—Entonces, de quién recibía dinero mamá era de Jazmine. —Afirma Adriana, desilusionada frente a Daniel, que a pesar de lo mal que aún se siente por la resaca, se acerca para consolarla. —No puedo creer lo que mi madre ha sido capaz de hacer por el dinero. Es vergonzoso y denigrante lo que ha hecho. A veces quisiera que no fuera mi madre. —Afirma la joven, mientras se aferra a su novio, y empieza a llorar.—Tranquila. Llora... Desahógate. Te entiendo. No es fácil saber que la mujer que admiras, es una criminal. —Habla refiriéndose a su caso en particular. Adriana, que levanta la mirada, se aparta y limpia sus lágrimas. —¿Puedo preguntar algo? —Claro que sí. —La mira con ternura. —Tu verdadera mamá. ¿Dónde está? —Murió cuando yo era muy pequeño. La verdad no tengo recuerdos de ella. Siempre estuve solo con papá, y siempre quise tener una mamá. Supongo que, por eso, me aferré tanto a Jazmine. Parece triste y decepcionado y Adriana, es quien ahora termina abrazándolo y consolándolo.
—¡Jajajajaja! —ríe con desenfreno la mujer, lo que desconcierta a Aurora. —¿Crees qué de verdad yo sería tan descuidada para dejar que una niña tonta como tú, pudiera reclamarme algo? Es obvio que no sabes nada. Pero si tanto te gusta suponer... Ahora mismo despejaré tus dudas. —Mueve la cabeza y Aurora siente como dos hombres la agarran fuertemente de los brazos. Josué, que mira la escena, se debate entre intervenir o seguir grabando. —¿Qué hacen? ¡Suéltenme! —Forcejea la delgada mujer que no puede hacer nada, mientras queda fija a la silla, por la presión que ejercen los hombres sobre sus hombros. —¿Qué planeas hacerme Jazmine? —¿No es obvio? —Se levanta de su asiento y se acerca a ella. —No entiendo por qué, pierdes el tiempo haciendo preguntas, de las cuales ya pareces saber la respuesta. —¿Ahora las sé? ¿Pensé que era obvio, que no sabía nada? —Le dice con sarcasmo Aurora que a pesar del terror que siente, se muestra altiva frente a su suegra, que por fin muestra frente a ella
La prensa, qué de inmediato llega al lugar a cubrir la noticia, sobre varias hipótesis que plantearon los vecinos. Rodean la casa, intentando hablar con alguien, pero la policía se los impide.Ares, qué no entiende como es que se enteraron de lo sucedido, mira a Josué en busca de respuestas, mientras son interrogados por la policía.—Quizás uno de los vecinos es periodista, o trabaja en el medio. Oyó disparos y seguramente quiso cubrir la noticia. —Da como excusa el hombre, que fue quien dio aviso a los periodistas, pues lo único que quiere es que toda la verdad salga a la luz, asegurándose de que todo el mundo, se entere de quién es verdaderamente Jazmine Walton, y así pierda todo el apoyo que pueda conseguir en la sociedad, pero miente, a los presentes, por qué no está seguro de como lo tomaran. No quiere que piensen que planea destruirlos a ellos también.... Luego de ser retenidos por varias horas por la policía. Esperar, a que hagan el levantamiento del cuerpo, y a que se selle
Adriana, que termina de hablar con Daniel, entra nuevamente a la habitación de Aurora, que apenas escucha el ruido de la puerta abrirse, cierra los ojos y se hace la dormida, pero su hermana la conoce demasiado bien y sabe que jamás se iría a la cama sin ponerse la pijama. —Lo de hacerte la dormida, no te va a funcionar, señorita. Es hora de que hablemos. Aurora, que sabe que no puede engañar a Adriana, abre los ojos y se sienta a regañadientes en la cama. —¿Me puedes explicar por qué te negaste a hablar con Ares?—Por nada. Simplemente estoy cansada. No quería hablar y ya. —¡Aja! ¿Y no será que lo rechazas por culpa de todo lo que hizo Jazmine? —No... Sé que él no tiene la culpa. Es solo que... No sé cómo actuar frente a él. Me siento rara y nerviosa. Avergonzada de haberme lanzado sobre él... —Tapa su rostro con sus manos, y niega con la cabeza, recordando como se dejó llevar por el deseo. —¿A qué te refieres con haberte lanzado? —Aurora quita sus manos de su rostro y, con las
