Regresé a casa luego de salir de la universidad y Aiden estaba en la sala cargando a la niña y con dos maletas a su lado.
—¿A dónde vas con la niña? — le cuestioné temerosa.
—Tranquila, no es lo que piensas. Pedí libre en la clínica para que fuéramos a quedarnos en un parador durante el fin de semana. Esta es mi maleta y la de la princesa; falta la tuya. Digo, si es que vendrás.
—¿Esta es tu forma de ganar puntos?
—Ya tenía pensado sacar a nuestra princesa de estas cuatro paredes, pues ella también merece estar en otro ambiente y divertirse. ¿No te gustaría acompañarnos?
—No creas que soy tonta. Sé muy bien lo que estás tratando de hacer.
—Si tanto miedo tienes de pasar tiempo conmigo, significa que aún sientes algo por mí — arqueó una ceja.
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—Mi hermosa Lily. Como te he echado de menos. Cada día estás más preciosa.Esta vez no estaba dispuesto a dar mi brazo a torcer.—No hace falta que me lo digas. Sé perfectamente que soy inolvidable.Sin permitir que se moviera, engullí su cuerpo entre mis brazos y me miró sorprendida. No la siento agresiva o a la defensiva como la última vez.—Tú y yo dejamos algo pendiente la última vez. ¿Ya lo olvidaste? — la encaré.—Suéltame, imbécil.—Tu rencor y odio lo convertiré en amor. Robaré cada insulto, cada suspiro, cada palabra que puedas dedicarme, a puros besos.—¿Qué estás diciendo?—Inténtalo. Anda. Insúltame, suelta todo eso que llevas por dentro, así me das la oportunidad que he estado esperando para besarte. No puedo esperar a que
—Odioso.—Lo dices de la boca para fuera. Por dentro sabes que piensas y sientes algo totalmente distinto.—Iré por Alana. No estuvo bien que la dejaras ahí sola.—Ella está contenta de ver a sus padres juntos. Mírala, está sonriendo y viendo hacia acá. ¿A qué niño no le gustaría ver a sus padres juntos?—No creas que vas a conseguir algo con esas indirectas.—Aunque me toque trabajar mucho, todo lo que quiero lo consigo; prepárate, porque tú eres eso que quiero.Pasar tiempo de calidad con ambas me llena de muchas formas. Hace mucho tiempo no sentía esta emoción, calidez y felicidad. Si ella pudiera tener, así sea una idea de lo mucho que las amo a las dos, no dudaría jamás y nunca de mis intenciones.Luego de divertirnos en la piscina con la niña, subimos a la habitaci&oacu
Nuestro amor desde el comienzo fue puesto a prueba, a base de problemas, dudas y misterio. Muchas veces me cuestioné si realmente Aiden era el hombre indicado para mí, si al final del día todo lo que habíamos sufrido y pasado juntos, valdría la pena. Hoy, habiendo cumplido diez años de casados, puedo dar certeza de que él es el hombre con el que deseo pasar el resto de mi vida. La relación no ha sido perfecta, hemos tenido altas y bajas, pero he aprendido que con paciencia y amor todo se puede. Nuestra hermosa Alana es la niña más hermosa y dulce que pueda existir. Es idéntica a su padre, así como también es locura con él. Tienen una relación muy especial y bonita. Se cuentan todo. Incluso acompaña a su papá a la clínica y le sirve de apoyo a los demás niños. Por otra parte, Aiden y yo decidimos en conjunto la construcción de mi propia clínica veterinaria. Aún falta para que se termine la construcción, pero estoy muy emocionada al estar a punto de cum
“El ser humano posee dos cara como una moneda; la que se muestra a todo aquel que se acerque y la que se reflejaba únicamente frente al espejo”. Natalia Díaz La cárcel es el infierno en la tierra, donde encierran a los seres más despiadados y son sometidos a enfrentar la justicia y pagar por sus atroces crímenes. Al pasar por el cedazo de la justicia y ser juzgado, de ser hallado culpable; deberás cumplir con lo que un juez disponga. A veces eres sentenciado con una pena mínima, mientras que otras veces eres condenado a pasar el resto de tu vida detrás de los barrotes. Es duro, ¿no? ¿Alguna vez has pensado en la cantidad de personas que día tras día son condenadas injustamente sin
