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Curvas peligrosas
Curvas peligrosas
Por: Cristina75vera
No es un día más

Presente

Miami

Lourdes

¡Mi vida! O lo que creía que era mi vida, era normal como la de cualquier chica de mi edad, terminé el colegio con honores, luego me pague mis estudios universitarios trabajando en una cafetería, donde tenía que soportar las miradas de varios imbéciles, incluso muchas veces me vi obligada a contener los celos desmedidos del que era mi novio, Ben Cohan, buenmozo, cabello rubio, alto de 1.85 cm, ojos azules, piel blanca, el chico ideal para cualquier mujer, pero, siempre hay un pero, me enfermaba esa forma posesiva de ser conmigo, hasta controladora de él, incluso mi hermano Alejandro vivía aconsejándome en terminar esa relación.

Aunque escapé de esa relación tóxica cuando decidí aceptar la propuesta de mi hermano, mudarme a su departamento en Miami con él, pero más que todo lo hice para confirmar mis sospechas, porque yo todo el tiempo sentía que algo faltaba en mi vida, desde la relación con el hombre que yo conocía como mi padre, hasta los cuidados excesivos de mi madre para no abandonar el nido, todo el tiempo vivía pendiente de mí, llegándome a cuestionar ¿A quién me parecía? Tanto físicamente como mi carácter, ya que mi papá Guillermo Montes, es un hombre dulce, apacible, con ojos marrones, no tengo ningún rasgo físico ni de él, ni de mi madre, tengo cabello castaño claro, ojos color miel, hermosa, de 1.70 cm de altura, entonces no había forma de tapar lo evidente, además para mí mal descubrí por accidente unas fotos de un hombre muy parecido a mí, claro que en ese momento pensé que tendría la paz que necesitaba para sentirme completa, para salir de un mundo lleno de incertidumbre, pues la única forma que oculté mi dolor todo este tiempo fue tras las pistas de carreras, soy una mujer que ama la velocidad y cada vez que presiono el acelerador de un auto siento como la adrenalina libera todas las tensiones de mi cuerpo, mucho más cuando enfrento todas esas curvas que muchos consideran peligrosas, en cambio yo disfruto estar al volante, son mi pasión las pistas.

Claro que de una forma extraña me acerqué a mi padre biológico, porque fue tras una entrevista de trabajo donde él buscaba una asistente personal, aunque ese día no paraba de hablar de mis logros, de mis estudios tratando de ocultar mis nervios, pero para mí mal todo estaba peor que antes, porque la novia de mi hermano Alejandro resulté ser hija de mi padre, ¡Sí! Todo se complicó mucho más, en resumidas cuentas mi vida apacible se convirtió en una novela trágica, sin embargo, cada vez un nuevo obstáculo aparecía en mi vida, Andrés Davalos, mi padre, inventó una excusa para sacarme de las oficinas de la empresas, a tal punto de asegurarme que mi vida está en peligro por un problema de mi hermano, no me quedo otra que seguir sus órdenes, y ahora estoy ayudando a Bruno, su hijo, mi medio hermano, en la dirección de los hoteles, incluso estoy hospedada en una de las suites teniendo que soportar al guardaespaldas que me impusieron, pero yo necesito desahogar toda esta tensión que siento, porque estoy apunto de desfallecer de un colapso nervioso por tanta información, claro que todos piensan que me engañan, que ignoro la verdad de mis raíces, así agarro mi bolso con mi uniforme de piloto y cuando creo que me escapo de Bruno su voz me detiene.

–Lulu es impresión mía o ¿Te estás escabullendo? –repite obligándome a girar mientras resoplo.

–Bruno si esa es la palabra, si me estoy escabullendo del guardaespaldas, el tipo solo le falta entrar al baño conmigo, además yo no estoy acostumbrada a sentirme controlada, necesito salir de estas cuatro paredes o voy a enloquecer– confieso esperando que me entienda.

–Te propongo algo, te acompaño y no acepto un no, incluso puedo ordenarle a Douglas que se quede a una distancia prudente de nosotros, es lo mejor que puedo hacer, ¿Aceptas? 