Aurora, que espera afuera de la estación a Adriana, no deja de recibir llamadas de Ares, que manda a buzón, pues después de pensar toda la noche en sus sentimientos, sigue más confundida que antes.Que le podría decir a su esposo, después de comportarse como una lanzada, que se acostó con él y ahora lo ignora, por qué ni siquiera sabe si su amor era tan grande por él, como para perdonarle todo lo que hizo en el pasado. Además, ¿podía confiar realmente en él? Era verdadero su cambio?, ¿o algo del antiguo Ares aún quedaba en su interior? La verdad es que no quería arriesgarse. No quería arriesgarse a sufrir nuevamente por él. Tenía miedo de equivocarse y salir lastimada nuevamente. No estaba segura de si sus acciones presentes podían borrar sus acciones pasadas, y sabía que debía dar un salto de fe e ir por él, si lo quería, como le había aconsejado Adriana, pero era una decisión que debía pensársela bien, después de todo, no es fácil entregarle el corazón, a quien una vez te humilló
—No lo puedo creer, ¿cómo es posible? Todos dábamos por hecho que eras hija de Octavio.—Pues ya ves... Ese fue el error. Jazmine se basó en suposiciones, y a veces cuando supones algo, simplemente, asumes las hipótesis como verdades absolutas y ves cosas donde no las hay. La vida nos enseña una vez más, que no hay que dar nada por sentado.—Es que... Tienes cierto parecido que...—¿Estás seguro? —Le pregunta, y saca su teléfono, y busca una foto de Octavio que le muestra. —Tengo su mismo color de ojos, ¿y qué? También era el color de ojos de mi madre, y el de más del 20% de personas en el mundo. Tengo su mismo color de piel, que es el mismo que tiene otros miles de personas. Por lo demás, si te fijas bien, tiene rasgos levemente en el rostro que se pueden parecer a los míos, quizás la nariz un poco respingada, y el mentón redondeado, cosas que mi padre Isaías también tiene. A lo que me refiero, es que... A veces vemos lo que queremos ver. —Afirma y de gira nuevamente hacia la ventana
—Cuéntame, como te fue con tu ex? —Le pregunta Valeria a Simón, que acababa de salir de Walton's Car, bastante decidido a reconquistar a Aurora.—Me fue mal... Aurora no quiere ni verme—Dice con gracia y una expresión tranquila.—¿Y lo dices así? ¿Tan tranquilo? Puedo asegurar que casi estás feliz...—Lo estoy. Debo admitir, que Aurora, no es la misma chica que conocí, ahora es fuerte, segura de sí misma, y más hermosa. Ahora me encanta más, y haré todo lo que está a mi alcance para reconquistarla.—¡Vaya! Parece que la flacucha esa te ha dejado asombrado.—¿¡Qué!? ¿Celosa?—Para nada... Esa tonta no me llega ni a los talones. Lo único que confirmo con esto, es que tienes mal gusto. Pero bueno, lo importante, es que tú te ocupes de esa tonta, y así yo tengo el camino libre con el bombón de Ares.—¡Y según tú, soy yo el que tiene malos gustos! —Ay... No nos hagamos tontos. Tú tienes lo tuyo Simón, no lo niego. Pero Ares Walton es un Adonis—Sí... un Adonis con muchos problemas...—¿Y
—¿Y bien? Cuénteme, ¿qué necesita? —Le pregunta Aurora a la mujer que no deja de ver a su alrededor, observando los ramos de flores que están ubicados desde el pasillo. —Vaya... Parece que te gustan las flores. Este lugar parece un jardín. —Sonríe amablemente Aurora ante su comentario. —Me dijeron que quieres un auto qué sea diseñado por Ares. —Así es... —Bueno, yo no podría comprometerme a que eso pase, ya que Ares últimamente está muy ocupado, pero sí puedo mostrarle un nuevo modelo que está siendo fabricado por uno de nuestros ingenieros. —No me interesa.—¿Pero, si ni siquiera lo ha visto? —No tengo que verlo. Solo me interesa comprar un auto que esté diseñado por Ares Walton. —¿Y por qué tanto interés? —Porque es obvio que muy pocos hombres en este mundo, pueden hacer lo que hace Ares Walton. —Ya lo creo —Sonríe Aurora, que se da cuenta del notable interés de Valeria en su esposo. —Seguro que lo crees, con tantos rumores de que su matrimonio no es más qué un acuerdo com