No es ella

Rachel

El paso de los meses nos trajo cosas buenas, como también algunas complicaciones. Me intervinieron a las treinta y seis semanas de gestación, debido a que repentinamente, nuestra hija no estaba creciendo como era debido. El doctor había estado monitoreando mi embarazo frecuentemente, por esa razón decidió pautar la cesárea lo más pronto posible. La preocupación nos agobió demasiado durante ese tiempo, pero luego de tener a nuestra hija Alana en nuestras manos, la preocupación fue cesando, pues notamos que era una guerrera, una niña fuerte y, sobre todo, muy hermosa.

Estuvo internada tres días en intensivo, donde tuvo la atención necesaria. Pese a eso, su estado actual es normal. El doctor nos recomendó que la lleváramos a un neurólogo, pues cuando nació tuvo una pequeña hemorragia en la cabecita, algo que según él y Aiden, a

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