—¿¡Qué!? ¿Por qué?—Porque no sé si mi mamá es sincera contigo, y no quiero juzgar o decir algo de lo que pueda arrepentirme, pero si te alejas me facilitarías todo, por lo menos hasta que averigüe la verdad.—¿De qué verdad hablas? —Lo mira Aurora sin entender nada.—Aurora. —Toma sus manos. —Sé que no tienes razones para confiar en mí, que no he sido bueno contigo, y que quizás puedas creer que mis intenciones no son buenas o que planeo algo, pero te juro por Dios, que lo único que deseo es que estés bien. Mamá esconde algo, y siento... ¡No!... estoy casi seguro de que es algo grande. Oliver afirmó que mi mamá lo había ayudado, y quiero saber si es verdad.—¿¡Qué!? No puedes creerle, es un mentiroso. Jazmine no haría eso.—Aurora, sé que confías en mi madre, pero te pido una semana. Por favor, mantente alejada de ella, si no descubro nada, todo seguirá normal.—Ares de verdad no te entiendo. Es qué, ¿cómo puedes creer en lo que Oliver te dijo? Es tu madre de quién estás desconfiando
Varios empleados que irrumpen alarmados en el estudio, observan a Vanesa en el suelo, intentando recomponerse del susto, y a Jazmine que deja caer el arma, por un fuerte dolor que aqueja su cabeza. —¿Qué creen que hacen allí parados imbéciles? ¡Ayúdenme! —Les ordena, agarrando fuertemente su cabeza.De inmediato, se acercan intentando coger a la mujer que no lo permite. —No sean ineptos... Tráiganme algo para el dolor de cabeza. ¡No lo soporto! —Grita la mujer que observa a Vanesa, y por unos segundos le pareció que era Helena, la madre de Aurora. Parpadea sorprendía varias veces, recuperando la lógica. Toma la pastilla y el vaso con agua que le ofrece una de las sirvientas. Vanesa que se levanta, la mira aterrada, buscando la dirección de la bala, que pudo haber sido para ella.Sin pensarlo, intenta irse, pero Jazmine no la deja.—¡Detengan a esa mujer! —Se levanta Jazmine del escritorio observando como sus hombres le cierran el paso a Vanesa. —¿Qué crees que haces vieja bruja?—T
—Estás exagerando hijo. Yo simplemente quería asegurarme de que no cometiera una locura. Cuando llegué, la encontré como loca, muy afectada por el deceso de Oliver...—¿Cuándo llegaste? ¿Y a dónde fuiste tan temprano mamá?—Una emergencia...—Responde tajante Jazmine—Tú dijiste que mi hermano te había llamado tía... —La delata Eva.—Sí... Es verdad—¿Entonces tú si sabías del paradero de Oliver? —Intenta acorralarla Ares—Es mi sobrino. No podía dejarlo tirado.—¿Y también fuiste quién le dio la orden de atacar a Aurora?—Qué? —Comenta para sí misma Eva, que no entiende a qué se refiere Ares.—¿De qué estás hablando? El sí me llamo está madrugada, pero me dijo que se había metido en un lío y que necesitaba que lo ayudará, no le dijo cuál, pero no tuve tiempo de ir a verlo.—¿Y entonces a dónde fuiste tan temprano en la mañana? —Le pregunta Ares nuevamente.—Ya te dije que es algo personal...—¿A dónde fuiste mamá?—Fui con Reginald... Ok... —¿Con tu doctor? ¿Tan temprano? ¿Y para qué
Ares, qué sigue en shock, sale del hospital lo más rápido que puede, decidido a enfrentar a su madre que todo este tiempo no ha hecho más que engañarlo cruelmente. Va tan rápido y a prisa qué no tiene tiempo de parar ante un semáforo, qué cambia rápidamente a rojo, creando un inesperado encuentro con otro auto qué hábilmente esquiva, pero eso hace que pierda el control del volante y choque contra una valla publicitaria sin dejar ningún herido, aparte de él. —Señor... ¿Está bien?... —Le preguntan varias personas que rodean el auto...Mareado y algo aturdido, siente un fuerte dolor en la cabeza, se toca y tiene sangre. Su hombro también le duele, parece que los puntos se han reventado... Como puede, aparta la bolsa de aire, qué se activó por el golpe, y abre la puerta para salir, cayéndose un par de veces por la sensación de mareo. Varios de los presentes, lo ayudan y una mujer se acerca afirmando qué es médico y que puede prestarle los primeros auxilios, mientras llaman a una ambulan
