Georgina viajó con la niña de regreso a Los Ángeles, pero hizo algo inusual. Se llevó a la pequeña a su casa. Cuando Zucker, su esposo, el hermano de Zachary la vio llegar con el pequeño bulto, se sorprendió.—¡¿Y ese bebé?! ¿Por qué lo trajiste? —preguntó frunciendo el ceño, porque ella jamás llevaba a niños de la Fundación allí.—Es una niña —dijo con un suspiro, dándole un beso en los labios a su esposo —. La acaban de entregar a la agencia para adopción… y, aunque ya estábamos evaluando una familia… no pude separarme de ella. Es extraño, la vi, y es como si se tratara de uno de mis hijos, o de mis sobrinos. Es tan divina.Él le apartó la manta para ver su rostro, mientras ella se sentaba y al verlo, un gemido de sorpresa salió de sus labios.—¡Oh por Dios! Pudiera ser uno de los nuestros, se parece a… Tarah. ¿De dónde sacaste esa niña?—Me la entregó Pierina, su nieta, dio a luz, pero al parecer fue víctima de violación y no la quiso.—¿Nieta? ¿De dónde salió su nieta? ¿No había
Ambas mujeres se miraron nerviosas, pensando en qué decirles, pero antes de que pudieran inventarle una excusa, Thalía les arrancó a cada una de ella el papel de las manos y los revisó.Los resultados indicaban 50% de compatibilidad con ella y su esposo. Dirigió su mirada arriba y vio el nombre, Tesorito.—¿Quién es Tesorito? —preguntó con seriedad.En ese punto ambas mujeres supieron que había llegado el momento de la verdad.—Ay, nena, ven, vamos a sentarnos en un lugar donde podamos hablar sin que nos interrumpan y sin que nadie escuche —dijo Georgina, viendo que no tenía ninguna otra alternativa, sino hablar.Se sentaron alejadas, de espalda a la pared y de frente al pasillo, para poder ver si alguien venía.—Empiecen a hablar ¿Cómo es eso que una tal Tesorito es hija de Carter?Ante su pregunta, Georgina sacó su teléfono, buscó las imágenes que le había tomado a la niña, y se lo pasó.Apenas Thalía vio a la pequeña pegó un gritito, y su corazón comenzó a latir enloquecido en su pe
La niña murmuró algo incomprensible, su pequeño pecho subiendo y bajando con un ritmo lento y pacífico. Aquel sonido, aquel ritmo, parecía ser una canción de cuna para los miedos de Carter, haciendo que su corazón se tranquilizara. A pesar de la oscuridad que de nuevo lo rodeaba, el hombre podía sentir a la niña con más intensidad que nunca, como si su vínculo fuera más fuerte.—Xaria —suspiró, estirando una mano hasta encontrar aquellos diminutos dedos que antes habían rozado los suyos—. ¿Quién eres?La respuesta no vino en palabras sino en sensaciones. Una creciente corriente de amor envolvió a Carter, tan profunda y abrumadora que amenazaba con consumirlo por completo.—Eres tan hermosa como el sol, el amanecer —dijo con un suspiro.En ese momento, hizo aparición su madre, se quedó observándolos y se sintió tan emocionada, por un momento pensó en la posibilidad de decirle la verdad, pero luego recordó lo que había acordado y decidió callar.Se acercó lentamente a ellos, tratando d
Tres años después—Alejandra Durán —su nombre resonó en aquel teatro con fuerza—, ella obtuvo el promedio más alto de su clase.La ovación de los presentes no se hizo esperar. Cuando escuchó su nombre se levantó, mientras caminaba al escenario donde la esperaban las autoridades, fue recibiendo las felicitaciones de sus compañeros.Su corazón palpitó con fuerza en su pecho, tenía la impresión de que iba a salírsele y aunque se sentía feliz por haber cumplido una de las metas que se había trazado. No podía evitar tener esa sensación agridulce que siempre la acompañaba, haciéndola sentir incompleta.Al subir al escenario, sus ojos buscaron entre la multitud. Ahí estaba, su abuela con lágrimas de felicidad en los ojos.Alejandra respiró hondo y sonrió al público, pero no pudo evitar que su mirada siguiera buscando entre el mar de rostros a ese alguien que le faltaba.El aplauso final se desvaneció y Alejandra bajó del escenario con su título firmemente agarrado en su mano. A medida que a
