La puerta se abrió tan repentinamente que hasta tuve malestar.
—Eres una víbora, mujer — tras ver a Aiden, decidí irme de su lado—. No es la primera vez que intentas jugar conmigo. ¿Creíste que iba a caer en ese ridículo juego de nuevo? ¿Qué es lo que en realidad quieres? Has querido envenenar la mente y el alma de mi mujer, pero aún no sé con qué propósito. Esta vez te tocará dar la cara y soltar todo el veneno que traes.
Escuchar que se refirió a mí como su mujer me hizo sentir bien.
—Es una dicha volverte a ver. No sabes cuánto te he echado de menos.
Solo ver ese gesto tan vulgar y la mirada coqueta que le dedicó a Aiden me hizo hervir la sangre.
—Por lo visto, hoy te apareciste para hacerle la vida más difícil a tu hermana. Todo lo que haces solo me lleva a pensar que eres una envidio
Aiden—Un hombre, una mujer y una cama. Perfecta combinación. ¿No crees, cuñadito?—Vas a decirme todo; absolutamente todo lo que sabes.—¿Por dónde quieres comenzar?—Escuché toda la conversación que tuvieron y me interesa saber más sobre tu madre y lo que vivieron ustedes. Si tú interés es sacarla de donde está, yo puedo ayudarte, pero todo tiene un precio.—Respóndeme algo; ¿realmente estás enamorado de la mujer que mató a Rebecca? ¿Tu amor por ella es más fuerte que la culpa y el amor que dices sentir por tu hermana?Es la misma pregunta que me había hecho día tras día, de la cual he encontrado por fin la respuesta. No puedo cambiar el pasado. No puedo devolverle la vida. No fui el mejor hermano. Estuve desconectado de su vida y no pude guiarla o evitar que cometiera mil
RachelEl paso de los meses nos trajo cosas buenas, como también algunas complicaciones. Me intervinieron a las treinta y seis semanas de gestación, debido a que repentinamente, nuestra hija no estaba creciendo como era debido. El doctor había estado monitoreando mi embarazo frecuentemente, por esa razón decidió pautar la cesárea lo más pronto posible. La preocupación nos agobió demasiado durante ese tiempo, pero luego de tener a nuestra hija Alana en nuestras manos, la preocupación fue cesando, pues notamos que era una guerrera, una niña fuerte y, sobre todo, muy hermosa.Estuvo internada tres días en intensivo, donde tuvo la atención necesaria. Pese a eso, su estado actual es normal. El doctor nos recomendó que la lleváramos a un neurólogo, pues cuando nació tuvo una pequeña hemorragia en la cabecita, algo que según él y Aiden, a
RachelEl paso de los meses nos trajo cosas buenas, como también algunas complicaciones. Me intervinieron a las treinta y seis semanas de gestación, debido a que repentinamente, nuestra hija no estaba creciendo como era debido. El doctor había estado monitoreando mi embarazo frecuentemente, por esa razón decidió pautar la cesárea lo más pronto posible. La preocupación nos agobió demasiado durante ese tiempo, pero luego de tener a nuestra hija Alana en nuestras manos, la preocupación fue cesando, pues notamos que era una guerrera, una niña fuerte y, sobre todo, muy hermosa.Estuvo internada tres días en intensivo, donde tuvo la atención necesaria. Pese a eso, su estado actual es normal. El doctor nos recomendó que la lleváramos a un neurólogo, pues cuando nació tuvo una pequeña hemorragia en la cabecita, algo que según él y Aiden, a