Valeria, que ve marchar a la pareja, no duda en reclamarle a Simón por su actitud con Aurora.—¿Acaso Estás loco? ¿Sabes el ridículo que me acabas de hacer pasar? ¡No puedo creer que aún sigas interesado en ella!Simón, que se recupera del shock que acaba de sufrir después de ver Aurora Mira a Valeria bastante enojada y se disculpa con ella. —Lo siento, no sé qué me pasó Me bloqueé. No fue mi intención hacerte quedar en ridículo. Simplemente no lo sé... Actúe impulsivamente. No me esperaba verla de nuevo.—¿O sea que te comportarás así cada vez que la veas? —Niega con la cabeza y gira los ojos en señal de desaprobación. —Mira, sé que nuestro compromiso es porque mi papá nos obligó, pero recuerda que quedamos en que haríamos qué esto funcionara y créeme mi idea de que funcione, no es que me dejes por tu ex, la que no has superado. —Valeria tampoco te hagas la mustia, vi perfectamente cómo mirabas a ese pedante de Ares Walton. No imagino lo loca qué te volviste cuando lo conociste. —
Ares, qué recibe las palabras de Aurora como un puñal al corazón, guarda silencio entendiendo la posición de su esposa, y deja que Aurora lo siga curando en silencio total, creando un ambiente bastante incómodo entre ambos. De pronto, el telefono celular de Ares suena, y por alguna razón le dice a Aurora quien es, al ver el nombre en la pantalla. —Es Daniel... —Aurora prácticamente lo ignora, y se concentra en vendar su hombro. Lo que lo hace sentirse como un completo tonto. —Aló... Daniel... ¿Cómo va todo? —Excelente, fuimos un rotundo éxito en el festival. —Lo dice con un tono apagado, mirando a Adriana qué está hablando con algunos compradores luego de su última exhibición. —¿Y si les fue tan excelente, porque suenas como si les hubiera ido terrible? —Aurora, de inmediato, mira a Ares, y le presta más atención a la conversación. —¡Por nada! ¡Ehhh!... Llamaba para avisarte que viajaremos esta misma tarde. —¿Cómo? Pero si el festival termina en dos días— Sí, lo sé... Pero nues
Vanesa pone el cuchillo en la cara de Aurora, alcanzando a hacer un corte muy pequeño, ya que fue distraída por golpes en la puerta, lo que da tiempo a Aurora de empujar a Vanesa, y tirarse al piso, tomando el botiquín qué había dejado al lado de la cama, dándole un fuerte golpe a la mujer con él en la cara. —Señora, soy Magdalena. Me dijeron que está aquí, vine a traerle sus cosas. —Se escucha al otro lado de la puerta. —Magdalena... ¡¡AYUDA!! —Grita Aurora, porque Vanesa se recompone rápidamente y empieza a coger cosas al azar, para lanzárselas a la mujer que busca la manera de salir de la habitación. Magdalena, qué escucha la petición de su jefa, empieza a tocar la puerta con desespero. —¿Señora que pasa? ¿Está bien? Ábrame por favor... —Ni siquiera lo pienses. —Le dice Vanesa qué la ve muy cerca a la puerta. —No lo pienso. ¿Dime por qué querías que te firmara ese papel? —No lo sé. Simplemente, me pidieron que lo hiciera, por una gran suma de dinero. —¿Quién te lo pidió? —¡
Elena llevaba años de noviazgo, con quien sería el hombre de sus sueños; sin embargo, la profesión demandante, qué había escogido, estaba haciendo estragos en su relación. Octavio y ella, últimamente poco se veían, y cuando lo hacían, peleaban la mayor parte del tiempo, pues Octavio Walton, realmente la amaba, pero era un hombre demasiado exigente, y jamás pensó que apoyar a Elena en su carrera, los alejaría de cierta manera...Jazmine había aprovechado la amistad con Elena, fingiendo interés en su vida, luego de salir de la clínica. La visitaba con frecuencia, aunque ella siempre estaba ocupada con pacientes. Aprovechó cada momento, cada situación, simulando intentar ayudarla a rescatar la relación del hombre con el que se casaría, para meterse en su cama, en una noche de copas, dónde todo lo que planeo salió a pedir de boca. Después de esa noche, lo amenazaba con contarle todo a Elena, y Octavio, que no era un tipo fácil de manejar, hizo caso omiso a las advertencias de Jazmine, que