Digamos que eso no fue tan así como yo pensaba. Habían pasado ya casi dos semanas en donde, efectivamente, se aprobó la propuesta y estábamos full de trabajo, era todo lo que habíamos querido y finalmente cuando llegó… yo era miserable. La primera semana, teníamos reuniones casi todos los días en donde yo veía a Brandon de lejos y cuando se me acercaba yo inventaba una excusa antes que llegara siquiera a hablarme.
Me escribió un par de mails de trabajo a los que yo respondía muy profesionalmente, y de repente todo iba bien…. o al menos eso creía. Porque cuando yo bajaba la guardia o empezábamos a ser bien cordiales… el hombre volvía a hablar de lo mismo, cuando mencionaba algo de salir a tomarnos el mencionado café o cenar, yo simplemente no respondía. ¡Dios mío! ¡Qué hombre tan persistente! No podía verme o escribirme sin sacar a relucir el estúpido café, una copa en un bar de la esquina, una cena, una merienda, y pare usted de contar las posibilidades de salidas sociales.
Yo simplemente decía que había olvidado totalmente responderle, pero que pronto lo haría. Una completa mentira. No tengo ganas de responderle, y si le respondo sería no. Lo peor es que su cara era de completo desconcierto como si yo le hablara en otro idioma, de repente bien olvidado.
Él seguía acercándome hacia mi contento, hasta que después de varios intentos, dejó de hacerlo. Yo sabía que era un hombre inteligente, pero debo reconocer que le costó un buen tiempo entender la indirecta de “no gracias no quiero salir contigo por nada del mundo”. Supongo que no está acostumbrado a un simple rechazo de una tonta empleada, nada importante que era la niñita con la quien jugaba, y después la adolescente de quien se reía. ¡Imagínense nada más! La cerdita del colegio, ahora SU empleada, rechazándolo para salir a tomar algo con él. Debe ser terrible para él.
Ahora solo se quedaba ahí, mirándome serio, con el ceño fruncido y los labios en una fina línea, debo decir que me intimidaba y por un momento temí poner en riesgo el proyecto, y por qué no, mi trabajo. Ya estas alturas honestamente no sé si quería trabajar para él, sentía una especie de asfixia de saber que lo vería casi todos los malditos días.
La verdad es que yo no le di ninguna explicación y quizás fui muy infantil al evitarlo y hacerle una especie de ley del hielo. Pero entiéndanme, estaba desesperada. Verlo todo el tiempo era una tortura. Para hacer todo peor, recibía mensajes tiernos de Annie invitándome a eventos de preparativos de su boda, por alguna extraña razón quería mi consejo en cuanto a la decoración del lugar de la ceremonia.
Yo no soy una diseñadora de gráfica, si acaso llego a diseñadora gráfica. Pero no, ella insistía que quería ayuda con las tarjetas, con los carteles y que recordaba que era buena diseñando. Yo le daba largas al asunto. Me daba pena, pero qué iba a hacer.
Yo me enfocaba en el trabajo y luego de que la interacción con Brandon se tornara más incómoda, a la segunda semana hice todo lo posible para que la relación con él cayera sobre mi compañera Katie, estrategia por la cual, dicho sea de paso ella estaba muy feliz. Katie se le acercaba, le colocaba el escote cerca, creo que si podía se le sentaba en las piernas osadamente, jugaba con su cabello y le mandaba indirectas sexis como que estuviera en una discoteca.
Era entre cómico y absurdo de ver, yo al menos me reía, lo peor es que quizás tenga éxito, Brandon se ve el tipo de hombre que le gustaría una mujer así, bella, exitosa, con un buen cargo, un buen cuerpo.
