Alejandra colocó la mano en el teléfono y lo colgó evitando que su abuela llamara. Mientras los pensamientos se agolpaban en su mente.—¿Qué pasa? ¿Por qué me cuelgas y no me dejas llamar? —Abuela… espera, vamos a pensar, todo esto es muy extraño, sabemos que tú no le dijiste nada a Bárbara, porque no lo sabías, te mantuviste al margen de todo, pero ¿Por qué ella no te contó? ¿Qué razones tenía ella para no decirte que Carter era familia de su esposo? Debemos pensar con claridad antes de tomar una decisión —propuso Alejandra mientras los engranajes de su cerebro no dejaban de moverse.—Por eso necesito hablar con ella, necesito que me dé una explicación de las razones por las que no me dijo nada, te juro que no quiero sacar conclusiones precipitadas sin antes hablarlo con ella, pero las sospechas no dejan de revolotear en mi cabeza —manifestó Pierina con una evidente expresión de molestia en su rostro—, y no tienes idea de cómo me siento frente a esto.—Está bien abuela —dijo con res
Una vez que la puerta se cerró detrás de Pierina, un silencio pesado envolvió a las tres mujeres que quedaban en la habitación. Bárbara fue la primera en moverse, levantándose de su asiento con las manos temblorosas. Su rostro era un retrato de miedo y preocupación, los ojos llenos de lágrimas sin derramar.—No podemos permitir que haga eso —murmuró, casi para sí misma—. Xaria es nuestra sangre... Ella no tiene derecho a arrebatárnosla.Georgina, aún petrificada, logró asentir. Sin embargo, Thalía no parecía compartir el mismo temor que sus cuñadas. En su lugar, una determinación feroz había tomado residencia en sus ojos verdes.—No creo que sea lo que quiere. Ahora, solo nos queda decirle a Carter la verdad sobre la niña, no sé de leyes, pero lo que dijo Pierina me parece lógico, y aunque Zachary y yo no tengamos derechos como padres porque la adopción no tenga validez, mi hijo los tiene todos, porque Alejandra perdió sus derechos cuando entregó a Xaria en adopción.Georgina pareció
Carter estaba en su despacho revisando unas inversiones, cuando de pronto la puerta se abrió con violencia, y apareció la niñera con el rostro pálido y la pequeña en brazos desmayada.Apenas la vio sintió un profundo miedo que le recorrió de pies a cabeza.—¡¿Qué ocurre con Xaria?! —preguntó aterrado, moviéndose con rapidez hacia donde estaba entrando la mujer.—No lo sé señor, estaba jugando y de pronto se desmayó sin razón aparente —dijo la niñera visiblemente asustada.Carter tomó a la niña y comenzó a moverse, mientras pegaba gritos por toda la casa llamando al chofer.Pronto el hombre apareció y caminaron sin pérdida de tiempo hacia el auto, Este bajó la rampa y Carter movió su silla para subir, mientras permanecía con su niña en los brazos, sintiendo un profundo miedo que se encajaba hasta en sus tuétanos. Llegaron al centro médico en un abrir y cerrar de ojos, apenas los vieron los médicos corrieron hacia él, tomaron a la niña y entraron para atenderla.Carter no se dio cuent
—Tú siempre lo supiste… —dijo con voz ahogada, iba a retirarse, pero Carter la sostuvo del brazo. —¡Claro que no! Escúchame, por favor... yo nunca supe nada, hasta ahora que me has dicho que nuestra hija vive y comencé a atar cabo, cuando Xaria llegó a mi vida, era una bebé recién nacida, yo estaba sumido en la tristeza, sin ganas de vivir… me había entregado a la muerte… hasta que la escuché llorando, para ese entonces no veía y de pronto llegaban algunas ráfagas, y mamá me dijo que la había adoptado, te juro que no sabía que era nuestra hija… ¿Cómo iba a saberlo si me dijeron que la habías perdido? —Carter la atrajo más hacia él mientras sus miradas se cruzaban. Él la observó con una expresión suplicante, con temor a que cualquier movimiento brusco pudiera provocar una explosión emocional aún mayor. Alejandra pareció recobrar un poco el aliento, aunque sus ojos seguían brillando por las lágrimas. Relajó su cuerpo y lo miró directamente. —¿Entonces todo fue una casualidad? —preg
