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Capítulo 3: Princesa

Habían pasado aproximadamente siete años desde que nos vimos la última vez, o al menos desde que yo lo vi de lejos en la graduación de Annie… y sí que había cambiado. Envejecido para bien, por supuesto. 

Su cabello rubio oscuro estaba cuidadosamente peinado hacia atrás, tenía un traje fantástico y a la moda, un reloj caro en su muñeca y sus rasgos eran masculinos y hermosos. Sus ojos castaños que había querido tanto desde niña me miraban con una expresión casi alegre, tenía pequeños destellos dorados en sus pupilas que me encantaba admirar. 

La sonrisa que me daba era arrebatadora, con unos dientes perfectamente blancos, era muy expresivo como si me hubiese encontrado dándome una gran sorpresa. Su espalda era ancha, podía ver sus brazos musculosos bajo su traje y su voz era encantadoramente grave y masculina. Sí, era un hombre que podía tener lo que quisiera en esta vida solo con extender su mano. Era sexy, con dinero, estudiado, todos deben haberse enloquecido cuando él entró, Brandon era un sueño hecho realidad. Un ejecutivo soñado, un hombre por el que muchas mujeres matarían. Y ahora… estaba en la oficina donde yo trabajo.

—Adelaida…— me trajo a tierra mi jefe y yo nerviosamente voy a recoger el papel, Brandon intenta tomarlo desde su asiento, pero yo se lo arrebato rápidamente, él me mira confundido. Sudando me siento en la silla y pido disculpas. Dios… debo verme horrible. ¡Me arrepiento de tantas cosas hoy!

—¿Ustedes se conocen?—pregunta mi jefe amablemente mirando a Brandon y luego a mí, señalándonos. Supongo que nuestro extraño encuentro fue más obvio de lo que pensé. Esto va de mal en peor, mi jefe no suele ser tan metido en cosas ajenas, pero su mirada no sé… me parece muy curiosa. No ayuda tampoco la forma en que Brandon me ve.

—Si somos amigos—dice él mientras yo al mismo tiempo digo —Somos conocidos— Brandon me mira extrañado, de reojo lo veo arrugando el ceño como si no entendiera por qué dije eso por lo que yo aclaro. 

—Nuestras hermanas son amigas, así que nos frecuentábamos, cuando éramos niños. Digamos que nuestras familias se conocen— explico de forma nerviosa, intentando evitar verlo. Por un carraspeo de su garganta supongo que no le gustó lo que dije. ¿Acaso es mentira? 

—Mmmm… interesante — dice mi jefe y yo reparó en que la reunión es pequeña, solo Brandon, Mike y una de las mejores diseñadoras estrella, Katie, quien obviamente mira a Brandon como si él fuera un caramelo de chocolate, que lo es ¿A quién engaño?. Yo literalmente ni lo miro, observo a mi jefe, fija como si fuera un robot, con miedo a intercambiar una mirada con el hombre del que vengo huyendo desde hace años. Creo que ni parpadeo, pero sudo profusamente y me arrepiento tanto de no ir al baño

—Bien, entonces creo que ya todos conocen al señor Clark eque es nuestro nuevo CEO, y desde la empresa que compró Atalant, trajo a un conglomerado de clientes que han hecho varias inversiones en el estado y que desean que les hagamos una propuesta de servicios. Particularmente están interesados en nuestros servicios de diseño. Creo que no tengo que decirles que es importante que hagamos el trabajo bien, que los sorprendamos… es una oportunidad única —indica con orgullo. 

Yo me quedo en shock intentando lo mejor posible no parecer sorprendida ¡Que me lleve el demonio! ¡Esto no puede ser! ¿Él…? ¿Él es el CEO? ¿Es broma? ¿Es una estúpida y loca broma? ¿Es una cruel broma del destino? ¿Por qué tiene que pasar esto? ¿Por qué me tiene que pasar a mí? 