No me pasaban desapercibidas las miradas de él, su expresión decepcionada, como me buscaba con la mirada cuando entraba, como negaba con la cabeza cada vez que yo me alejaba de él. Se veía molesto, parecía no saber qué hacer conmigo. Dejarme en paz era una excelente idea, digo yo, solamente. Francamente, no sé qué quiere hablar conmigo, y no lo quiero saber. Yo me iba contenta al galpón a ver los materiales y empecé a armar un draft con algunos diseños e impresiones en tamaño real. Si este era mi lugar, tranquilo y lejos de las reuniones formales, una especie de guarida, feliz y sola. Era ideal.
Estaba básicamente llena de tierra en mi jean, me encantaba estar probando como serían los estands de las empresas en ese evento en el hotel, así que era un trabajo más manual y en exteriores, cuando escuché la voz que menos quería escuchar. El mundo se me vino abajo. Maldije mentalmente mi suerte. ¿Quién demonios le daría esta dirección? ¡Nadie viene aquí! Claro que él… es el nuevo CEO. Es decir, tiene acceso a toda la información de la empresa.
—Con que aquí es donde vienes a huir y te mantienes escondida— genial, no anda con cortesías ni miramientos, va directo al grano. No me quiero ni voltear, pero finalmente lo hago.
Atino a escribirle a Liz que por favor me llame lo antes posible, en cuanto lea este mensaje, simplemente para fingir una llamada. No me abandones Lizzie. Cuando volteó a verlo está más atractivo que nunca, si eso es posible.
Su abrigo está colgando de su brazo y la camisa blanca parece que se la hubiesen cosido ahí mismo sobre su torso, ligeramente abierta, dejando ver su cuello y el comienzo de su pecho musculoso. Es tan elegante que parece un espejismo, no pertenece a este lugar. ¡Genial! ¡Maravilloso! ¡Espectacular!, y yo parezco una pobre mujer sin hogar, viviendo en la calle, acostada sobre un cartón compartiendo mi comida con las palomas. ¿Es que busca estas ocasiones especiales?
—¿Esconderme?... no, no está claro que no. Aquí es donde ocurre el trabajo que nadie ve, el verdadero trabajo se podría decir—le digo de forma simple y trato de sonar convincente, y principalmente calmada. Él observa los muebles que tenemos en exposición, las muestras colores, las pinturas y sonríe, como si le gustara el lugar. Observo que él me mira de arriba a abajo con una expresión difícil de entender. Supongo que debe ser por mi atuendo poco favorecedor, nada que ver con las chicas lindas de la oficina con sus falditas, blusas ceñidas y ni decir Katie que anda en plan lanzarse de lleno al nuevo CEO.
—¿Sabes? Realmente me alegra que te hayas dedicado a esto, creo que te ha gustado desde hace mucho tiempo. Siempre has tenido un buen ojo para las combinaciones, proporciones, los colores… una vena artística se podría decir. Estoy seguro de que eres una diseñadora fantástica Ady— dice y mira a la pared y se ríe un poco, como si su cabeza estuviera en otra parte ¿qué demonios le pasa?
—Recuerdo como recolectabas conchas de mar para decorar la casa, y el cuidado que ponías al hacer una carpa con libros en la habitación. Mamá tiene aún un adorno que hiciste con conchas de mar y piedras— dice volviendo a sonreír mostrando sus labios y dientes blancos despampanantes, como si fuera un recuerdo agradable.
—Aunque me sorprendió bastante que no fueras a la universidad, es una verdadera lástima… nunca lo pensé— dice y yo lo vuelvo a ver sorprendida —Lo vi en tu CV— dice a modo de explicación y me siento avergonzada. ¿De verdad tiene que sacar ese tema? Me parece que es una falta tremenda de tacto. No me gusta hablar de ese tema, fue un duro fracaso para mí, siento que me sonrojo. No digo nada más, sigo acomodando las cosas, que no necesitan acomodarse, pero tengo que distraerme con algo.
—No entiendo por qué, eres muy inteligente, seguro cualquier universidad estaría contenta de aceptarte. Cuando te vi entrar en la oficina… estaba casi seguro que eras la jefa de diseño, quizás teniendo un posgrado o tu propia oficina… al menos es lo que yo esperaba de ti— exclama. No me dice esto con un tono de acusación, sino más bien curiosidad.
