La niña murmuró algo incomprensible, su pequeño pecho subiendo y bajando con un ritmo lento y pacífico. Aquel sonido, aquel ritmo, parecía ser una canción de cuna para los miedos de Carter, haciendo que su corazón se tranquilizara. A pesar de la oscuridad que de nuevo lo rodeaba, el hombre podía sentir a la niña con más intensidad que nunca, como si su vínculo fuera más fuerte.—Xaria —suspiró, estirando una mano hasta encontrar aquellos diminutos dedos que antes habían rozado los suyos—. ¿Quién eres?La respuesta no vino en palabras sino en sensaciones. Una creciente corriente de amor envolvió a Carter, tan profunda y abrumadora que amenazaba con consumirlo por completo.—Eres tan hermosa como el sol, el amanecer —dijo con un suspiro.En ese momento, hizo aparición su madre, se quedó observándolos y se sintió tan emocionada, por un momento pensó en la posibilidad de decirle la verdad, pero luego recordó lo que había acordado y decidió callar.Se acercó lentamente a ellos, tratando d
Tres años después—Alejandra Durán —su nombre resonó en aquel teatro con fuerza—, ella obtuvo el promedio más alto de su clase.La ovación de los presentes no se hizo esperar. Cuando escuchó su nombre se levantó, mientras caminaba al escenario donde la esperaban las autoridades, fue recibiendo las felicitaciones de sus compañeros.Su corazón palpitó con fuerza en su pecho, tenía la impresión de que iba a salírsele y aunque se sentía feliz por haber cumplido una de las metas que se había trazado. No podía evitar tener esa sensación agridulce que siempre la acompañaba, haciéndola sentir incompleta.Al subir al escenario, sus ojos buscaron entre la multitud. Ahí estaba, su abuela con lágrimas de felicidad en los ojos.Alejandra respiró hondo y sonrió al público, pero no pudo evitar que su mirada siguiera buscando entre el mar de rostros a ese alguien que le faltaba.El aplauso final se desvaneció y Alejandra bajó del escenario con su título firmemente agarrado en su mano. A medida que a
Por un momento, Alejandra se quedó paralizada, sin saber qué decir. Tomó el peluche, se notaba que había sido hecho a mano, no pudo evitar que su corazón se llenara de alegría y tristeza al mismo tiempo, al recordar que en algún lugar del mundo estaba su pequeña con una edad similar a la niña frente a ella.Finalmente, se inclinó y abrazó a la pequeña con todas sus fuerzas.—Hola, princesa —dijo, con lágrimas en los ojos—. No es necesario que me des tu Copito.—Entonces, le diré a mi papi que te haga uno… este me lo hizo él.En ese momento una mujer se apareció nerviosa buscando a la niña.—¡Xaria! —exclamó su rostro pálido.La niña hizo un gesto fingiendo miedo.—Mamá Kalila —dijo después mirando hacia ella.—¡Ay, niña tremenda! Me vas a hacer infartar ¿Quieres que tu papi me mate si te llega a pasar algo? —preguntó la joven mujer, visiblemente nerviosa, cuando se dio cuenta de que su sobrina se le había escapado.La niña se puso seria.—Mi papi no mata, mi papi es bueno y lindo.Ale
—¿Qué te dijo abuela? —preguntó Alejandra ansiosa por su respuesta, tanto que sintió su corazón palpitar en su pecho como un tambor.Se llevó una mano a su pecho mientras aguardaba que le contara lo ocurrido.—Me dijo que en los próximos días me informará, creo que va a hablar con la familia de tu hija para ver si aceptan recibirte —expuso la mujer en tono tranquilizador mientras Alejandra sonreía y comenzaba a dar saltitos de felicidad, su rostro iluminado como tenía tiempo que no lo hacía.—Gracias, abuela… no sabes la emoción que me produce… saber que podré verla, yo no quiero quitársela a su familia, sé que no es correcto aunque mi corazón piense lo contrario… pero al menos quisiera verla, tener fotografías, vídeos de ella, ver cómo va creciendo aliviará mi corazón —dijo con una nota de mezcla de tristeza y alegría.—Está bien, mi niña, ya verás que sí podremos ver a nuestra princesita.—Mientras tengo que buscar un trabajo, voy a contratar una agencia para que haga mis trámites p
