—¿Y bien? —Pregunta Ares, desesperado por un corto silencio que guarda Josué, quien arroja un largo suspiro y finalmente señala las dos carpetas que tiene sobre la mesa. —Como pueden ver, sobre la mesa se encuentran dos carpetas. La de la derecha, es la historia clínica de la señora Jazmine Walton, y el doctor Reginald puede dar fe de ella. Ares y Daniel miran a Reginald, que asiente, y toma la palabra, al ver que Josué abre la carpeta y empieza a mostrarles hoja por hoja.—Como pueden ver, su madre, desde muy joven, presenta diferentes trastornos psiquiátricos, dónde la agresividad, debido a la falta de control de ira, era uno de sus mayores síntomas, y se reflejaba de distintas maneras, una de ellas, era atacando a personas cuando se enojaba.—Eso no significa que mamá sea una asesina. Estaba enferma, pero aquí dice que se trataba médicamente, incluso por un tiempo se internó en un centro psiquiátrico. —Comenta Daniel, que considera que esa no es una evidencia para acusar a su madr
—Sí... Como pueden ver, el testamento lo informa. —Josué señala nuevamente la carpeta, y Ares revisa rápidamente cada cláusula, dónde constata la última voluntad de Octavio Walton. —Esto significa, que toda la fortuna Walton es de Aurora... —No. —Interviene Peñaloza. —Solo la mitad. —Abogado, pero si aquí dice que... —Lo interrumpe. —Sé lo que dice ahí, letra por letra. Yo lo redacté. Pero le recuerdo que usted y su esposa firmaron un acuerdo prenupcial, donde sus bienes serían repartidos a la mitad.—¡Ja! —Hace un gesto que demuestra que ahora va entendiendo las intenciones de su madre. —Era... —Afirma Josué—¿A qué se refiere Josué? —Le pregunta el abogado Peñaloza—A que Jazmine tiene un poder de sucesión, donde Aurora renuncia a todo. —¿Aurora hizo eso? —Pregunta Ares. —Aurora ni siquiera sabe que es dueña de toda esa fortuna, o que es hija de Octavio. Ella firmó, pero sin su consentimiento. —¿Eh? —Vanesa... El día qué la atacó. Antes le hizo firmar un documento en blanco
Jazmine que luego del entierro de Oliver, va a reunirse con el abogado que le consiguió Josué, llega a una firma, bastante prestigiosa, donde solicita información sobre el abogado Fabio Urdaneta. —Señora Jazmine, el doctor Urdaneta la espera. —Le indica la secretaria, que la deja pasar a la oficina y se encuentra con un hombre joven, quizás unos años mayor que Ares. —Señora Walton, pláceme saludarla. Es un honor para mí, prestarle mis servicios. Su asistente me dijo, que me requería de carácter urgente. Dígame... ¿En qué puedo serle útil? —Seré directa abogado. Necesito la asesoría legal de un abogado no muy ético. Alguien capaz de hacer lo que sea necesario para ganar un caso, y Josué me aseguró que usted era el indicado. —No sé si tomar eso, como una ofensa o un cumplido. —Le muestra media sonrisa el hombre, que borra de su rostro al ver la seriedad de Jazmine, quien saca de su bolso dos carpetas que pone bruscamente sobre el escritorio de Urdaneta. —La carpeta de la derecha, e
A la mañana siguiente suena el teléfono de Ares, despertándolo con una fuerte resaca. Intenta levantarse, pero no puede al ver a su esposa aferrada a su torso, durmiendo plácidamente, abrazada a él. Hubiera pasado toda la mañana viéndola dormir, pero el sonido de su teléfono que suena nuevamente la despierta esta vez.—¡Mmmm! ¿Qué pasa? —Pregunta Aurora medio dormida. —No es nada. Es mi teléfono... —Responde Ares, y el sonido de su voz, asusta a Aurora, que se levanta de inmediato avergonzada de la situación, lo que le causa gracia a él y se acerca a ella que le da la espalda.—¿Todo bien? —¡Mjum! —Asiente la mujer y se acomoda un poco el cabello con disimulo. —Iré a pedirle algo de ropa a Daniel. Necesitamos un baño. —¿Juntos? —Pregunta sugerentemente Ares haciendo que su esposa se sonroje. —No... Me refería a que tú necesitas un baño. Yo iré al hotel. —Se levanta y sale de la habitación en busca de su hermana y su novio.Ares, que se masajea la cien, para minorar un poco su dolor