–Bruno si insistes en acompañarme no me queda otra, pero tendrás que hacer todo lo que yo haga, ¿De acuerdo? –replico dejándolo pensativo.

–Está bien, no creo que sea peligroso, ¿Verdad? –accede un tanto preocupado solo ganándose que suelte una mueca.

Esperemos que no salga corriendo cuando nos subamos al auto, porque quiero ver la cara de Bruno por creer que soy una mujer indefensa, hasta pienso que no soportará tanta velocidad, pero él acepto hacer lo que yo diga.

Dos días antes

Gonzalo

Muchos dicen que soy la oveja negra de la familia, pues yo creo que he tenido que luchar contra la corriente, porque desde muy joven no solo perdí a mis padres, tuve que sobrellevar todos los retos de ser un Davalos, no voy a negar que mi apellido me ha abierto muchas puertas, pero no todo es bueno, ya que todo el tiempo tengo que lidiar con los imbéciles de la prensa que buscan embarrar mi imagen, también con un par de mujeres despechadas queriendo mucho más que una aventura, lo que me vive trayendo problemas con mis tíos.

En fin, hoy decidí venir un rato a la empresa para revisar unos reportes que necesitaba para realizar los nuevos pedidos a los proveedores, aunque no tengo todo lo que requiero obligándome a salir de mi oficina, para buscar a Ana, la asistente de Teresa, mi prima, pero cuando estoy por los pasillos me quedo paralizado al ver a lo lejos un rostro nuevo, una chica muy hermosa, de unos 22 años de edad, cabello castaño claro, ojos color miel, de 1.70 cm de altura, que me deja deslumbrado, no solo por su belleza, sino más bien por sus rasgos físicos, porque es muy parecida a uno de los miembros de mi familia, hasta que soy arrancado de mi burbuja por la voz de Ana.

–Hola Gonzalo, me dijeron que andabas buscándome, ¿Qué quieres? 

–Hola Ana, que agresividad, deberías tratarme mejor, porque recuerda que soy uno de los dueños de los hoteles y tú eres solo una simple empleada, por más que Teresa sea tu amiga.

–En verdad no tengo idea como pueden tener la misma sangre, porque tú eres un imbécil, pero como dicen siempre hay uno en cada familia.

–¡Auch! Eso dolió así venga de ti, incluso creo que me tratas de esa forma porque te mueres por mí, pero tendrás que conformarte con deleitar tus ojos con mi presencia, ya que no me interesa mezclarme con una simple empleada, aunque no voy a negar que eres hermosa….

–¡Arrogante! ¡Presumido!, estás muy equivocado si crees que me interesas, ahora deja de hacerme perder el tiempo, dime, ¿Qué quieres?

–En primer lugar, necesito los reportes del área de Teresa, en segundo lugar, sácame de una duda, ¿Quién es la chica nueva? 

–¡Ah entendí! Estás viendo a tu próxima víctima, pero por tú bien no te acerques a ella, porque de lo contrario tendrás a Teresa encima de ti, te lo advierto.

–Ana no es lo que tú piensas, más bien como uno de los dueños tengo derecho a saber quien trabaja en la empresa de mi familia, ¿No lo crees? –replico restándole importancia.

–Gonzalo está bien, te lo diré sino me queda más, ella es Lourdes Montes, la hermana del novio de Teresa, y está ocupando el cargo de asistente personal de tu tío, así que ahora entenderás que eres hombre muerto si te acercas a ella, voy por tus reportes, permiso– repite para terminar hablándome con un tono de burla.

¡Diablos! Esto es más que una simple casualidad que esta chica trabaje como asistente de mi tío, incluso estoy comenzando a entender que es muy valiosa la información que tengo, la pregunta es, ¿Cómo saco provecho de ella? 

Presente, en la mañana

Todavía me sigue dando vueltas lo que descubrí en la oficina, porque esa chica no es solo la hermana del novio de Teresa, sino estoy equivocado es la bastardita de mi tío Andrés, la cuestión es que aun no decido como usar esa información, porque podría presionarlo para ser el nuevo sucesor en la presidencia, incluso creo que soy el más idóneo para el puesto, ya que Teresa estuvo mucho tiempo ausente de la dirección, Bruno es un idiota incapaz de tener las agallas para dirigir los hoteles, en verdad ninguno de mis primos sirve para el cargo.