Mientras tanto yo tengo esta crisis interna donde me gustaría gritar, llorar, patalear y tirar cosas, escucho en el fondo a mi jefe que empieza a explicar las fortalezas y bondades del equipo, mientras yo extiendo los archivos que imprimí como un autómata y puedo notar como Brandon tiene su mirada puesta en mí cuando me levanto de mi silla. Dios mío por favor que no me mira. Si pensaba que era un cerdito antes… ¿Qué pensará de mí ahora? Por favor que esta reunión termine lo antes posible, ruego a dios. 

Yo que pensaba que mi día iba a ser grandioso, esta no es la oportunidad que esperaba. ¿Brandon CEO aquí? ¿Es que no hay otras empresas en el mundo? ¡En la misma ciudad han centenares de empresas mucho más grandiosas que esta! 

La reunión es increíblemente larga o al menos yo lo siento así. Brandon explica con mucha seriedad y pericia los objetivos de los clientes que representa la empresa que compró Atalant. Y los proyectos son grandes, realmente grandes. Tanto que no creo que este pequeño equipo pueda dar todo lo que esperan, menos de una mínima área de diseño. Realmente debe agradarle mi jefe y causar una buena impresión. Concluimos entre todos que lo mejor es empezar por un proyecto pequeño, en el centro de la ciudad, un hotel que va a organizar un evento y quiere que desarrollemos la marca, avisos y parte de la publicidad, para probar y luego extendernos a proyectos más grandes. 

Brandon luce tal cual imaginé que sería de adulto, es serio, inteligente, calmado, con una voz profunda, unos gestos agradables, muy profesional, un verdadero jefe y CEO. Cuando hablan todos lo observan con admiración, ahora él es el jefe de todos y lo deja claro con su presencia, que tiene experiencia, que es bien estudiado, que es creativo, brillante y que él es el jefe, el que manda aqui. Brandon exuda poder, control, profesionalismo, es el señor de todo esto, el dueño de todo y de todos. 

Estoy especialmente concentrada en todo lo que mencionan, analizando todo solamente para huir de su mirada y olvidar que él está aquí. No sé cómo pretenden que hagamos un trabajo tan exigente, un equipo tan pequeño y si se quiere, reciente, si acaso estamos empezando. La buena noticia es que, sí…, mi ayuda va a ser necesaria. Algo bueno puede salir de todo esto, pienso, tratando de ser positiva. Pero sin duda se requerirá de muchas otras personas, así como de investigación, nuevos proveedores… un trabajo de locos.

—Creo que sería excelente que Katie y Adelaida llevarán este proyecto, si usted está de acuerdo las colocaré a ellas en la propuesta como las diseñadoras principales, tienen experiencia, creatividad, buen trato con clientes, estoy seguro de que los clientes quedarán complacidos y el trabajo superará las expectativas de todos—menciona mi jefe y yo me quedo en shock. Por un segundo escucho un profundo silencio, no no no no puede ser real.

—Es una idea excelente, estoy emocionado por ver este trabajo de cerca Mike… es muy importante para mí estar en los pequeños detalles de como funciona la empresa—afirma Brandon y aunque no quiero volver a verlo, algo me dice que se dirige a mí, mientras que yo juego a que él no existe.

—Ehhh… pero, ¿no sería mejor incluir a Dave o… o a Marilyn… quizás Debbie?—masculló yo nerviosa, todos se me quedaron mirando sin entender por qué dije eso. Trágame tierra.

Katie se ve hasta ofendida, es de esas compañeras de trabajo que ni me ve o me considera inferior. Pero ella no es el problema ¿Cómo se los explico? Muero por tener esta oportunidad pero no con este cliente, no en este proyecto. Significaría que Brandon estará metido, respirándome en el cuello a cada momento. Infinitas reuniones con él, por varios meses. 

—Pensé que estarías contenta Adelaida con esta selección… tienes meses pidiéndome que te dé una oportunidad. Además, Dave y Marilyn están comprometidos con otro proyecto, Debbie está por salir de permiso de maternidad y además creo que aprenderías mucho de Katie— señala mi jefe con un mal tono. Sonó más a regaño de lo que debería y yo solo coloco mi boca en una línea y asiento. No sé ni qué decir.  De reojo puedo ver como Brandon me ve con el ceño fruncido ¿Qué demonios le molesta? 

