Elena llevaba años de noviazgo, con quien sería el hombre de sus sueños; sin embargo, la profesión demandante, qué había escogido, estaba haciendo estragos en su relación. Octavio y ella, últimamente poco se veían, y cuando lo hacían, peleaban la mayor parte del tiempo, pues Octavio Walton, realmente la amaba, pero era un hombre demasiado exigente, y jamás pensó que apoyar a Elena en su carrera, los alejaría de cierta manera...Jazmine había aprovechado la amistad con Elena, fingiendo interés en su vida, luego de salir de la clínica. La visitaba con frecuencia, aunque ella siempre estaba ocupada con pacientes. Aprovechó cada momento, cada situación, simulando intentar ayudarla a rescatar la relación del hombre con el que se casaría, para meterse en su cama, en una noche de copas, dónde todo lo que planeo salió a pedir de boca. Después de esa noche, lo amenazaba con contarle todo a Elena, y Octavio, que no era un tipo fácil de manejar, hizo caso omiso a las advertencias de Jazmine, que
La muerte de Elena, tan inesperada y repentina, supuso un quiebre emocional en la vida de Isaías, qué no sabía qué hacer, viudo con una niña de 6 años a su cargo... Se sentía incapaz de seguir adelante, y después de tan solo 6 meses de la muerte de su esposa, como por arte de magia, llegó una persona que hace mucho no veía. Eloise, quien hace mucho estaba separada, y era madre de una niña de 11 años, de nombre Adriana. El apoyo emocional qué Eloise brindó a Isaías en ese momento difícil, fue crucial para que él decidiera casarse rápidamente con ella, pensando que lo más importante era que Aurora tuviera una madre. De ese casamiento, se enteró Jazmine, quien se acercó a Isaías un par de veces, fingiendo amistad, centrando su atención en la nueva esposa de Isaías, viendo de primera mano, la mala voluntad qué tenía Eloise hacia Aurora, lo que le daba gusto, pues después de asesinar a Elena, y saber que el posible parentesco entre Aurora y su marido moría con ella, su única intención era
Presente * * * Jazmine que cierra fuertemente la caja, enojada de todo lo vivido, toma un encendedor y por un momento decide quemar todo lo que hay en la cajita de madera, pero se arrepiente casi al instante.—¡Me estoy comportando como una adolescente estúpida! —Piensa al pensar en lo tonto que es, quemar cosas dentro de una casa con sensor de incendios. De pronto, un leve mareo la ataca, alucinando por un par de segundos con Elena qué está frente a ella...—No... —Dice y sacude fuertemente la cabeza, al mismo tiempo que cierra los ojos. Cuando los vuelve a abrir, busca por toda la habitación, intentando confirmar que no hay nadie y que todo es producto de su imaginación, pero una voz que dice su nombre, la hace tragar en seco... —¿Quién es? —Pregunta intrigada, porque cree escuchar la voz de Octavio. —Soy Josué, señora, su asistente. —Abre la puerta el hombre que se asoma para verla, y respira de alivio al ver que es él. —¿Qué quieres Josué?, te dije que no quería que nadie me m
Daniel y Adriana, qué esperan en el aeropuerto, respuesta sobre el vuelo, qué está retrasado, debido a una fuerte tormenta, se muestran bastante incómodos el uno con el otro.Daniel intenta comunicarse con Ares, mientras Adriana intenta comunicarse con Aurora, pero es inútil, por la mala señal que hay debido al clima.Daniel, opta por una actitud cordial e indiferente frente a Adriana, desde la última vez que hablaron, lo que resulta mucho más hiriente para la chica que prefería ser ignorada por él. —Adriana, parece que tendremos que quedarnos en el hotel que está aquí al lado, pues me acaban de informar que qué los vuelos a los Estados Unidos están cancelados, por la alerta naranja, qué ha sido levantada por la tormenta. —Le informa Daniel que acaba de recibir la información de parte de una de las empleadas de la aerolínea, cuando solicitó información. —¿Y cuándo se reanudarán? —Si el clima mejora, mañana. —Dice, toma su maleta, y empieza a caminar hacia la salida, para ir al hote
