—Es increíble... —Dice Ares recostado en el piso, mientras abraza a Aurora, que tiene el cabello enredado y lleno de pétalos. —¿Qué? —Pregunta con curiosidad la mujer que intenta controlar su vergüenza, al estar completamente desnuda junto a su esposo. —Lo apasionada que puedes ser en la intimidad, cuando normalmente eres alguien que a menudo intenta guardar la compostura. —¿Y eso te disgusta? —No... Amo cada faceta tuya...—¿Amor? Esto es lo realmente increíble. Que digas amarme, cuando nuestro matrimonio no ha sido más que un acúmulo de tragedias y venganzas. —Es cierto, pero también es cierto que desde el día uno estuviste en mi vida como un ángel qué me ayudó sin siquiera darse cuenta.—¿De qué hablas? —Recuerdas el día que nos conocimos... —No... Era muy pequeña... —Tenías 5 años y yo 13... Ese día había acompañado a mi mamá por primera vez a tu casa. Jugabas en el patio, mientras yo estaba solo en una esquina esperando. Te acercaste a mí, sonreíste y me preguntaste si qu
Daniel, que cuelga sin dar una respuesta final al abogado después de escucharlo, toma asiento en silencio junto a Ares y las hermanas, que al igual que él están en completo shock, sobre todo por qué a tan solo unos días del juicio, jamás imaginaron que esto podía suceder. —Josué y Reginald en serio odian a Jazmine... —Comenta Adriana, qué rompe el silencio. —Y... ¿Planeas ir? —Le pregunta Ares a Daniel. —Mejor sigamos trabajando. —Evade la pregunta el hombre, qué se debate internamente entre enfrentar a Jazmine o intentar olvidarla para siempre y su hermano al verlo siente que debería hacer algo. * * * Al día siguiente, Ares, que está en la cárcel, esperando encontrarse con Jazmine, después de pensar toda la noche, toma la decisión de contactar al abogado sin decirle a nadie, creyendo que lo mejor que puede hacer es enfrentarla de una buena vez, para que deje de molestar a Daniel, y a los demás, y poder seguir adelante. —Señor, ya puede pasar. —Le indica, uno de los guardias, qu
Ese día, muy temprano, Esteban, que busca a Ares en Walton's car, recibe la noticia por parte de Daniel que él no vendrá, pues se ha ido con Aurora de viaje por un par de días antes del lanzamiento. —¿Qué? ¿Así? ¿De la nada? Él no puede hacer eso. El lanzamiento está muy cerca, por lo menos debió avisarme. —Bueno, todo está casi listo, y yo estoy a cargo por hoy, si necesitas algo, puedes decirme. —Me parece injusto que Ares actúe como un niño pequeño, simplemente por esa mujer... —Afirma delante de Daniel que siempre le ha parecido muy extraña su actitud. —Esteban, esa mujer es su esposa y él puede actuar como quiera, no entiendo por qué te molesta tanto. Esteban, que lo mira a los ojos, parece sorprendido, pues apenas y cae en cuenta que estaba pensando en voz alta. —Sí, tienes razón. Discúlpame, estoy muy nervioso por el lanzamiento. Lo siento. —Dice y sale rápidamente de allí... —¿Pero qué le pasa? —Comenta Daniel para sí mismo, y retoma su trabajo, restándole un poco de im
—¡Daniel, apresurate! Ya todos nos esperan en el aeropuerto y tu aun no estas listo. —Le dice Adriana con desespero a su novio, mientras intenta comunicarse con Eva, que ya está con Blanca y su padre Isaías, a la espera de que ellos lleguen.—Solo un momento. Debo firmar unos papeles. Adelantate y ya te alcanzo. —Le dice Daniel que toma un bolígrafo y simula revisar algunos documentos.—Está bien, pero por favor no te demores. —Le pide la mujer ya bastante ofuscada, y Daniel asiente, y se concentra en los documentos hasta que sale su novia, y por fin puede buscar entre los cajones de su oficina, algo que ha preparado desde hace un par de días, y que cree que el viaje a Islandia es el momento perfecto para darselo a Adriana.—¿Dónde está? Estoy seguro de que lo deje por aquí. —Dice y finalmente encuentra una pequeña caja que abre, observando con orgullo el anillo que compró, pues planea aprovecharse un poco de la sorpresa de Ares, para proponerle matrimonio a Adriana.***Aurora, qué i
