Carter salió de allí sintiendo el peso de su conciencia, las palabras de Alejandra se repetían una y otra vez en su cabeza.Él sabía que no había hecho nada malo, pero no era tonto para no darse cuenta de que algo había ocurrido y alguien lo había drogado a él y a ella, quizás todo era orquestado, pero no entendía por qué.Decidido subió a una lancha porque necesitaba buscar respuesta, necesitaba saber si era verdad lo que había dicho ella sobre su hijo, y aunque una parte de él quería desechar esas acusaciones, en contra de René, otra parte sospechaba que ella tenía razón.Mientras piloteaba la lancha, un caudal de recuerdos llegaban a su mente sin poder detenerlos.Luego de que descubriera la verdad de quién fuera su esposa, y la echara de la casa, aún ella jurando que esperaba su hijo, no le creyó, ni siquiera accedió a hacerse una prueba de ADN, porque la sola idea de tener un hijo con una traidora como ella lo enfermaba.Así que luego de echarla, siguió con su vida, esta vez man
Suspiró profundo, cada recuerdo era como un aguijón doloroso en su cuerpo, si de algo se había arrepentido en su vida, fue el no retener a Greta y esperar que tuviera al niño para hacerle una prueba de ADN, porque así él habría asumido su cuidado, después de todo su abuelo Alexis lo había hecho por su madre y había sido un padre perfecto, ese era un remordimiento que lo había llevado a cometer otros errores con su hijo y que lo laceraban por dentro de manera inmisericordeDespués que supo que era su hijo se lo llevó a su casa, pero ese resentimiento que creció en el interior de René era insuperable, no importaba lo que hiciera por él, como intentaba resarcir el daño, la verdad es que lo había rechazado y eso era algo que no podía cambiar.Se enteró de que Greta lo había dado a luz, intentó entregárselo, pero ante su negativa se lo regaló en la calle a una mujer, y nunca más se acercó de nuevo a él. Esa mujer lo puso a entretener a la gente cuando apenas era un niño de un año para roba
Mason retrocedió, saboreando el regusto metálico de su propia sangre. Sus labios estaban partidos, pero la sonrisa todavía estaba allí, una cicatriz de insolencia que desafiaba a Carter.Carter respiró profundamente, su pecho se movió en un vaivén descontrolado por la rabia que lo consumía. Mason se retorció sobre el suelo, sujetándose la cara con ambas manos.—Sácala de tu boca —masculló Carter, volviendo a golpearlo, apuntando al lánguido cuerpo tendido en el suelo—. No tienes derecho a hablar sobre ella de esa manera.Mason levantó la vista hacia él, una mezcla de miedo y sorpresa pintada en su rostro tras el golpe inesperado. Intentó balbucear unas palabras en defensa, pero Carter no le dio tiempo.—¿Cómo pudieron? —sin embargo, no esperó respuesta y lo enfrentó de nuevo tomándolo por el cuello—, ¿Quién le dio la droga a René?Como el muchacho se quedó en silencio, él apretó con mayor fuerza alrededor de su cuello, ocasionándole una tos convulsa. El rostro de Mason se tornó morado
El médico parpadeó, asombrado por la petición y la dureza de las palabras de Clara. En un tono severo, respondió.—Señora, creo que se ha equivocado, no hacemos ese tipo de procedimiento aquí. Y mucho menos sin el consentimiento de la mujer afectada. Así que olvídese, no haremos eso. Clara miró al médico con ira. A pesar de su desprecio, se dio cuenta de que no podía hacer nada al respecto. Pero ya estaba ideando un plan para que fuera la misma Alejandra quien decidiera acabar con la vida de ese niño, de todas maneras dicen que las madres son capaces de hacer de todo por sus hijos, pensó la mujer con un deje de malicia en su mirada.Caminó a la habitación donde yacía Alejandra ya estaba preparada para enfrentarla. Con un suspiro cargado de determinación, Clara empujó la puerta y entró. Alejandra estaba recostada en la cama, pálida y frágil, pero sus ojos destilaban una fuerza que Clara no esperaba encontrar.—Hola, Alejandra —dijo Clara con suavidad fingida.Alejandra levantó la vi