Igual, me lo tomo mal, como si él estuviera decepcionado ¿Quién es él para decepcionarse de lo que hice o no con mi vida? Claro, él completó sus estudios y más… y yo soy solo una empleada aquí, sin nada en especial, sin forma de ascender mucho más que trabajar más y más. Me gustaría salir corriendo de ahí o decirle sus cuantas verdades, pero es el CEO, el jefe supremo de la empresa en donde trabajo, y necesito mi trabajo.
—Tuve muchos problemas en el colegio… me enfermé y no pude asistir a todas mis clases, finalmente no pude entrar a ninguna universidad— confieso de forma seca y fría, como si no fuera una gran cosa, pero espero que con eso deje el tema. Él suspira y parece afectado con lo que dije, se acerca más a mí.
—Ohhh… siento mucho oír eso. Yo… espero que ahora estés mejor, realmente espero que estés bien Ady… yo no… no lo sabía. Debe haber sido muy difícil para ti. ¿Estás mejor? Yo te veo muy bien— dice de repente y parece avergonzado, así que continúa hablando, solo se podría decir —Y la verdad es que…no es muy tarde, ¿sabes? Siempre puedes volver, mejorar, superarte— claro, claro ¿con qué dinero? ¿Con qué tiempo?
Mi familia no es millonaria como la de él, tengo facturas que pagar, tengo que vivir de algo. Tengo que trabajar. Finjo otra sonrisa y asiento, y rezo mentalmente para que se vaya. Mejorar, superarme… como si ahora fuera un verdadero fracaso. Afortunadamente, él es realmente un hombre inteligente porque ahí mismo cambia de tema.
—Entonces… ¿Te estabas escondiendo? ¿Me estabas evitando?—dice apoyándose en el escritorio donde estoy trabajando parada, cruza sus brazos en su pecho —¿Sabes? Nos conocemos desde hace mucho tiempo… creí que esta era una buena oportunidad para recordar los buenos tiempos— sugiere buscando mi mirada. ¿Qué buenos tiempos?
—Es solo que estoy muy ocupada—contesto fríamente y él vuelve a suspirar. Siento como se inclina para hablarme más de cerca.
—Es un trabajo importante, sin duda. Y Mike tiene mucha confianza en ti, eso es seguro.... Sin embargo, tienes una vida fuera del trabajo ¿no?— ¿Qué demonios insinúa? —La boda de Annie es en pocos meses y ella está muy contenta, me dijo que te había pedido que seas del grupo de damas de honor— señala. Claro, como si no fuera suficiente verlo en el trabajo, también lo tendría que ver los fines de semana.
—Oh sí… pero le dije que mejor incluyera a sus amigas más cercanas, quizás de la universidad o de la oficina, amigas que hayan estado más unidas a ella últimamente— replico sin verlo, siguiendo con mis cosas ¡Que francamente no sé ni que hago! He colocado estas carpetas de todas las formas posibles, debo verme como una completa desquiciada.
—Sí claro… es solo que las damas de honor tienen que ser mujeres solteras y casi todas sus amigas están ya casadas. ¿Lo entiendes? Y claro, ella te adora, siempre has tenido un lugar especial para ella, es obvio que te quiera tener cerca en su gran día— señala él de hecho. Genial, yo soy la amiga solterona, gracias por echármelo en cara, ¡soy muy joven aún! Grito internamente. ¡Lo que me faltaba!
—No estás casada, ¿verdad Princesa?— yo niego lentamente con la cabeza, enfocándome ahora en la computadora. ¡Demonios Liz! ¿Cuándo va a leer mi mensaje? ¿Cuándo me va a sacar de este atolladero?
