Yo en aquellos años intenté olvidar mi doloroso pasado, hasta me había hecho cirugía plástica para eliminar las cicatrices de mis piernas.
—¿Por qué no lo olvidas? —pregunté.
Me parecía que Rubiela logró tener una vida bonita; se había casado con el presidente de uno de los bancos más importantes del continente y él la amaba, la tenía viviendo como una reina; tenía una hija de dos años; y había heredado el banco de su familia, así que era inmensamente rica.
—Porque yo no olvido mis deudas —contestó—. Emiliano me debe dos años de mi vida donde fui completamente miserable y debe pagarme por ello. ¿Acaso tú no quieres vengarte por el daño que te hizo?
—Lo que quiero es seguir viviendo mi vida —le respondí.
—¿Sientes que ya lo has su
Luciano ha llegado a mi oficina para hablarme de la fiesta, además que parece interesado en hacer la publicidad de su marca de ropa con nosotros. Sin embargo, desde que llegó no deja de mirar a Gloria, cada vez que ella pasa por mi oficina, sus ojos se van con ella, pues la pared es de vidrio y se puede ver el pasillo.—¿Está soltera? —pregunta Luciano.No sé por qué creí que Luciano era homosexual, tal vez por el estereotipo de que los diseñadores de moda lo son.—Creo que sí —contesto mientras veo los bocetos de los vestidos que él ha diseñado para mi fiesta, todos son de noche, bastante llamativos, pero al mismo tiempo elegantes. Sin duda tiene buen gusto y sabe lo que hace.—¿Cómo se llama? —inquiere y se acoda en el escritorio.—Quién?—Tu asistente —responde con tono obvio.&mdas
—Dile que cene con nosotros, pasaré por ustedes —dice Alessandro.—Bien —acepto y cuelgo la llamada.Voy a darle a Luciano la cita que tanto me está pidiendo esta misma noche.—Bueno, es hora de descansar —informo mientras me levanto de la silla—. Luciano, Alessandro pasará por nosotros, nos ha invitado a cenar. —Volteo a ver a Gloria—. ¿Quieres venir con nosotros?—¿Qué? —inquiere—. Oh, no, muchas gracias, señorita Pen.—Vamos, ven con nosotros —la animo.Luciano entiende la situación y por fin toma iniciativa.—Ven con nosotros, yo te invito —propone.Gloria se ruboriza y acepta tímidamente..Alessandro se sorprende cuando ve a Luciano acompañado por Gloria, al mismo tiempo parece algo nervioso, porque debe llevar a tres personas más en el a
Estoy en el apartamento de Alessandro, quiero pasar la noche con él. Ahora que somos novios, puedo dejarlo seco, hasta que me embarace. Él no lo sabe, pero he creado todo un plan para quedar embarazada. Hoy no es mi día con más probabilidades, pues apenas si se me ha ido la menstruación, pero tengo muchos deseos de estar con él.Me está esperando en la habitación, le dije que iría un momento al baño. Me he puesto una de las lencerías de encaje que he comprado, específicamente, la roja carmesí, tiene ligueros y unas medias veladas.Salgo del baño y lo encuentro leyendo, recostado en la cama; trae puestos aquellos lentes de marco grueso, los cuales se quita cuando me ve acercarme.—Oh, Pen… —susurra, saliendo del estupor.Camino de forma seductora hasta la cama y Alessandro rodea mi cintura con sus brazos, atrayéndome. Comienza a besar
—Yo si noté que se ruborizó, pero creí que era tímido —sigue relatando Gloria—. Y me pareció que se veía tan tierno que empecé a molestarlo y me quité la camisa por completo. Entonces me pidió que parara y que me pusiera la camisa, estaba nervioso y fue cuando empecé a creer que tal vez me había confundido y él… tal vez y guste de mí. —Se lleva las manos a las mejillas—. Qué imprudente he sido.—No es como que fueras la primera mujer que ve en paños menores —la calmo—. Luciano es diseñador de alta costura, ve supermodelos a diario. —Me acodo en la mesa—. Es un buen partido, si te conviertes en su novia y después se casan… terminarás ganando un gran esposo.Sus ojos se abren con espanto.—¡Pero él a mí no me gusta! —exclama.Pob