—Es un gusto para mí conocerte, Srta. Lily. Me llamo Antony, pero me dicen Tony, así que me puedes llamar como gustes.—Que amable sujeto.—¿Por qué has dado la cara por Rachel? ¿Por qué apareciste justamente en el momento que pregunté sobre Rebecca? ¿Estuviste presente esa noche?—Por supuesto que sí.—¿Tuviste algo que ver con el asesinato de Rebecca?—Por supuesto que sí — cruzó las piernas y levantó la cabeza, demostrando que estaba muy interesada en el tema y mis preguntas.—¿Tu mataste a Rebecca?—Por supuesto que sí — su tono indiferente me llevó a insinuar muchas cosas.—¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste, Lily?—Porque se lo merecía.—¿Por qué se lo merecía? Tengo ente
—Déjala descansar. Ella necesita recuperarse. Le has obligado a traer a una criatura al mundo que no quería, solo por tu egoísmo. Eres igual a tu hermana, ambos están cortados con la misma tijera. Eres un maldito hipócrita que tampoco merece estar en este mundo. Pienso eliminar a todo aquel que represente un peligro para Rachel; y tú eres el primero en la lista.—¡Eso no es cierto!—Sí es cierto. Ella olvida muy rápido, pero yo no. Has querido vengar la muerte de tu hermana, haciéndole vivir un infierno a Rachel. Estoy segura de que, si la has traído aquí, es para darle el golpe final y quedarte con esa criatura. Lamento informarte que te has equivocado de culpable, pues si hay alguien que tenga la culpa de la muerte de Rebecca, esa soy yo. Fui yo quien la vio agonizar. Fui yo quien le arrebató la vida. Fui yo quien le dio el descanso eterno que se merecía
Durante la noche no dormí nada, no solo porque Alana no lograba conciliar el sueño, sino porque no podía dejar de pensar en ella. Según Tony, no podré verla por ahora, y es algo que me quema y me duele; en especial por saber que me guarda tanto rencor.Uno de mis empleados entró a la casa y en su rostro supe que algo estaba ocurriendo.—La hermana de la señora está aquí, señor.—¿Qué hace esa mujer aquí? Por lo visto, ha venido a buscar más problemas. Me ha sorprendido en el peor momento. Hazla pasar.No hizo más que entrar y mi mirada se posó sobre ella. Verla a ella hace que el pecho me duela tras recordar a Rachel.—¿Qué demonios estás haciendo aquí?—Relájate, hombre. No soy Mariana, soy Karen.—¿Se supone que te crea? Déjame adivinar, ¿
Se mantuvo pensativa por unos instantes, hasta que escuché su fuerte suspiro.—Espero que te quede claro que no siento ni un poco de lástima por ti, que si hago esto es por mi hermana, porque tal vez pueda servir de algo— se sentó en el sofá y se cruzó de piernas, moviéndolas de un lado para otro—. No todos tenemos la dicha de tener buenos padres. Siempre he pensado que debimos haber hecho algo muy malo en nuestra vida pasada para haber sido castigadas con unos padres tan crueles. En el pasado cargaba con un fuerte resentimiento hacia esos niños que eran esperados y bien recibidos por sus padres. No recuerdo que hayamos recibido un cálido abrazo, una caricia, un consejo o cumplidos por nuestros padres. Lo recibimos tanto de extraños que hasta se volvió una costumbre — bajó la mirada al suelo —. Nunca fuimos a la escuela, de hecho, nunca habíamos salido de la casa,
RachelDesperté por lo entumecida que sentía mis manos y piernas. No sé dónde me encontraba. Lo último que recuerdo es haberme acostado a dormir en los brazos de Aiden. La habitación estaba muy iluminada y era difícil abrir por completo los ojos. La única ventana que había era la de la puerta. Intenté levantarme, pero algo no se sentía bien. Pude darme cuenta de que había unas correas de cuero alrededor de mi cuerpo que no me permitían casi moverme. ¿Es esto una pesadilla? Sí, eso debe ser. No me gusta este lugar. Quiero despertarme. Si pudiera pellizcarme lo haría.—¡¿Aiden?! ¡¿Alana?! ¡¿Dónde están?! — grité con todas mis fuerzas.Si estoy en una pesadilla, ¿cómo es que puedo tener control de ella?—¿Aiden?Miraba a mi alrededor, no hab&ia