—¿Y tienes novio?— pregunta él con voz baja como con duda. Por supuesto, también tenía que preguntarme eso, ¿cuál es su objetivo? ¿Reírse de que no atraigo ni moscas? Dios mío que termine esto pronto. Esto es francamente el colmo de la humillación. Repito… ¿Este hombre no tiene nada qué hacer?
—No, no tengo—espeto fríamente y él tiene una expresión extraña.
—Bien, bien… le diré entonces a Annie que eres la candidata perfecta para su grupo de damas de honor. Ahhh y que no necesitas entonces una invitación de acompañante, iras sola a la boda— dice como si fuera el hecho más claro del mundo: Adelaida, la sola, la solterona, la que no atrajo ni enfermedades, nada. Fantástico, realmente fantástico.
¿Había necesidad de remarcar eso? Adelaida la tonta, nerd y sin pretendientes. Pareciera que se metió en mi cabeza y buscó mi peor pesadilla y la está haciendo realidad. Nos quedamos en un incómodo silencio, es obvio que yo no quiero hablar y él no sabe qué más decir, se queda ahí, a metros de mí, mirando alrededor. Parece nervioso, no tengo la menor idea de por qué.
—Ady… no sé qué sucedió, juro que estoy un poco perdido aquí…pero yo simplemente… bueno, es todo muy raro, juro que estoy perdido… pero…solo me gustaría que habláramos, sé que estás muy ocupada… pero si solo tú me hablarás y me dijeras qué sucede, me ayudarás un poco yo…— empieza a decir él de forma atropellada cuando escucho el timbre de mi teléfono ¡Salvada por la campana! Le doy una mirada de —tengo que tomar esta llamada— y atiendo mi celular.
—¿Ami? ¿Qué sucedió? Me escribiste, pero estaba en clases, ahora si… dime, para que soy buena— escucho a Liz al otro lado de la línea y empiezo a improvisar de una forma que merezco un Óscar.
—¡Oh dios, no lo recordaba! ¡Gracias, gracias por avisarme! Si si lo entiendo… lo entiendo, no puedo perderme esta llamada, claro… estoy de acuerdo con usted— digo con todo apresurado, comienzo a tomar mi computadora y mis cosas. Él me mira expectante con cara de niño que se le espichó un globo.
—No sé dé que hablas, pero… ok, en lo que te pueda ayudar, siempre puedes contar conmigo para llamadas de mentira. Te quieroooo— dice Liz al otro lado del teléfono riéndose.
—Si si, lo sé… es vital esta llamada. Ya me voy a conectar a la llamada… no no no no no faltaría por nada del mundo, más bien gracias por recordar, he estado con muchas cosas con el nuevo cliente, además tenemos un nuevo jefe y tú sabes, cambios, cambios, cambios y casi no tengo tiempo para nada más…— indico y sin soltar mi celular me dirijo hacia él
—Lo siento, tengo una llamada super importante de un posible proveedor en… en Japón y tengo que atender. Lo siento mucho— le digo y me escapo a una esquina en una mesa y finjo conectarme a una videollamada, colocándome mis auriculares inclusive. ¿Japón? No se si fue una genialidad o una completa ridiculez. Lo veo irse cabizbajo rápidamente. Genial, ahora mi lugar seguro ha sido descubierto.
Tengo que pensar en una nueva estrategia.