—Entiendo cabalmente su dolor, pero le juro que yo no lo hice. —Eso mismo dicen todos los asesinos cuando se encuentran en una situación similar. Piensan que pueden engañar y manipular a todos con sus lágrimas, pero déjame informarte una cosa, doncella. Eso jamás va a funcionar conmigo. Tengo pruebas contundentes con las que puedo hundirte en la cárcel si se me diera la gana y probarle a todos el dinero que pasó tu padre por debajo de la mesa al juez para sacarte de la cárcel. Pero ¿sabes qué? No creo en esa justicia. Las asesinas como tú, merecen algo peor que vivir a costa del pueblo detrás de las rejas, con cama y comida incluida. Por lo que prefiero asegurarme de que pagues con creces todo lo que hiciste. —No sabe lo que dice. Rebecca era mi mejor amiga. Jamás le hubiera hecho daño. ¡Yo no soy una asesina! —El reporte indica que tus huellas estaban en el arma homicida. Incluso en tus uñas había rastro de piel y sangre de mi hermana, como evidencia contund
El camino pareció eterno al no poder ver al lugar que me llevaba. Permanecí bocabajo y quieta con temor de hacer algo que le hiciera enojar. Traté en varias ocasiones deshacerme de lo que sujetaba mis manos, pero era muy difícil, para no decir imposible. El miedo volvió a sacudir mi corazón en el momento que sentí el auto detenerse y su brusquedad para sacarme. Estábamos en una especie de garaje de lo que parecía ser de una casa común y corriente. Salimos al patio trasero y pude darme cuenta de que a nuestro alrededor solo hay árboles, oscuridad, no hay más casas, no hay vecinos, no hay nadie como llegué a pensar. Era mi única esperanza, pero ahora todo se esfumó. Me dirigió a la puerta de madera que da al sótano, la cual abrió con una sola mano y pude confirmar que en efecto de eso se trataba. Era oscuro, muy oscuro y había telas de arañas en las paredes y en las escaleras que bajamos. Encendió las luces, permitiendo que pudiera explorar los alrededores y era espeluznante v
Vi a un hombre bajar las escaleras, a diferencia del hermano de Rebecca, éste no tenía su rostro cubierto. Nunca lo había visto en mi vida. Luce muy joven, tiene su cabello corto y medio rizado. En apariencia podría decir que no creo que tenga más de veintidós años. —¿Qué hay, Aiden? ¿A poco te estás divirtiendo sin mí? Sabía que, si era amigo de ese demonio, rogarle o pedirle ayuda no haría ninguna diferencia. —Ya cállate. —Pobrecita. Parece un pollito mojado. ¿Qué has estado haciendo con ella? ¿Ya te la comiste? Aiden no respondió, solo se me quedó viendo. —Al menos comparte — se detuvo a la altura de mis pies y trató de abrir mis piernas con la suya, pero las presioné. —Déjala. Hacer algo con ella sería como premiarla, pues se nota que acostumbra a cenar hombres de desayuno, almuerzo y cena. —¿No le has hecho nada? ¿De verdad piensas pasar esta oportunidad? ¿No te sientes tentado viendo semejante cena servida? <
—¡Eres un asesino! — le grité aterrada. —Mira nada más; un burro hablando de orejas. ¿Querías que lo dejara? — sacó el cuerpo de encima de mí y lo tiró al lado mío. —¡Animal! —No hice nada diferente a lo que le hiciste a mi hermana. —Estoy harta de decirte que no lo hice. —Y yo harto de oír las mentiras que dices. —Si solo vas a creer lo que se te da la gana, pues mátame entonces — verdaderamente me sentía fuera de sí. Aunque sabía que no debía provocarlo, los nervios me hicieron hablar demás. —Es muy pronto para que pidas eso — lo tomó tranquilo, yo que pensé que trataría de hacerme algo malo. —¿Cuánto tiempo planeas dejarme aquí? —Toda tu vida. Esa noche volvió a rociar agua helada sobre mí con la supuesta intención de limpiar mi cuerpo de la sangre de ese joven. Cada día y noche bajaba a traer más atún y agua. No tenía apetito, la verdad es que no me sentía nada bien. Estaba débil, no me podía