Aurora, no duda en ir en busca de Esteban, apenas Ares se va a su oficina. —¿Tienes un minuto? —Le pregunta al bajar al taller y verlo trabajar. —¿No ves qué estoy ocupado? — Le dice de mala gana. —¿Ocupado para darme la cara, pero no para llamar a Simón? —Se le pone enfrente de brazos cruzados. —Si tú te reúnes o no con tu ex no es mi problema. No me acuses de cosas que haces a escondidas de tu esposo. —No tengo que acusarte. Tú mismo me acabas de dar la razón. ¿Cómo sabías que era mi ex? —¿Qué quieres? ¿Que vaya ya hablé con Ares y le diga que yo llame a Simón para salvarte? —¡Wao! Pero qué perspicacia, ya incluso das por hecho de qué Ares está enojado. Pues lamento decepcionarte porque no es así. — se le acerca de la mujer y esta vez habla en un tono más bajo para que los demás no escuchen. —Ares confía en mí, por lo tanto, tu intento bajo y desesperado de hacerme quedar mal frente a él no te funcionó. —No sé de qué hablas. Estás desvariando —A mí me parece que
—¿A dónde me llevas? —Le pregunta su esposa, apenas le abre la puerta del auto. —Al inicio… —¿Al inicio? —Espera y verás… —Le dice, y arranca el auto, que diez minutos después detiene, en un semáforo junto a una parada de autobús. —Recuerdo que para llegar aquí, antes me tardaba una eternidad, pero desde nuestra casa el trayecto es mucho más corto. —¿Qué hacemos aquí? —Pregunta y Ares de baja, para abrirle la puerta. —No lo recuerdas? —Le tiende la mano y la ayuda a salir. —¿Recordar qué? —Señala la parada de bus. —Aquí te vi por primera vez cuando regresaste del convento. Recuerdo que me había detenido por el semáforo, y empecé a ver la hora, desesperado hasta que se me ocurrió mirar a un lado, y me olvide por completo de la prisa que tenía, cuando te vi aquí. —Toma asiento. —Recuerdo que pensé: está vestida con una túnica extraña. —Suelta una risita. —Pero no dejaba de mirar tu largo cabello y tu rostro angelical. ¡Parece un ángel! Dije en voz alta, completame
#NOTA: Querid@s lector@s, como siempre quiero agradecerles por animarse a leer mis libros. En esta ocasión a mi mente ha venido una historia, romántica, llena de drama, que espero sea de su agrado. Espero, puedan disfrutarla, tanto como yo escribirla. Tengo muchas expectativas con esta historia, y espero, si se animan a leerla, me tengan paciencia, pues es la primera vez, que me arriesgo a escribir algo narrado en tercera persona. Desde “Ni contigo, ni sin ti”, me he esforzado para que mi escritura mejore. No está de más, aclararles que lo que aquí está escrito es producto de mi imaginación, es por eso que algunas cosas no van a concordar con la realidad. Nuevamente gracias, y un fuerte abrazo. *** De rodillas, frente a su novia, Vanesa, está el gran Ares Walton, futuro heredero del emporio de autos Walton’s car.Emocionado, nervioso y feliz, de poder pedirle al amor de su vida, que se case con él. Ares, a pesar de ser, altivo y prepotente, haría lo que fuera por esa mujer, que d
Ares conduce a casa de su madre, después de dejar a Vanesa a unas calles del bar donde trabaja.Bar, que él sin conocer detestaba, incluso más que el barrio donde ella vivía, pues no era que despreciara a las personas de menor estatus, como lo hacía su madre, sino que le atormentaba ver que la mujer que tanto amaba.Según ella misma, luchaba a diario con borrachos, y debía cuidarse de los peligros del lugar donde vivía; además, no imaginaba las penurias que tenía que pasar Vanesa, pues jamás había querido invitarlo a su casa, ya que le daba pena, mostrarle su miserable vida. Ares ya le había ofrecido comprarle un apartamento, pero ella siempre lo rechazaba alegando que no quería aprovecharse de él, aunque no dudaba en aceptarle dinero. La realidad era que Vanesa, no aceptaba el apartamento, y no había invitado a Ares a su casa, ni lo invitaría, porque no podía permitir que él descubriera que estaba casada. Conocía a los dos, y antes de matarse mutuamente, primero acabarían con ella