Ares, que baja a recepción para ver si tienen listas las otras dos habitaciones qué solicitó, aprovecha y va a la farmacia por algunos analgésicos y varios medicamentos, mientras su esposa, Eva y Blanca se preparan para ir a cenar.Planea llevarlas al restaurante del hotel, y hablar acerca de todo lo que ha sucedido y las medidas que piensa tomar con respecto al peligro inminente qué están corriendo.Observa la hora, mientras paga en la farmacia, y revisa su teléfono, viendo varias llamadas perdidas de Daniel, y Esteban; y varios mensajes de Lina, su secretaria.Intenta comunicarse con Daniel, quien no le contesta. Llama a Lina, quien le pide de forma urgente respuesta sobre cuando regresará completamente a la empresa para reorganizar su agenda y todos sus compromisos, ya que a última hora ha tenido que cancelar varias reuniones en el día, porque él se olvidó de informarle su ausencia. También le informa que Esteban no ha hecho más que preguntar por él y Aurora, siendo muy insistente
Daniel, que amanece junto a Adriana, no puede dejar de observarla. Estaba realmente enamorado de esa mujer.Adriana, que despierta, lo pilla viéndola y se avergüenza de inmediato, recordando como se comportó la noche anterior. —¡Buenos días, hermosa! —Le muestra una amplia sonrisa.—¡Hola! —Dice tímidamente la mujer que se sienta sobre la cama inesperadamente, dándole la espalda, recordando que está recién levantada y que debe verse terrible.—¿Pasa algo? —Se preocupa Daniel al ver su reacción, acercándose a ella, y tomándola de la espalda.—No... es qué… Debo verme horrible... —Dice Adriana que intenta levantarse, pero cae en cuenta de que está desnuda, y se cubre de inmediato con la sábana.—Primero, no te ves horrible. Te ves hermosa... Y segundo... No me quites el placer de seguir viendo tu lindo cuerpo.—Es que... No estoy acostumbrada a dejarme ver desnuda, ¿sabes?... Me muero de la vergüenza, por como actué ayer... La escena de celos y como me lance sobre ti. —Se cubre el rost
—¿Y bien? —Pregunta Ares, desesperado por un corto silencio que guarda Josué, quien arroja un largo suspiro y finalmente señala las dos carpetas que tiene sobre la mesa. —Como pueden ver, sobre la mesa se encuentran dos carpetas. La de la derecha, es la historia clínica de la señora Jazmine Walton, y el doctor Reginald puede dar fe de ella. Ares y Daniel miran a Reginald, que asiente, y toma la palabra, al ver que Josué abre la carpeta y empieza a mostrarles hoja por hoja.—Como pueden ver, su madre, desde muy joven, presenta diferentes trastornos psiquiátricos, dónde la agresividad, debido a la falta de control de ira, era uno de sus mayores síntomas, y se reflejaba de distintas maneras, una de ellas, era atacando a personas cuando se enojaba.—Eso no significa que mamá sea una asesina. Estaba enferma, pero aquí dice que se trataba médicamente, incluso por un tiempo se internó en un centro psiquiátrico. —Comenta Daniel, que considera que esa no es una evidencia para acusar a su madr
—Sí... Como pueden ver, el testamento lo informa. —Josué señala nuevamente la carpeta, y Ares revisa rápidamente cada cláusula, dónde constata la última voluntad de Octavio Walton. —Esto significa, que toda la fortuna Walton es de Aurora... —No. —Interviene Peñaloza. —Solo la mitad. —Abogado, pero si aquí dice que... —Lo interrumpe. —Sé lo que dice ahí, letra por letra. Yo lo redacté. Pero le recuerdo que usted y su esposa firmaron un acuerdo prenupcial, donde sus bienes serían repartidos a la mitad.—¡Ja! —Hace un gesto que demuestra que ahora va entendiendo las intenciones de su madre. —Era... —Afirma Josué—¿A qué se refiere Josué? —Le pregunta el abogado Peñaloza—A que Jazmine tiene un poder de sucesión, donde Aurora renuncia a todo. —¿Aurora hizo eso? —Pregunta Ares. —Aurora ni siquiera sabe que es dueña de toda esa fortuna, o que es hija de Octavio. Ella firmó, pero sin su consentimiento. —¿Eh? —Vanesa... El día qué la atacó. Antes le hizo firmar un documento en blanco