Por un momento, Alejandra se quedó paralizada, sin saber qué decir. Tomó el peluche, se notaba que había sido hecho a mano, no pudo evitar que su corazón se llenara de alegría y tristeza al mismo tiempo, al recordar que en algún lugar del mundo estaba su pequeña con una edad similar a la niña frente a ella.Finalmente, se inclinó y abrazó a la pequeña con todas sus fuerzas.—Hola, princesa —dijo, con lágrimas en los ojos—. No es necesario que me des tu Copito.—Entonces, le diré a mi papi que te haga uno… este me lo hizo él.En ese momento una mujer se apareció nerviosa buscando a la niña.—¡Xaria! —exclamó su rostro pálido.La niña hizo un gesto fingiendo miedo.—Mamá Kalila —dijo después mirando hacia ella.—¡Ay, niña tremenda! Me vas a hacer infartar ¿Quieres que tu papi me mate si te llega a pasar algo? —preguntó la joven mujer, visiblemente nerviosa, cuando se dio cuenta de que su sobrina se le había escapado.La niña se puso seria.—Mi papi no mata, mi papi es bueno y lindo.Ale
—¿Qué te dijo abuela? —preguntó Alejandra ansiosa por su respuesta, tanto que sintió su corazón palpitar en su pecho como un tambor.Se llevó una mano a su pecho mientras aguardaba que le contara lo ocurrido.—Me dijo que en los próximos días me informará, creo que va a hablar con la familia de tu hija para ver si aceptan recibirte —expuso la mujer en tono tranquilizador mientras Alejandra sonreía y comenzaba a dar saltitos de felicidad, su rostro iluminado como tenía tiempo que no lo hacía.—Gracias, abuela… no sabes la emoción que me produce… saber que podré verla, yo no quiero quitársela a su familia, sé que no es correcto aunque mi corazón piense lo contrario… pero al menos quisiera verla, tener fotografías, vídeos de ella, ver cómo va creciendo aliviará mi corazón —dijo con una nota de mezcla de tristeza y alegría.—Está bien, mi niña, ya verás que sí podremos ver a nuestra princesita.—Mientras tengo que buscar un trabajo, voy a contratar una agencia para que haga mis trámites p
La mirada de Carter sostuvo a Alejandra, un torbellino de emociones arremolinándose en su interior: alegría, dolor, vergüenza, arrepentimiento, por cómo se comportó con ella en el pasado.Era un dolor que no podía contener. Con delicadeza, pero con una urgencia que no podía reprimir, alargó la mano para sujetarla por las caderas y que se levantara, entretanto, ella, sacudida por una fuerza invisible, se puso en pie rápidamente, y el silencio se hizo un espeso velo entre ellos.Entonces, como la rotura de un dique, los recuerdos que ella recuperó en el avión se agolparon en su mente, mientras a Carter le ocurrió algo similar, pero con aquellos donde se comportó como un patán y que ocasionó que otros le hicieran daño y quizás ella nunca podría perdonarlo.—Lo siento —pronunciaron, simultáneamente, una convergencia armónica de remordimiento.—No es tu culpa, yo venía distraída —insistió Alejandra, con la voz apenas por encima de un susurro. Carter se limitó a asentir, con la garganta ap
Alejandra colocó la mano en el teléfono y lo colgó evitando que su abuela llamara. Mientras los pensamientos se agolpaban en su mente.—¿Qué pasa? ¿Por qué me cuelgas y no me dejas llamar? —Abuela… espera, vamos a pensar, todo esto es muy extraño, sabemos que tú no le dijiste nada a Bárbara, porque no lo sabías, te mantuviste al margen de todo, pero ¿Por qué ella no te contó? ¿Qué razones tenía ella para no decirte que Carter era familia de su esposo? Debemos pensar con claridad antes de tomar una decisión —propuso Alejandra mientras los engranajes de su cerebro no dejaban de moverse.—Por eso necesito hablar con ella, necesito que me dé una explicación de las razones por las que no me dijo nada, te juro que no quiero sacar conclusiones precipitadas sin antes hablarlo con ella, pero las sospechas no dejan de revolotear en mi cabeza —manifestó Pierina con una evidente expresión de molestia en su rostro—, y no tienes idea de cómo me siento frente a esto.—Está bien abuela —dijo con res