Las empleadas solo podían mirar boquiabiertas, incapaces de moverse. En ese momento, el mundo pareció haberse paralizado, excepto para Carter.El tiempo se arrastró como si cada grano de arena en el reloj quisiera hacerle sentir cada momento de la agonía de Alejandra. Los ojos de la joven estaban vidriosos y comenzaban a perder su brillo, su pecho subía y bajaba con dificultad cada vez más. La vida de Alejandra se desvaneció rápidamente entre sus dedos.—¡No te vayas, Alejandra! ¡No me hagas esto! ¡Lo siento mucho! ¡Me equivoqué! Por favor, no te mueras —gritó Carter al borde del llanto.Con cada latido lento y agonizante, la muñeca de Alejandra perdía calor y él sentía que el aire no llegaba a sus pulmones, le estaba costando respirar, la desesperación al ver cómo la vida de Alejandra se iba literalmente entre sus manos a través de su sangre lo estaba volviendo loco.Reparó, en su expresión demacrada, en la ropa que llevaba y aquella angustia salió en forma de bramido antes de pedir
Al llegar a la mansión, el portón se abrió automáticamente, como siempre. Una vez dentro, apagó el motor y se quedó inmóvil en la oscuridad del auto, estudiando la fachada de la casa. Las luces estaban encendidas; eso significaba que Clara y los demás seguían allí, despiertos, tranquilos, viviendo su vida con tranquilidad, mientras Alejandra y su hijo estaban a punto de morir.Con el rencor, la rabia alimentada en su interior, y salió del auto. Caminó por el camino de piedra hasta la puerta principal y ni siquiera abrió la puerta con la llave, si no que le dio una fuerte patada, haciendo que la cerradura saltara. En ese momento el ama de llaves apareció con su rostro sorprendido, y allí no tuvo la menor duda de que ella lo sabía todo, por eso su palidez, y su intento de distraerlo. Sin decir nada más y sin importarle que se trataba de una mujer, le brincó encima como si él fuera un depredador y ella una presa.La tomó por el cuello y la levantó sin ninguna misericordia apretando su c
Tras darse finalmente el valor, Carter por fin abrió la hoja entre sus manos, estaba arrugada y manchada. Sus ojos recorrieron las palabras mientras sentía el impacto de su contenido. “Espero que cuando leas esta carta mi existencia haya llegado a su final, después de todo eso era lo que querías. Esta no es una carta de amor, todo lo contrario, es una carta donde destilo todo el odio y la repulsión que siento hacia ti, eres el peor error de mi vida, como te dije una vez, lamento profundamente y maldigo la hora en que te cruzaste en mi camino. Cuando te conocí sentí que eras un bálsamo para mi dolor, lo que mi vida necesitaba para sanarme y pensar que me amabas me hizo sentir especial, un hombre hermoso e imponente como tú se había fijado en una chica insignificante, sin gracia y sin nada que ofrecer a un hombre, en una chica como yo. Por primera vez sentí que podía ser feliz, que me podía permitir experimentar el amor, ese que hasta mi propia familia me negó prácticamente desde mi
Pierina desde el momento que supo de la existencia de su nieta, había comenzado una intensa búsqueda junto con la hermana adoptiva de su hija, no quería decirle a la familia Hall, porque temía estar equivocada o que su nieta estuviera muerta, y no quería dar falsas esperanzas, porque sabía que eso emocionaría mucho a Bárbara.Pero cada búsqueda, cada nueva pista, la llenaba de una profunda emoción. En ese momento su celular repicó y se dio cuenta de que era el detective que había contratado.Mientras tomaba el teléfono, su corazón palpitó con fuerza, a tal punto que tenía la sensación de que en cualquier momento podría salirse de su pecho, cuando respondió su voz era apenas un hilillo de voz.—Hola, dígame que la ha encontrado —dijo sin poder contenerse.“Buenas noticias, señora Pierina” la voz del detective sonó serena y conciliadora “Creemos que hemos encontrado a su nieta”.Pierina sintió un escalofrío, recorrerle su espina dorsal, su corazón golpeó con fuerza y tuvo que apoyarse e