Al llegar a la mansión, el portón se abrió automáticamente, como siempre. Una vez dentro, apagó el motor y se quedó inmóvil en la oscuridad del auto, estudiando la fachada de la casa. Las luces estaban encendidas; eso significaba que Clara y los demás seguían allí, despiertos, tranquilos, viviendo su vida con tranquilidad, mientras Alejandra y su hijo estaban a punto de morir.Con el rencor, la rabia alimentada en su interior, y salió del auto. Caminó por el camino de piedra hasta la puerta principal y ni siquiera abrió la puerta con la llave, si no que le dio una fuerte patada, haciendo que la cerradura saltara. En ese momento el ama de llaves apareció con su rostro sorprendido, y allí no tuvo la menor duda de que ella lo sabía todo, por eso su palidez, y su intento de distraerlo. Sin decir nada más y sin importarle que se trataba de una mujer, le brincó encima como si él fuera un depredador y ella una presa.La tomó por el cuello y la levantó sin ninguna misericordia apretando su c
Tras darse finalmente el valor, Carter por fin abrió la hoja entre sus manos, estaba arrugada y manchada. Sus ojos recorrieron las palabras mientras sentía el impacto de su contenido. “Espero que cuando leas esta carta mi existencia haya llegado a su final, después de todo eso era lo que querías. Esta no es una carta de amor, todo lo contrario, es una carta donde destilo todo el odio y la repulsión que siento hacia ti, eres el peor error de mi vida, como te dije una vez, lamento profundamente y maldigo la hora en que te cruzaste en mi camino. Cuando te conocí sentí que eras un bálsamo para mi dolor, lo que mi vida necesitaba para sanarme y pensar que me amabas me hizo sentir especial, un hombre hermoso e imponente como tú se había fijado en una chica insignificante, sin gracia y sin nada que ofrecer a un hombre, en una chica como yo. Por primera vez sentí que podía ser feliz, que me podía permitir experimentar el amor, ese que hasta mi propia familia me negó prácticamente desde mi
Pierina desde el momento que supo de la existencia de su nieta, había comenzado una intensa búsqueda junto con la hermana adoptiva de su hija, no quería decirle a la familia Hall, porque temía estar equivocada o que su nieta estuviera muerta, y no quería dar falsas esperanzas, porque sabía que eso emocionaría mucho a Bárbara.Pero cada búsqueda, cada nueva pista, la llenaba de una profunda emoción. En ese momento su celular repicó y se dio cuenta de que era el detective que había contratado.Mientras tomaba el teléfono, su corazón palpitó con fuerza, a tal punto que tenía la sensación de que en cualquier momento podría salirse de su pecho, cuando respondió su voz era apenas un hilillo de voz.—Hola, dígame que la ha encontrado —dijo sin poder contenerse.“Buenas noticias, señora Pierina” la voz del detective sonó serena y conciliadora “Creemos que hemos encontrado a su nieta”.Pierina sintió un escalofrío, recorrerle su espina dorsal, su corazón golpeó con fuerza y tuvo que apoyarse e
Las llamas rugían con furia, oscureciendo el cielo nocturno con un manto de humo espeso. Un par de empleados corrieron a sacar a Carter de la cabaña, mientras otro marcaba a pedir una ambulancia, y los demás salían a buscar la manera de extinguir el fuego.Carter yacía en la cabaña golpeado en el suelo, condenado con sus demonios y su penitencia autoimpuesta. La viga cubierta de llamas que se había desprendido golpeó su cuerpo con tal fuerza que le había robado el aliento antes de catapultarlo al mundo de la inconsciencia. El aire estaba cargado de polvo y confusión mientras los trabajadores comenzaron a gritar, atrayendo a un grupo hacia donde Carter yacía inmovilizado. La viga, un sólido monstruo de madera que momentos antes había sostenido el techo a medio terminar de la cabaña, descansaba pesadamente sobre su espalda.Pronto lo rescataron, lo subieron a la ambulancia y lo llevaron al centro de salud, el mismo lugar donde estaba Alejandra.Apenas entró, los médicos comenzaron a
