Capítulo 75Demonio LoboSeth cerró los ojos por un momento, intentando calmar el caos en su interior. El cuerpo de Magnus estaba allí, tan frágil ahora en comparación con la imponente figura que había sido en vida. Pero sus últimas palabras seguían resonando en su mente: "Blood Moon estará a salvo contigo. No olvides quién eres."Con un rugido bajo, Seth se levantó con dificultad, limpiándose el rostro con la mano. Aunque aún vestía únicamente sus boxers y estaba descalzo, su postura transmitía una autoridad renovada.—Deimos. —Dijo con un tono más firme, aunque la tristeza aún era palpable en su voz, —Quiero que los soldados aseguren todas las entradas al castillo. Nadie más entra sin que lo sepamos primero. Ninguna ventana o balcón debe estar desprotegido. Te dejaré a cargo.Deimos lo miró por un momento, evaluándolo, antes de asentir.—Lo haré. Pero tú necesitas descansar. Debes estar sano para seguir luchando, y no eres invulnerable, Seth. Recuerda eso.En ese momento, Seth comenz
El fuego de las antorchas que alumbraban el santuario en las mazmorras del castillo parpadeaba tenuemente mientras Mia permanecía concentrada frente al altar, con ambas manos sobre este. Estaba dentro de un trance tan profundo que no podía ser consciente de lo que acontecía a su alrededor, sus ojos brillaban con un resplandor blanco cegador, mientras que su cuerpo desprendía ráfagas de luz blanca a la par de una especie de conjuro que brotaba de sus labios como un mantra ancestral.Su respiración era pausada, sus pies estaban levitando ligeramente. Las palabras de Alhena, su loba, resonaban en, guiándola y alentándola a través de los intrincados pasos necesarios para destruir los sellos grabados en el altar que mantenían atados a Aamon y Blood Moon.“Estamos muy cerca, Mia”. Susurró Alhena en su cabeza, con una mezcla de increíble de calma y urgencia. “Sé que estás agotada, puedo sentirlo, pero no pares, no ahora. Al destruir este altar acabaras con el vínculo demoniaco y liberarás a t
Deimos, que permanecía de pie cerca de la puerta, apretó los puños, claramente luchando por mantener la compostura, se encogió de hombros mientras ladeaba la cabeza intentando comprender las palabras de Mia.—¿Cómo se supone que hagamos eso? —Preguntó enarcando una ceja inquisitivamente. —Hasta donde sé, no tenemos los recursos para internarlo ahora. Además, el castillo está cerrado, el poder oscuro que se liberó del altar podría estar afectando todo y no existe la manera de salir de aquí sin exponernos.Mia respiró hondo mientras apretaba los ojos, intentando calmar la tormenta que rugía en su interior. Sabía que estaban en una situación crítica, pero no podía permitir que eso la paralizara.—Entonces encontraremos una manera. —Declaró ella con firmeza. Su voz estaba cargada de una resolución inquebrantable. —Ve por los curanderos que estén disponibles. Y avísale a Liam lo que le está sucediendo. Necesito saber si la onda de poder demoniaco afectó a más personas. —Exigió mientras ase
Lilly avanzaba con rapidez por los pasillos oscuros del castillo, con el peso del bolso lleno de joyas y riquezas colgado sobre su hombro. Su corazón latía desbocado, no solo por el temor a ser descubierta, sino también por la creciente urgencia de abandonar Blood Moon antes de que la situación empeorara aún más. La onda oscura que había envuelto el castillo momentos atrás había impregnado el aire con una sensación de malevolencia, y cada sombra parecía más amenazante que la anterior. Pero Lilly no se detendría. No podía permitirse dudar ahora.Mientras se dirigía hacia una salida lateral menos vigilada, su mente luchaba entre la avaricia y una tenue sombra de culpa. ¿Estoy haciendo lo correcto? Pensó, aunque el clamor de su ego ahogó rápidamente la duda. Sí. No tengo futuro aquí. Todo se está desmoronando, y no voy a quedarme para recoger los pedazos.El eco de sus pasos resonaba contra los muros de piedra, y de vez en cuando, se detenía al escuchar movimientos lejanos. Asegurándose