Caminaron juntos, Alejandra no podía contener la emoción en su pecho, tenía la sensación de que su corazón terminaría saliéndosele por la boca. Al abrir la puerta percibieron el silencio de la habitación donde una pequeña figura envuelta en mantas yacía tranquila en la cuna hospitalaria.Carter guió a Alejandra al lado de la niña, manteniendo sus manos unidas con firmeza. A pesar de su exterior frío y de sus decisiones pasadas, él conocía el dolor que estaba experimentando Alejandra, porque él lo había vivido en el pasado. La niña parecía tan frágil y pequeña. Sus manos, sus pies, todo en ella era diminuto y Alejandra sintió cómo las lágrimas brotaban sin control de sus ojos. Quería tocarla, quería sentir su calor, su vida, levantó una mano, esta le temblaba como si se tratara de una hoja mecida por la fuerza del viento.Posó sus dedos en la pequeña manita de Xiara. La niña se movió ligeramente al contacto y Alejandra sintió cómo un escalofrío recorría su cuerpo, como si todo el uni
Sin embargo, después que accedió a irse a vivir con él en la misma casa, decenas de preguntas llegaron a su mente “¿Y ahora? ¿Cómo piensa vivir con su mujer y conmigo al mismo tiempo en la misma casa? ¿Yo la esposa y la otra en la concubina?¿Será que quiere poner un harén?” Negó con la cabeza reprendiéndose a sí misma “Ningún harén porque yo no pienso acostarme con él, además, a mí no me gusta, esto solo lo hago por estar cerca de mi hija… no se me puede olvidar lo patán que fue” No pudo evitar que los recuerdos de cuando la puso a dormir al lado de la habitación de Clara para que escuchara sus momentos de intimidad llegaran a su mente. “Lo que falta es quiera volver a hacer lo mismo”, dijo mortificada.De pronto recordó a su abuela, ¿Qué iba a hacer con ella? No podía dejarla sola, y menos en su estado de salud.Como Carter vio las diferentes expresiones en su rostro, no dudó en preguntarle qué le ocurría.—¿Qué pasa Alejandra? ¿Hay algo que te preocupa?Por un momento ella se qued
—Nosotras queremos acompañarte —le dijo Georgina tragándose un sollozo, pero Bárbara negó con la cabeza.—No, quiero hablar sola con ella… después de todo yo era su amiga, la que falló, fui yo.Con esas palabras se dio la vuelta y caminó a donde le indicaron que estaba, habló con el médico que la estaba atendiendo.—¿Puedes permitirme pasar a ver a la señora Pierina? —preguntó.El hombre frunció el ceño sin dejar de observarla.—¿Qué parentesco tiene con ella? —interrogó y ella no dudó en responderle.—Soy su… hija —el hombre asintió y la dejó pasar.Entró sigilosamente, verla allí tan delicada y vulnerable, le causó un profundo dolor, se sentía la peor persona del mundo. —Lo siento Pierina —le dijo tratando de controlar las gruesas lágrimas que corrían descontroladamente por su rostro—, mi intención no fue engañarte, ni hacerte daño, y mucho menos que creyeras que no confío en ti… actué con desesperación, con miedo, todo sucedió tan repentinamente, y cuando tuvimos la sospecha de qu
—¡Suéltame! —gritó Xaria con su voz infantil, tratando de liberarse del agarre de Gilly, mientras esta la llevaba alzada—. No quiero estar contigo, sino con mujer bonita.La chica hizo caso omiso a los gritos de la niña, pero cuando llegó a la habitación la sentó en la cama y la sacudió con fuerza, sorprendiendo a la niña, quien abrió los ojos de par en par, porque hasta ahora nunca había sido tratada de esa manera por su niñera.—¡Escúchame bien Xaria! Esa mujer bonita ¡Es mala! Muy mala, ella es tu verdadera madre ¿Y sabes qué hizo? ¡Te abandonó! Siendo muy pequeñita, sin importarle que te pasara ¿Y sabes por qué lo hizo? Porque no te quiere, mandó a tu papito preso y lo hizo quedar ciego y sin caminar ¿Quieres ser amiga de ella? ¿De una mujer mala y cruel? La pequeña se quedó viéndola con tristeza.—No, ella no es mala —dijo la chiquilla con voz apenas audible.—¡Si lo es! No te estoy mintiendo. A esa mujer no debes quererla, tienes que hacer todo lo posible porque se vaya de aquí