La mirada de Carter sostuvo a Alejandra, un torbellino de emociones arremolinándose en su interior: alegría, dolor, vergüenza, arrepentimiento, por cómo se comportó con ella en el pasado.Era un dolor que no podía contener. Con delicadeza, pero con una urgencia que no podía reprimir, alargó la mano para sujetarla por las caderas y que se levantara, entretanto, ella, sacudida por una fuerza invisible, se puso en pie rápidamente, y el silencio se hizo un espeso velo entre ellos.Entonces, como la rotura de un dique, los recuerdos que ella recuperó en el avión se agolparon en su mente, mientras a Carter le ocurrió algo similar, pero con aquellos donde se comportó como un patán y que ocasionó que otros le hicieran daño y quizás ella nunca podría perdonarlo.—Lo siento —pronunciaron, simultáneamente, una convergencia armónica de remordimiento.—No es tu culpa, yo venía distraída —insistió Alejandra, con la voz apenas por encima de un susurro. Carter se limitó a asentir, con la garganta ap
Alejandra colocó la mano en el teléfono y lo colgó evitando que su abuela llamara. Mientras los pensamientos se agolpaban en su mente.—¿Qué pasa? ¿Por qué me cuelgas y no me dejas llamar? —Abuela… espera, vamos a pensar, todo esto es muy extraño, sabemos que tú no le dijiste nada a Bárbara, porque no lo sabías, te mantuviste al margen de todo, pero ¿Por qué ella no te contó? ¿Qué razones tenía ella para no decirte que Carter era familia de su esposo? Debemos pensar con claridad antes de tomar una decisión —propuso Alejandra mientras los engranajes de su cerebro no dejaban de moverse.—Por eso necesito hablar con ella, necesito que me dé una explicación de las razones por las que no me dijo nada, te juro que no quiero sacar conclusiones precipitadas sin antes hablarlo con ella, pero las sospechas no dejan de revolotear en mi cabeza —manifestó Pierina con una evidente expresión de molestia en su rostro—, y no tienes idea de cómo me siento frente a esto.—Está bien abuela —dijo con res
Una vez que la puerta se cerró detrás de Pierina, un silencio pesado envolvió a las tres mujeres que quedaban en la habitación. Bárbara fue la primera en moverse, levantándose de su asiento con las manos temblorosas. Su rostro era un retrato de miedo y preocupación, los ojos llenos de lágrimas sin derramar.—No podemos permitir que haga eso —murmuró, casi para sí misma—. Xaria es nuestra sangre... Ella no tiene derecho a arrebatárnosla.Georgina, aún petrificada, logró asentir. Sin embargo, Thalía no parecía compartir el mismo temor que sus cuñadas. En su lugar, una determinación feroz había tomado residencia en sus ojos verdes.—No creo que sea lo que quiere. Ahora, solo nos queda decirle a Carter la verdad sobre la niña, no sé de leyes, pero lo que dijo Pierina me parece lógico, y aunque Zachary y yo no tengamos derechos como padres porque la adopción no tenga validez, mi hijo los tiene todos, porque Alejandra perdió sus derechos cuando entregó a Xaria en adopción.Georgina pareció
Carter estaba en su despacho revisando unas inversiones, cuando de pronto la puerta se abrió con violencia, y apareció la niñera con el rostro pálido y la pequeña en brazos desmayada.Apenas la vio sintió un profundo miedo que le recorrió de pies a cabeza.—¡¿Qué ocurre con Xaria?! —preguntó aterrado, moviéndose con rapidez hacia donde estaba entrando la mujer.—No lo sé señor, estaba jugando y de pronto se desmayó sin razón aparente —dijo la niñera visiblemente asustada.Carter tomó a la niña y comenzó a moverse, mientras pegaba gritos por toda la casa llamando al chofer.Pronto el hombre apareció y caminaron sin pérdida de tiempo hacia el auto, Este bajó la rampa y Carter movió su silla para subir, mientras permanecía con su niña en los brazos, sintiendo un profundo miedo que se encajaba hasta en sus tuétanos. Llegaron al centro médico en un abrir y cerrar de ojos, apenas los vieron los médicos corrieron hacia él, tomaron a la niña y entraron para atenderla.Carter no se dio cuent