Isaías, qué mira a su hija sorprendido, queda sin palabras, al descubrir que su mayor temor se ha hecho realidad. —¿Qué pasa papá? ¿No dirás nada? —Le pregunta Aurora. —¡Cállate! —Le grita Eloise que se levanta del suelo e intenta arreglar su cabello. — Isaías, vámonos. —Le pide a su esposo, pero este no responde. Al ver que su marido no le contesta, se pone tras de él sujetando la silla de ruedas y empujándola hacia adelante, pero Isaías frena con sus manos en las ruedas, impidiendo que lo saque de allí.—¿Isaías, qué haces? —Planeo hablar con mi hija —Afirma el hombre y mira a Aurora fijamente —¿Quién te dijo que no eres mi hija? ¿Acaso fue Jazmine? —Le pregunta. —No. Me enteré por mi cuenta. Pero dime papá, ¿es cierto que no soy tu hija? ¿Que soy hija de Octavio Walton? Isaías baja la cabeza y consciente de que lo único que debe hacer es decir la verdad, mira nuevamente a su hija. —¡No lo sé! —¿¡Qué!? ¿Cómo que no lo sabes? —Es la verdad. Elena me contó de su aventura amor
#NOTA: Este capítulo contiene escenas de sexo. No apto para menores de edad.Dedicado a mis lectoras qué pedían a gritos este encuentro. Espero llenar sus expectativas. Un abrazo. ***Ares no puede creer lo que escucha. Y absorto en el deseo y el amor por Aurora. Guía a su esposa, que no parece saber qué hacer. Pues parece avergonzada y permanece inmóvil.Con sutileza toma la mano de Aurora, y la guía hacia el baño.La mujer, nerviosa, no puede controlar los latidos de su corazón que siente está a punto de salirse de su pecho. Con su respiración agitada siente detrás de ella cómo su esposo cierra la puerta y sutilmente acaricia sus hombros desde atrás.Pequeños besos que van desde su hombro hacia su cuello hacen que se erice por completo. Y un calor se empieza a colar por sus piernas cuando siente un cosquilleo en su oreja derecha producido por la lengua de Ares.Es la primera vez que siente algo así, y no sabe cómo reaccionar, pues percibe la firmeza y el calor que desprende su cuer
—Entonces, de quién recibía dinero mamá era de Jazmine. —Afirma Adriana, desilusionada frente a Daniel, que a pesar de lo mal que aún se siente por la resaca, se acerca para consolarla. —No puedo creer lo que mi madre ha sido capaz de hacer por el dinero. Es vergonzoso y denigrante lo que ha hecho. A veces quisiera que no fuera mi madre. —Afirma la joven, mientras se aferra a su novio, y empieza a llorar.—Tranquila. Llora... Desahógate. Te entiendo. No es fácil saber que la mujer que admiras, es una criminal. —Habla refiriéndose a su caso en particular. Adriana, que levanta la mirada, se aparta y limpia sus lágrimas. —¿Puedo preguntar algo? —Claro que sí. —La mira con ternura. —Tu verdadera mamá. ¿Dónde está? —Murió cuando yo era muy pequeño. La verdad no tengo recuerdos de ella. Siempre estuve solo con papá, y siempre quise tener una mamá. Supongo que, por eso, me aferré tanto a Jazmine. Parece triste y decepcionado y Adriana, es quien ahora termina abrazándolo y consolándolo.
—¡Jajajajaja! —ríe con desenfreno la mujer, lo que desconcierta a Aurora. —¿Crees qué de verdad yo sería tan descuidada para dejar que una niña tonta como tú, pudiera reclamarme algo? Es obvio que no sabes nada. Pero si tanto te gusta suponer... Ahora mismo despejaré tus dudas. —Mueve la cabeza y Aurora siente como dos hombres la agarran fuertemente de los brazos. Josué, que mira la escena, se debate entre intervenir o seguir grabando. —¿Qué hacen? ¡Suéltenme! —Forcejea la delgada mujer que no puede hacer nada, mientras queda fija a la silla, por la presión que ejercen los hombres sobre sus hombros. —¿Qué planeas hacerme Jazmine? —¿No es obvio? —Se levanta de su asiento y se acerca a ella. —No entiendo por qué, pierdes el tiempo haciendo preguntas, de las cuales ya pareces saber la respuesta. —¿Ahora las sé? ¿Pensé que era obvio, que no sabía nada? —Le dice con sarcasmo Aurora que a pesar del terror que siente, se muestra altiva frente a su suegra, que por fin muestra frente a ella