—Muy bien, tendremos la propuesta lo antes posible señor Clark, trabajaremos en ella inmediatamente… y una vez más, nos sentimos muy contentos de que esté tan interesado en nuestro equipo, sea una vez más bienvenido a Atalant—dice mi jefe levantándose y extendiendo su mano a Brandon. 

Yo me quedo un poco anonadada de lo que acaba de suceder, francamente es entre bueno y malo, muy malo. Hay una buena oportunidad, pero conlleva enfrentar a mi peor miedo, alguien que me hirió mucho. Aunque… capaz Brandon debe tener muchas responsabilidades ¿no? 

Brandon está parado frente a mí, radiante con su sonrisa que parece bastante sincera. Como si estuviera realmente feliz de verme, casi esperando que yo lo abrace. Lamentablemente no es mutuo.

—Princesa… —me dice ensanchando su sonrisa, se ve encantador y mis rodillas tiemblan. Sus ojos brillan, veo su rostro de cerca que ahora es más hermoso que nunca.  Si es posible, creció muchos más centímetros y además su espalda se ensanchó. Parece una broma cruel del destino.

—Adelaida—le corrijo mirando de un lado a otro, mi jefe y Katie están hablando a un costado, no sé si lo oyeron. Es ridículo esto. ¿Qué le pasa a este hombre? Tiene años sin verme, sin buscarme, sin saber de mí y de un día para otro aparece en la puerta y somos mejores amigos por siempre ¿Qué rayos?

Genial, viene a usar el apodo que me decía cuando era una niña, cuando estábamos haciendo castillos de arena y le decía que yo era la princesa del castillo, del imperio, del reino o lo que sea. Él decía que era el caballero, cuidándome a mí y al castillo. Yo decía que mi nombre parecía de princesa, compréndanme, era una niña tonta.

Mi nombre más bien es demasiado poco común, no sé ni para qué me lo pusieron, yo creo que mis padres ya estaban en contra de mí desde que nací, es decir, a mi hermana le ponen Fernanda un nombre perfecto y común y a mi Adelaida que parece de dos siglos atrás ¿Es broma? Ahora, por qué él tiene que sacar esto, francamente no lo entiendo. ¡Qué tontería, estamos en un ambiente laboral! 

—Adelaida… — Corrige él un poco extrañado, como si pensara que me iba a agradar, que me diga como me decía cuando teníamos diez y siete años. Realmente él esperaba que yo lo recibiera con los brazos abiertos, que hiciera un baile. ¡Claro! El chico que destrozó mi vida, mi autoestima y mi corazón ahora viene después de siete años y es mi jefe, el jefe de toda la empresa donde hace rato lucho por tener un lugar 

— Es un gusto verte… de verdad me agrada encontrarte aquí… quizás podríamos hablar un rato, ¿tomar un café? ¿Ponernos al día luego de todos estos años? ¿Te parece? Aún no entiendo como ha pasado tanto tiempo sin que nos veamos, realmente es increíble, ¿no?—indica confiado, su sonrisa es cortés, pero se acerca a mí como si fuéramos amigos, mucho más cerca de lo que debería. Puedo ver en su cara que él está convencido de que vamos a salir a tomar un estúpido café, como si fuera lo más normal del mundo, como si yo estuviera obligada a decir que sí. 

Yo empiezo a enloquecer y a dar pasos atrás como si él fuera un fantasma, un atacante, una sombra perversa. Pero pienso… una cosa es mi trabajo, y otra muy diferente mi vida personal ¿No es así? Si él dice que tengo que ir a una reunión, hablar con un cliente, está bien, es mi trabajo. Tomar un café fuera de mi horario de trabajo y de la oficina… no es algo laboral. No señor. 

—Ehhh… yo… mmm… mi jefe justo dijo que tendríamos que empezar la propuesta… la que usted necesita. Usted mismo dijo que la precisaba cuanto antes sea posible, ¿no? Para ayer básicamente—él me sigue mirando como sorprendido, ¿se dará cuenta de que le estoy dando cualquier excusa? 

