A la mañana siguiente suena el teléfono de Ares, despertándolo con una fuerte resaca. Intenta levantarse, pero no puede al ver a su esposa aferrada a su torso, durmiendo plácidamente, abrazada a él. Hubiera pasado toda la mañana viéndola dormir, pero el sonido de su teléfono que suena nuevamente la despierta esta vez.—¡Mmmm! ¿Qué pasa? —Pregunta Aurora medio dormida. —No es nada. Es mi teléfono... —Responde Ares, y el sonido de su voz, asusta a Aurora, que se levanta de inmediato avergonzada de la situación, lo que le causa gracia a él y se acerca a ella que le da la espalda.—¿Todo bien? —¡Mjum! —Asiente la mujer y se acomoda un poco el cabello con disimulo. —Iré a pedirle algo de ropa a Daniel. Necesitamos un baño. —¿Juntos? —Pregunta sugerentemente Ares haciendo que su esposa se sonroje. —No... Me refería a que tú necesitas un baño. Yo iré al hotel. —Se levanta y sale de la habitación en busca de su hermana y su novio.Ares, que se masajea la cien, para minorar un poco su dolor
Isaías, qué mira a su hija sorprendido, queda sin palabras, al descubrir que su mayor temor se ha hecho realidad. —¿Qué pasa papá? ¿No dirás nada? —Le pregunta Aurora. —¡Cállate! —Le grita Eloise que se levanta del suelo e intenta arreglar su cabello. — Isaías, vámonos. —Le pide a su esposo, pero este no responde. Al ver que su marido no le contesta, se pone tras de él sujetando la silla de ruedas y empujándola hacia adelante, pero Isaías frena con sus manos en las ruedas, impidiendo que lo saque de allí.—¿Isaías, qué haces? —Planeo hablar con mi hija —Afirma el hombre y mira a Aurora fijamente —¿Quién te dijo que no eres mi hija? ¿Acaso fue Jazmine? —Le pregunta. —No. Me enteré por mi cuenta. Pero dime papá, ¿es cierto que no soy tu hija? ¿Que soy hija de Octavio Walton? Isaías baja la cabeza y consciente de que lo único que debe hacer es decir la verdad, mira nuevamente a su hija. —¡No lo sé! —¿¡Qué!? ¿Cómo que no lo sabes? —Es la verdad. Elena me contó de su aventura amor
#NOTA: Este capítulo contiene escenas de sexo. No apto para menores de edad.Dedicado a mis lectoras qué pedían a gritos este encuentro. Espero llenar sus expectativas. Un abrazo. ***Ares no puede creer lo que escucha. Y absorto en el deseo y el amor por Aurora. Guía a su esposa, que no parece saber qué hacer. Pues parece avergonzada y permanece inmóvil.Con sutileza toma la mano de Aurora, y la guía hacia el baño.La mujer, nerviosa, no puede controlar los latidos de su corazón que siente está a punto de salirse de su pecho. Con su respiración agitada siente detrás de ella cómo su esposo cierra la puerta y sutilmente acaricia sus hombros desde atrás.Pequeños besos que van desde su hombro hacia su cuello hacen que se erice por completo. Y un calor se empieza a colar por sus piernas cuando siente un cosquilleo en su oreja derecha producido por la lengua de Ares.Es la primera vez que siente algo así, y no sabe cómo reaccionar, pues percibe la firmeza y el calor que desprende su cuer
—Entonces, de quién recibía dinero mamá era de Jazmine. —Afirma Adriana, desilusionada frente a Daniel, que a pesar de lo mal que aún se siente por la resaca, se acerca para consolarla. —No puedo creer lo que mi madre ha sido capaz de hacer por el dinero. Es vergonzoso y denigrante lo que ha hecho. A veces quisiera que no fuera mi madre. —Afirma la joven, mientras se aferra a su novio, y empieza a llorar.—Tranquila. Llora... Desahógate. Te entiendo. No es fácil saber que la mujer que admiras, es una criminal. —Habla refiriéndose a su caso en particular. Adriana, que levanta la mirada, se aparta y limpia sus lágrimas. —¿Puedo preguntar algo? —Claro que sí. —La mira con ternura. —Tu verdadera mamá. ¿Dónde está? —Murió cuando yo era muy pequeño. La verdad no tengo recuerdos de ella. Siempre estuve solo con papá, y siempre quise tener una mamá. Supongo que, por eso, me aferré tanto a Jazmine. Parece triste y decepcionado y Adriana, es quien ahora termina abrazándolo y consolándolo.