La alcoba que solía ser de Magnus seguía cargada de tensión, como si el aire mismo se resistiera a moverse. El débil resplandor de las antorchas hacía que las sombras bailaran alrededor del cuerpo de Seth, que yacía inerte en la cama que por generaciones fue de sus antepasados, y de su abuelo Magnus, cuyo legado ahora se sentía más pesado que nunca. Mia permanecía al lado de Seth, con sus manos todavía en contacto con las de él, mientras su mente trabajaba frenéticamente en posibles formas de salvarlo.Deimos regresó rápidamente, entrando en la habitación con un grupo de guardias de Blood Moon y Liam venía con ellos. El rostro del Beta de Seth estaba pálido, reflejando no solo el agotamiento acumulado, sino también el peso de las malas noticias que había escuchado en todo el castillo.—Mia. —Masculló nervioso, acercándose a ella con un tono que intentaba ser fuerte, pero que claramente estaba cargado de preocupación. —La onda de energía... está afectando a todos. Algunos soldados está
Amelia observaba atentamente la expresión ausente del hombre frente a ella, mientras sentía una extraña punzada en su pecho. Recién había escuchado la voz nasal de Lilly a través del teléfono de Seth, que había puesto el altavoz por error. Estaba enferma, y el pelinegro, por supuesto, se ofreció a cuidarla. Pero había algo que debía terminar…Esa noche Amelia estaba en su periodo fértil, y era de suma importancia que concibieran a un heredero lo más rápido posible. Cuanto antes quedara embarazada, antes podría deshacerse de ella. Después de llevar a cabo el coito más malo y torpe de toda su vida, Seth se levantó rápidamente para darse una ducha, sintiendo que necesitaba lavarse para quitársela de encima. Al salir del baño, notó que Amelia lo miraba tranquila, pero claramente estaba fingiendo, Seth pedía oler su tristeza a kilómetros, así que se acercó a ella y depositó un casto beso en su frente.—Eres la luna más hermosa del mundo. — Musitó. Sus palabras eran dulces, pero a la vez s
Con el alba, los empleados de la mansión comenzaron con los preparativos pertinentes para la gran cena de esa noche. Todos conocían perfectamente el mal carácter del abuelo y el padre de Seth: Tarvos y Magnus Winchester. Dos hombres despiadados y sombríos a los que todos les temían. Cuando el reloj marcó la hora de inicio para el banquete y Seth no había aparecido, todos los sirvientes presentes no tardaron en ponerse inquietos ante tal embrollo, conociendo muy bien el caos que se avecinaba.El reloj marcó las ocho y cinco, cuando Magnus, el padre de Seth abrió su boca para romper el silencio.—¿Sabes dónde carajos se ha metido tu marido? —Inquirió con autoridad, su voz grave resonando en la habitación.Amelia bajó la cabeza a la par de su mirada que se posó en sus manos. Ella no se atrevía a mantenerle la mirada ni por un segundo, pero no podía ser descortés, así que respondió como pudo.—Seth… Él… —Tartamudeó ligeramente—. Él ha estado muy cargado de trabajo estos últimos días.Magn
Desde de llevar a Amelia a su habitación, Seth finalmente tuvo un momento de paz y silencio, la indiferencia de Magnus y Tarvos, como siempre, lo hartaba. “No permitiré que mis futuros hijos crezcan en este ambiente tan desprovisto de amor”, pensó hastiado. Estaba dispuesto a romper el pacto y si era posible, trataría de salvar a Mia de la muerte.Con la imagen de Amelia en su cabeza, levantó la vista y la vio salir del baño en ese momento. Con su cabellera rojiza húmeda, y su cuerpo pálido, curvilíneo, pero a la vez frágil y delgado; era su esposa, cuidadosamente seleccionada por él. Mia era la mejor opción para él. Ella era tonta y sumisa, necesitada de amor, no tenía familia o amigos cercanos, y cualquier muestra de bondad, por más pequeña que fuera, era suficiente para manipularla.Hasta el momento, parecía seguir creyendo sinceramente que su matrimonio era una unión de amor. Por eso, había estado esforzándose al máximo para agradar a su familia y a los miembros de la manada. A ve