soltó Lindsey rodando los ojos.—Amiga, es que puso uno para las dos y eso no es j