¡Demonios y recontra demonios! Pienso mientras manejo camino a mi casa, mis manos sosteniendo el volante cuál demente. He trabajado como loca para este proyecto y aún no han pasado más que algunas semanas desde que comenzó, parece una eternidad y ya estoy completamente agotada. Al azar, voy cambiando de lugar de trabajo, a veces la oficina, otras veces en el depósito e incluso aprovecho si hay que ver a algún proveedor o alguna exhibición, solo para no estar con él cara a cara. Soy capaz de viajar y cruzar la mitad de la ciudad si es necesario. En resumen ando de un lado para el otro ¡Solo por evitar a un hombre! Debería estar concentrada en hacer mi trabajo lo mejor posible para que Mike vea mi trabajo, para que reluzca, para que llame su atención, mostrar que soy una buena diseñadora, que merezco un lugar en la empresa. Creo que hago un buen trabajo, pero sin duda el hecho de no tener un flamante título me resta importancia, pareciera que eso es lo único que le importa a esta gente,
No sé ni cómo lo hice, pero luego de semanas de trabajo finalmente tenemos un par de pequeños comienzo, un ejemplo de diseño para presentarle al cliente. Tengo un borrador con alguna información, ejemplos de colores, algunas imágenes de referencia. No tienen idea de como me he esforzado, he estado casi día y noche en la oficina y por momentos pensé o más bien dudé de que todo sea en vano. Los ojos me duelen de estar tanto tiempo en la pantalla, sin descanso. Mi compañera Katie no ha hecho básicamente nada, además de dar algunas ideas y “corregir” todo lo que hago, solo para dejarlo tal como estaba antes. Por otra parte, Brandon, debo reconocer que ha intentado ayudarme, le ha gustado lo que ha visto de los primeros ejemplos y todas las opciones, pero generalmente le he dicho amablemente qué gracias, pero no gracias a su ayuda. Me da una mirada frunciendo su ceño, claro que si necesito ayuda ¡estoy haciendo esto casi sola! Pero no la quiero de él. No quiero que piense que somos ami
—Como siempre muy callada… al menos que estés hablando con otras personas, claro está. Tienes palabras para todos menos para mí. O al menos muy justas para mí. Lo estrictamente necesario… se podría decir, ¿no?— dice, no sé si hablando conmigo o para sí mismo. ¿Qué le sucede? Está sin su chaqueta, la camisa no tiene corbata y los botones de arriba están desabotonados. No tengo forma de salir sin ser tan obvia. Quizás…. quizás debería afrontar esto, hablar, escuchar lo que él tenga que decir de una buena vez. Quizás salir de esto y cerrar el tema cuanto antes. Manejar la situación para que él deje de insistir. No es la opción que más me gusta, sigo pensando, quizás se aburra de perseguirme, aunque no parece el caso. —¿Qué haces aquí, Brandon?— él coloca sus manos en sus bolsillos y sigue aproximándose hacia mí, se queda a pocos pasos y empieza a ver el lugar donde estamos. —Yo… quería felicitarte. El cliente está muy contento con lo que has mostrado. Tienes mucho potencial Ady. Siem
Ayer fue completamente un borrón en mi mente. Recuerdo haber llegado a la mesa con mis compañeros de trabajo y mi jefe y decir algo como que tenía que irme a casa sin dar muchas explicaciones de qué o por qué, y a nadie tampoco le importo mucho. Brandon no volvió a contactarme de nuevo y fue realmente un alivio, honestamente pensé que su acoso iba a ser más insistente. Quizás estaba demasiado borracho para siquiera recordar lo que hizo.Llegué a casa cansada de correr, de huir básicamente, me bañé y me acosté, pero eso no fue todo. Por más cansada que estaba, me quedé como un zombi toda la noche, pensando en qué demonios ocurrió. ¿Será que tomé mucho anoche? No, realmente no tomé. ¿Estaré alucinando? Mi mundo se había vuelto de cabeza, así que toda opción por improbable que fuera, seguía compitiendo en la carrera de locos. La peor parte es que sé que yo estoy aquí, desvelada, pensando en ese beso… cuando él debe estar acostado tranquilo, durmiendo a pierna suelta… o quizás ya con una