En fin, ahora termino de desayunar en mi pent-house hasta que escucho con insistencia el timbre de la puerta, teniendo que levantarme para saber que idiota perturba mi mañana.

–¡Carajos! Dejen de apretar el maldito botón, ya escuché el timbre, ¡Esperen! –grito con mi voz envuelta en malestar. 

Seguro debe ser una m*****a loca, pero todo es culpa mía por dejarme arrastrar por un par de piernas bonitas, igual la obligaré a marcharse, me repite mi interior, hasta que abro la puerta quedándome desconcertado al ver a un sujeto en traje con una mirada asesina, junto a otros dos tipos.

–Creo que buscan a mi vecina Jenifer, ella está en la otra puerta, ¡Buenos días! –explico para cerrar la puerta hasta que el hombre me detiene interponiendo su pie.

–No Gonzalo, te buscamos a ti, por tu bien no hagas las cosas más difíciles– replica el tipo empujando la puerta.

–Miren no sé qué buscan, pero podemos llegar a un acuerdo, solo díganme que necesitan, ¿Les parece? –repito dando unos pasos hacia atrás hasta que mi espalda choca con la pared.

–Muchacho las reglas las pongo yo, en primer lugar, mírame bien, quiero que recuerdes mi rostro, porque de ahora en adelante te entenderás conmigo, mi nombre es Leandro, y tengo un pésimo carácter sino consigo lo que busco, ¿Fue claro el mensaje? –dice rozando mi rostro con un cuchillo haciéndome tragar saliva.

–No hace falta llegar a la violencia, sácame el cuchillo del rostro, porque yo estoy dispuesto a colaborar en lo que necesites, solo dime ¿Qué buscas? 

–Gonzalo, haremos las cosas a mi manera, sobre todo quiero dejarte claro el mensaje, muchachos ocúpense de él, solo unos cuantos golpes, menos en el rostro– afirma Leandro, dejándome en manos de sus matones.

Uno de los hombres me sujeta por los brazos, para que el otro me castigue con sus puños, dándome derechazos en mi abdomen sin piedad, siento que es insoportable el dolor dejándome sin fuerzas, porque son letales sus golpes, hasta que se apiadan de mí estando casi desmayado, para escuchar la voz de Leandro que me agarra por los pelos para mirarlo.

–Imbécil quiero que hagas dos cosas, en primer lugar, vas a apoyar a Fernando del Valle para que sea el nuevo presidente de los hoteles Davalos, y la otra necesito que averigües donde encuentro a Lourdes Montes, ¿Fui claro?

–Está bien…a Fernando lo puedo apoyar, aunque no entiendo ¿Qué gano? –contesto con dificultad.

–¡¿Qué ganas?! Te parece poco que no te rompa la cara, además que tengo cierta información tuya que le puede interesar a la prensa, unas pruebas de tu último escándalo.

–¡Entendí! Los ayudaré, pero no tengo idea quién es esa chica, tal vez si me dieras una pista– les miento.  

–No te hagas el imbécil que conociéndote a estas alturas has de saber que tu primita tiene un noviecito, pues ese idiota tiene una hermana, la chica se llama Lourdes Montes, y tú debes dar con el paradero, ¿Entendiste o quieres que te deje un recuerdito en tu rostro? –explica rozando su cuchillo en mi rostro haciéndome abrir los ojos de par en par.

¡Diablos! ¿Cómo acabe envuelto en este problema? Yo no tengo nada que ver con los líos de Teresa, sin embargo, tengo un loco con un cuchillo en mi rostro amenazándome con desfigurarme si no lo ayudo, pero no tengo idea que hacer, porque no quiero al idiota de Fernando en la presidencia, además creo que todo empeorara para mí mal por querer jugarme al héroe, entonces estoy contra la pared, ¿Entrego a la chica o no?

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