—¿Usted? ¿Por qué me dices así? Ady…soy yo Brandon… el Brandon de siempre— exclama algo perdido inclinando su cabeza a un lado para verme mejor, yo varios centímetros más pequeña que él. Noto que en cada expresión que hace está cada vez más confundido y cada vez luce más endemoniadamente hermoso.

—Brandon… si… ehhh… es que estoy ocupada, hay cosas que hacer por aquí, no quiero descuidar mi trabajo, es importante para mí— digo yo ahora sin formalismos a ver si me entiende. Como todos los hombres como él, todo tiene que ser como él quiere. Pues así sea.

—Ohh, claro. ¿Quizás cuando salgas de la oficina? Te puedo esperar. De hecho, muy cerca de aquí hay un café realmente bueno…  podríamos quedarnos un rato hablando el tiempo que puedas y luego podría llevarte a tu casa ¿Qué te parece?—me pregunta acercándose más a mí —¿A qué hora sales? Creo que tenemos mucho de qué hablar ¿No crees? Me encantaría saber que ha sido de tu vida—indica como haciendo un punto, parece muy decido a que hablemos… ¿No tiene nada qué hacer? 

—Lo siento, creo que hoy saldré muy tarde. Tengo mil cosas que hacer… somos un equipo muy muyyy ocupado,… a la noche con seguridad saldré cansada y directo a casa. Y si me disculpas… mejor me pongo a trabajar en ello. Ehh… ummm… adiós—indico y salgo corriendo de la sala de reunión sin mirar atrás, como una gran cobarde, no lo voy a negar porque lo soy.

En lo que puedo me voy al baño corriendo y constato que estoy más desaliñada de lo que pensé. Genial lo que me faltaba, otra vez Ady la fea desastrosa. Aunque para él yo era un cerdito, así que, ¿qué más da? Ni que me haga una cirugía plástica, no voy a cambiar por él, soy lo que soy.

El resto de la tarde estuve en mi escritorio haciendo la propuesta yo sola, Katie dio algunos tips cómo resaltar su curriculum personal, pero nada más, me parece que ella no va a ser de gran ayuda. Era casi ya la hora de salida cuando se la envié a mi jefe para que hiciera las últimas correcciones. 

En cuanto llegué a casa me bañé y me coloqué mis pijamas rápidamente y me metí a la cama con un bol de palomitas de maíz. A veces intentaba hacer dietas, la mayoría sin resultados, pero hoy, hoy me merecía de todo. Rápidamente, encendí mi televisor y me dispuse a ver una serie, si, no hay nada que un lindo actor no pueda solucionar.

Al rato recibí un mensaje de mi mi compañera de departamento Liz quien está visitando a sus padres por unos días en otra ciudad, algo que suele hacer. Su familia es agradable, tiene mucha suerte. Le conté un poco de lo que sucedió hoy, ella sabe absolutamente todo de mi crush y tormento con Brandon y me prometió una buena charla con helado en cuanto volviera. También se molestó de que viera series sin ella.

Aproveché también de escribirle a Billy, nuestra amistad es de lejos con videollamadas, con envíos de meme casi diarios, pero cuando viene a visitar a los Clark, salimos, vamos a bailar y a cenar y es como si el tiempo y la distancia no pasarán. 

Él no sabe de mi pasado crush con su primo Brandon, pero si de lo que él hizo. Ellos no se llevan muy bien, supongo que Brandon es demasiado formal y —rígido— como Billy lo llama. Mi Billy es al contrario, la locura y el desenfado. ¿Cómo es un abogado exitoso? Aún no lo sé, no me lo imagino en una oficina seria. Efectivamente, me comenta que vendrá en pocos días. 

Aguanta Adelaida, aguanta un poco más, me digo. Esa noche no dormí, sino que mi cabeza daba vueltas pensando, cómo iba a esquivar a Brandon todos estos días. No sé ni por qué me preocupo, quizás ni lo vuelva a ver.

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