Mi cita y el rubio Brandon se ven el uno al otro, como confirmando que si, efectivamente, están ambos ahí, en el mismo lugar, por la misma chica. Uno vino porque me preguntó si quería salir con él… el otro aparentemente vino a disculparse por el beso, obviamente, dijo que no era caballeroso, pero la realidad es que sé como va todo. Se disculpará y dirá que es el vino, el culpable de todos los males. A todas estás ¿Cómo sabía donde vivía yo? Si les soy muy muy honesta… la verdad es que no tengo ganas de escuchar sus disculpas: tomé mucho, no sabía bien qué es lo que estaba pasando, una cosa llevó a la otra, pero… finalmente, lo que todos sabemos, no debió haber sucedido. Lo siento pequeña princesa Adelaida, eso fue solo un error, un pequeño y tonto sueño. El hombre aquí en cuestión viene a admitirlo. Duro muy poco el sueño. Él nunca debió haberme besado así. —¿Y tú… eres?— pregunta Brandon señalando a mi vecino con evidente desdén, molestia y me atrevería decir, enfado. Supongo que po
Qué día tan endemoniadamente raro he tenido, pienso en la noche cuando me acuesto. Ha sido un día largo, pero provechoso. Tuvo sus partes buenas, otras… realmente poco fuera de lo común. Ya era suficientemente raro con que tuviera una cita. Me había bajado una que otra aplicación de cita, para luego de varios desastres, eliminarlas de forma contundente. Yo estaba convencida era que…yo quería algo genuino, una relación de verdad… ¿Era demasiado pedir? Pues parecía que no tanto porque con Robbie todo fue muy bien… extrañamente genial. Hubo buena conversación, miradas intensas, sonrisas, risas, buena comida, aprendí de su vida y tiene una personalidad sumamente agradable. Robbie era simpático, sin ser exagerado, atractivo, y parecía ser buena persona, un buen hombre. Quizás si fuera más abierta, o más delgada, o más rubia, o más alta, o con menos carnes, o menos curvilínea en ciertas áreas, o hablara más, o si de repente tuviera más amigos, o hubiese ido a la universidad, o fuera a más
—¿Entonces? ¿Qué tal fue la cita?— me pregunta Lizzie desde el teléfono —Creo que bastante bien, fuimos a un lugar bastante sencillo, nada especial, pero me reí mucho. Robbie es muy agradable, además tiene ese aire bohemio que me agrada— le cuento a Liz. —¡Que bien! Nada que ver con tu ex amigo de la infancia, francamente ha sido todo muy casual reencontrarte con él después de tantos años— Casual… más bien ha sido un tormento. —Exactamente. Aunque debo decir que aunque fue una de las mejores citas que he tenido… no sé bien qué pasará con Robbie. No sé… puedo equivocarme, el beso fue lindo cuando nos despedimos... Quizás espero más de lo que debería… solo fue una cita. Ahora de Brandon… sí que estoy totalmente perdida, desde hace algún tiempo no pensaba en él y ahora se aparece por todas partes, parece una pesadilla de terror, como un payaso apareciendo en todo momento— —Es muy extraño que te haya ido a buscar. Por cierto, ¿Cómo sabe donde vives? ¿Realmente se arrepentiría del bes
Los Clark me reciben con mucho amor solo de verme y me hacen sentir mal de haberme alejado de ellos por tanto tiempo. Eva, la mamá de Annie, y Annie misma estaban felices de que yo estuviera con ellas, y no dejaban de hacerme preguntas y de abrazarme. Annie estaba tan feliz de verme y de que haya aceptado ser parte de su cortejo de damas de honor o como yo le digo cariñosamente, damas de horror; de una manera tal que obviamente no me pude retractar. Me dijo que una de sus amigas no iba a poder estar así que su vestido era mío, solo necesitaría unos arreglos. Yo veía al resto de sus amigas, algunas más altas o más bajas, pero ninguna con mi cuerpo, tal como dije, eran todas flacas, bronceadas y en su mayoría rubias. Mi hermana Fernanda también estaba y me daba miradas despectivas, supongo que ella ya debe haber dejado de comer días porque estaba particularmente flaca de lo normal. Tiene un vestido corto enseñando sus piernas, tacones, sacó sus mejores ropas y está muy maquillada. Al