—¡Jajajajaja! —ríe con desenfreno la mujer, lo que desconcierta a Aurora. —¿Crees qué de verdad yo sería tan descuidada para dejar que una niña tonta como tú, pudiera reclamarme algo? Es obvio que no sabes nada. Pero si tanto te gusta suponer... Ahora mismo despejaré tus dudas. —Mueve la cabeza y Aurora siente como dos hombres la agarran fuertemente de los brazos. Josué, que mira la escena, se debate entre intervenir o seguir grabando. —¿Qué hacen? ¡Suéltenme! —Forcejea la delgada mujer que no puede hacer nada, mientras queda fija a la silla, por la presión que ejercen los hombres sobre sus hombros. —¿Qué planeas hacerme Jazmine? —¿No es obvio? —Se levanta de su asiento y se acerca a ella. —No entiendo por qué, pierdes el tiempo haciendo preguntas, de las cuales ya pareces saber la respuesta. —¿Ahora las sé? ¿Pensé que era obvio, que no sabía nada? —Le dice con sarcasmo Aurora que a pesar del terror que siente, se muestra altiva frente a su suegra, que por fin muestra frente a ella
La prensa, qué de inmediato llega al lugar a cubrir la noticia, sobre varias hipótesis que plantearon los vecinos. Rodean la casa, intentando hablar con alguien, pero la policía se los impide.Ares, qué no entiende como es que se enteraron de lo sucedido, mira a Josué en busca de respuestas, mientras son interrogados por la policía.—Quizás uno de los vecinos es periodista, o trabaja en el medio. Oyó disparos y seguramente quiso cubrir la noticia. —Da como excusa el hombre, que fue quien dio aviso a los periodistas, pues lo único que quiere es que toda la verdad salga a la luz, asegurándose de que todo el mundo, se entere de quién es verdaderamente Jazmine Walton, y así pierda todo el apoyo que pueda conseguir en la sociedad, pero miente, a los presentes, por qué no está seguro de como lo tomaran. No quiere que piensen que planea destruirlos a ellos también.... Luego de ser retenidos por varias horas por la policía. Esperar, a que hagan el levantamiento del cuerpo, y a que se selle
Adriana, que termina de hablar con Daniel, entra nuevamente a la habitación de Aurora, que apenas escucha el ruido de la puerta abrirse, cierra los ojos y se hace la dormida, pero su hermana la conoce demasiado bien y sabe que jamás se iría a la cama sin ponerse la pijama. —Lo de hacerte la dormida, no te va a funcionar, señorita. Es hora de que hablemos. Aurora, que sabe que no puede engañar a Adriana, abre los ojos y se sienta a regañadientes en la cama. —¿Me puedes explicar por qué te negaste a hablar con Ares?—Por nada. Simplemente estoy cansada. No quería hablar y ya. —¡Aja! ¿Y no será que lo rechazas por culpa de todo lo que hizo Jazmine? —No... Sé que él no tiene la culpa. Es solo que... No sé cómo actuar frente a él. Me siento rara y nerviosa. Avergonzada de haberme lanzado sobre él... —Tapa su rostro con sus manos, y niega con la cabeza, recordando como se dejó llevar por el deseo. —¿A qué te refieres con haberte lanzado? —Aurora quita sus manos de su rostro y, con las
Aurora, que espera afuera de la estación a Adriana, no deja de recibir llamadas de Ares, que manda a buzón, pues después de pensar toda la noche en sus sentimientos, sigue más confundida que antes.Que le podría decir a su esposo, después de comportarse como una lanzada, que se acostó con él y ahora lo ignora, por qué ni siquiera sabe si su amor era tan grande por él, como para perdonarle todo lo que hizo en el pasado. Además, ¿podía confiar realmente en él? Era verdadero su cambio?, ¿o algo del antiguo Ares aún quedaba en su interior? La verdad es que no quería arriesgarse. No quería arriesgarse a sufrir nuevamente por él. Tenía miedo de equivocarse y salir lastimada nuevamente. No estaba segura de si sus acciones presentes podían borrar sus acciones pasadas, y sabía que debía dar un salto de fe e ir por él, si lo quería, como le había aconsejado Adriana, pero era una decisión que debía pensársela bien, después de todo, no es fácil entregarle el corazón, a quien una vez te humilló