—Alejandra —comenzó a gritar con voz ronca y de pronto un fuerte lamento salió de sus labios—lo siento tanto —susurró.Thalía estaba desconcertada, porque sucedieron dos cosas. Ella no tenía idea de quién era esa Alejandra de la que su hijo hablaba y dos, su hijo no la había visto. Pensó que quizás aún estaba molesto por lo que sucedió en el pasado, pero sus siguientes palabras la dejaron sorprendida y con una profunda sensación de inquietud.—¿Por qué me han cubierto los ojos? ¡Quítenme esta venda! —exclamó mientras se llevaba las manos a una inexistente venda. Al darse cuenta de que no tenía nada cubriendo su vista, se llevó la mano a sus ojos, los tocó con suavidad y una sensación de miedo lo invadió.Por su parte, Thalía sintió que su corazón se encogió en su pecho.—Hijo —alcanzó a decir por qué el nudo en la garganta no le permitió decir más. —¿Qué pasó mamá? ¡¿Por qué no estoy viendo?! —preguntó Carter reconociendo la voz de su madre.Ella respiró hondo, mientras su rostro s
Alejandra fue trasladada a la ciudad donde la estaba esperando Pierina, quien al final había dejado que la tía adoptiva de su nieta fuera a la isla, por temor a que ella provocará que las cosas no salieran de acuerdo al plan. Por eso allí estaba en el aeropuerto, esperando ansiosa con una ambulancia para trasladar a su nieta al mejor hospital. Mientras lo hacía caminaba de un lado a otro, sin poder contener esa mezcla de temor, euforia, expectativa y alegría que se agitaba en su interior por partes iguales. Cuando la bajaron y pudo ver su pálido rostro, su corazón saltó de alegría, aunque había amado a los niños Hall como si hubiesen sido sus propios nietos. Ver a la pequeña Alejandra había desatado unos sentimientos indescriptibles en ella. Se había imaginado que no encontraría a nadie en esta vida, que llevara su sangre, que no abrazaría a su hija ni a su nieta, y muchas veces se llegó a preguntar por qué el destino había sido no solo duro, sino extremadamente cruel con ella y
Un largo sollozo salió de los labios de Alejandra. La sorpresa pintó el rostro de Pierina, incapaz de creer lo que acababa de escuchar. El silencio penetrante se hizo añicos con las palabras de Alejandra.—No… no —repitió como un mantra—, él me violó.Al escuchar esas palabras, Pierina sintió que el dolor de su nieta la penetraba en su interior como una filosa daga. Alejandra sollozó hipando, sin parar, su pecho subía y bajaba del llanto, la escena era desgarradora.—Shhh, tranquila, mi amor —la consoló Pierina, acariciando suavemente su cabello mientras las lágrimas fluían por su rostro como un arroyo silencioso. Alejandra continuó sollozando, pero poco a poco su llanto se volvió menos agitado, más controlado. Las palabras quedaron atrapadas en su garganta, la pesadumbre parecía estar acabando con ella desde adentro, se dejó abrazar aferrándose a Pierina, y aunque no dijo ninguna palabra, la fuerza de sus sollozos disminuyó un poco. Sus músculos estaban tensos y la apretaba fuerte
La mirada de Carter parecía más dura, a pesar de no ver, en su rostro se veía una satisfacción amarga brotando desde su núcleo y extendiéndose en una sonrisa cruel y sin vida. Su mirada estaba vacía, como si allí no hubiera sentimiento alguno, aunque cualquiera podía leer en ella las notas de una melodía de amargura y venganza.—¡El tiempo se acaba! —advirtió Carter, sonriendo de una manera que nada tenía que ver con alegría, sino con crueldad—, ¡Grábalas mientras comen!Su voz resonó en el decadente espacio como si quisiera marcar cada palabra en las gastadas paredes.Los hombres se sorprendieron, pero no dijeron nada. Entretanto, las mujeres revolotearon frenéticas alrededor de los cubos, intentando recolectar lo que pudiesen de los restos; sus rostros llenos de asco y su dignidad totalmente castigada. El olor era abrumador, el ruido de su lucha patética, quedó grabado en las imágenes.Cuando Carter calculó que era suficiente, dio una orden a sus hombres.—¡Saquen todo eso de aquí!