Alessandro decidió acompañarnos a ver las casas, así como Roberto también ha decidido venir. Las casas son muy bonitas, pero ninguna nos ha impresionado.Ver las casas me hace pensar en el futuro. En algún momento voy a casarme con Alessandro y estoy casi segura de que seré una pésima esposa. La mayoría del tiempo discuto con Alessandro, en el pasado siempre ha sido así, ¿qué podría cambiar ahora?Rumbo a mi casa, no dejo de pensar en la posibilidad de que tal vez Alessandro me pida matrimonio en mi cumpleaños. Lo he visto hablar con Luciano, sé que planean algo. No me gustaría que me pidiera matrimonio en público, la idea me pone nerviosa. Tal vez por el miedo le diga que no.Yo no quiero ser esposa de nadie, sé que seré malísima. No tengo madera de esposa.Nada más quiero un hijo, ¿es mucho pedir?En la cena veo a Mariana y Roberto discutir sobre las casas que vieron, en que una en particular le gustó a ella, porque está cerca de la escuela donde
Tocan a la puerta y Martyn grita para que entren, al segundo se asoma el rostro de Rubiela y mis ojos se abren en gran manera de la emoción.Corro para abrazarla y ella me abre los brazos con cariño. Noto que trae una cajita pequeña, pero en ese momento no me importa su regalo.Nos hacemos preguntas a la vez y nos reímos cuando notamos que de la emoción no dejamos hablar a la otra.—Oh, vaya, creí que no ibas a venir —le digo en un puchero.—Claro que iba a venir, no me perdería tu cumpleaños por nada en el mundo —comenta casi con tono de indignación.Nos interrumpe un grito proveniente de Martyn, tiene una mano llevada a su boca y los ojos puestos en su celular.—Están sacando noticias sobre Emiliano —informa—. Están diciendo que lo han denunciado por maltrato.Rubiela y yo corremos hasta la cama, hasta la estilista ha dejado de maquillar a Romina y están atentas a lo que él dice.—El empresario Emiliano de los Hoz ha sido denunciado por presunto maltrato a supermodelo —lee Martyn—.
Ay, no puede ser, ¿en qué momento regresó ese hombre?Gael me observa de lejos, está conversando con unos invitados, pero su mirada está fija en mí. Me da la impresión de que está buscando en mis manos el anillo falso que me regaló. No se atreve a acercarse porque a mi lado está Alessandro, quien tiene una mano rodeando mi cintura, casi como si previniera que me escape.—¿Por qué invitaste a ese hombre? —pregunta a susurro.—Yo no lo invité —respondo entre dientes y finjo una sonrisa mientras se acerca una invitada a nosotros.—Pues haz que se vaya —gruñe Alessandro.Ujum… qué problema me he ganado. Se me había olvidado de que apenas unas semanas atrás Alessandro se enfrentó a Gael, un poco más y se van a los golpes.Después de saludar a los invitados, veo que a
Alessandro se arrodilla y estira sus brazos, dejándome ver que en sus manos tenía escondida una cajita negra, la ha abierto y puedo ver un radiante anillo de diamantes.Llevo las manos a mi boca, incapaz de soportar la fuga de emociones que hay en mi interior. Mis ojos se llenan de lágrimas.—Penélope —comienza a decir Alessandro, noto que hay un ligero temblor en su voz—, desde niño, siempre supe que tenerte a mi lado ha sido un regalo de la vida, y no puedo imaginar un solo día sin que tu sonrisa y personalidad extrovertida no esté acompañándome. Quiero conformar una familia a tu lado y tener todos los hijos que desees. —Sus palabras hacen que suelte una pequeña carcajada—. ¿Aceptas casarte conmigo? —pregunta.Dejo salir un largo suspiro. Agito mi cabeza con rapidez a modo de aprobación.—Sí, claro que sí —dig